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Columnas y artículos de opinión
Rebeldía legislativa
Luciano Blanco González
2 de octubre de 2020
alcalorpolitico.com
El golpe político que acomodaron 30 millones de ciudadanos mexicanos en el julio del 18, es la base de todo análisis político para medir la fortaleza o debilidad del actual gobierno de la república, que montado en ese parámetro, direcciona sus acciones argumentando que está legitimado para actuar en el sentido que sus fines y programas le requieran, sin más limitación que la ley a la que ha reformado y reforma para ejercer el control mayoritario y absoluto que, desde la cúpula, acciona sobre todos los órganos de poder, incluidos los cacareados órganos autónomos, que por sus actos no son más que sumisos servidores enmascarados de envalentonados adalides defensores del derecho y de la democracia.
 
Aquella cifra magna ya no existe, ha variado no sabemos si para arriba o para abajo, aunque las encuestas que se celebran consultando a los 90 millones de ciudadanos inscritos en los padrones electorales sobre la aceptación o rechazo a la forma de gobernar del maximus continúa siendo arrolladora, otorgándole un nivel de aprobación sin precedente inmediato.
 
Pero los amplios debates y descalificaciones que la vox populi lanza en todas las latitudes y las continuas manifestaciones de inconformidad, nos hacen pensar que existe una enorme diferencia entre lo formal y lo real.
 

Lo formal son las acciones, decretos, leyes, acuerdos y sentencias que los órganos del poder público dictan y ejecutan, haciendo acopio de aquella inusitada fuerza, rebosante de magnificas expectativas cumplidas para unos y malogradas para otros generalmente afectados.
 
Lo real es que no sabemos cómo se va a comportar la fiera social al momento en que tenga la oportunidad de manifestarse para decidir si los partidos del gobierno que conformaron la alianza triunfadora continua en el poder o si elige una nueva vía, porque nadie, absolutamente nadie, es dueño de la voluntad individual de los mexicanos, más que uno mismo, para quien en la intimidad de la urna no hay más presión que la conciencia para expresarse y decidir el rumbo.
 
En esa perspectiva, no hay duda del crecimiento del poder presidencial que se reafirma con intensidad, pero solo dentro de un estrato social que lo adora, lo defiende con pasión y está dispuesto a rifársela con él en las calles, en las urnas y en donde sea pero fuera de ese marco, sus medidas económicas han hecho que no logre penetrar en el ánimo de los otros estratos como las clases madias y en la burguesía nacional.
 

Es cierto los pobres suman más de 50 millones de mexicanos, los cuales aun cuando son beneficiarios en gran número de los programas del bienestar, la derrama no ha sido suficiente y para muchos este apoyo ya no es bandera de ningún partido político puesto que es una obligación del Estado otorgarlos porque ya son una garantía constitucional y quien gobierne del color que sea tiene la obligación de otorgarlos.
 
En ese contexto, no es posible ubicar la continuidad en el gobierno, pero cualquier analista honesto debe de reconocer que el partido del gobierno es el más fuerte y es el enemigo a vencer en la próxima contienda, de ahí que la lucha interna por dirigir ese instituto político se torna interesante, porque de ella puede emanar una apertura importante hacia la sociedad y hacia las ahora minorías que disputan un espacio en los órganos legislativos.
 
El mayor problema del gobierno es la cerrazón con que se conduce hacia todas las demás corrientes de opinión que no comulgan con las estrategias impositivas, y a veces poco serias, y fuera de contexto que revelan falta de aprecio por la ley y a los procedimientos en ella establecidos en una vanidosa intención de mostrar el músculo y la necesidad de tener sometidos a los adversarios.
 

Esa puede ser la razón por la que ya no se reacciona con entusiasmo a las propuestas gubernamentales, la rifa del avión presidencial como todos sabemos tuvo que ser apoyada con una fuerte cantidad de recursos públicos y de la iniciativa privada para salir adelante.
 
La propuesta para que su partido recabara las firmas necesarias para investigar a los ex presidentes fue un movimiento muy desangelado, que mostró que a no ser los obedientes miembros de su partido, nadie más se acercó a las mesas en que se recabaron las firmas, tanto que no fueron capaces de reunir las necesarias para presentarlas al senado.
 
El sorprendente movimiento que organiza Morena para la selección de candidatos para su dirección política, con todos los vicios que pueda arrastrar, es un ejercicio que fortalecerá la cultura popular de la elección, pero los primeros resultados de la encuesta para postular a los finalistas es una lección de lo que la sociedad quiere, una auténtica apertura, por eso votó destacadamente el Diputado Porfirio Muñoz Ledo, una garantía de civilidad, de concordia y de unidad, honesto y capaz a toda prueba que sabrá darle su lugar a cada quien y que será un lazo para crear y fortalecer las relaciones con la sociedad civil, con los demás partidos políticos y con los gobiernos estatales, porque es un hombre de instituciones.
 

En ese camino de la crisis, juegan un papel muy dramático los oídos sordos a todo reclamo externo, como el grito de los afectados por la desaparición de los fideicomisos a quienes, con la extinción de esas figuras jurídicas y dejarlos sin recursos, se condena al desempleo, al abandono de los proyectos y de la investigación científica, al raquitismo en el cultivo fisicoculturista de los deportistas de alto rendimiento, a los afectados por siniestros de la naturaleza como cataclismos, inundaciones y sequias, se golpea la autonomía alimentaria excluyendo al campo con programas, entre otras consecuencias.
 
El consuelo es la discursiva afirmación de que los recursos se seguirán otorgando pero desde la oficina centralizadora de la Secretaria de Hacienda, esta actitud provocó ya una fractura grave en la unidad, el día de ayer inusitadamente floreció una rebeldía interna entre las bancadas de Morena y sus aliados al votar en contra de la intención presidencial de extinguir los fideicomisos, para que científicos, deportistas, damnificados y todo lo que comprenden estas áreas estratégicas del desarrollo, lo que obligara al señor Presidente refiriéndose a la votación contraria “que están en su derecho porque estamos en un país democrático y para que vean que no hay sumisión” y se pronunciara como muy respetuoso de las decisiones de los demás poderes.
 
Ojalá y lo entiendan los valientes defensores de la democracia como Lorenzo Córdoba, quien para congraciarse con “El Señor” no dudó en no otorgar el registro al partido México Libre de Felipe Calderón por la supuesta participación de pastores y sí al partido evangelista aliado electoral, Partido Encuentro Solidario, antes Partido Encuentro Social. Lorenzo para congraciarse da y quita, pero desluce y deprecia a la institución que representa.
 

O el Magistrado Presidente de la Suprema Corte de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo, que argumentando para aprobar la constitucionalidad de la consulta para enjuiciar a los expresidentes de la república como razón principal el darle al pueblo la oportunidad de participar en las grandes decisiones nacionales, pasándose por el arco del triunfo todas las razones legales y de sentido común pues el objeto no tiene razón de ser, ya que la responsabilidad penal o civil de cualquier funcionario está prevista por las leyes respectivas.
 
Pero analizada a fondo la resolución en cuanto a la formulación de la pregunta, si esta fuere vinculatoria (obligatoria) y si la respuesta fuera "no", querría decir ¿que ningún funcionario podría ser sometido a un proceso legal de esclarecimiento?, ¿o si la leemos con detenimiento que querría decir? En este tenor "¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?".
 
La corte de un plumazo le quitó la fuerza y la pasión a la propuesta al excluir del contenido los nombres de los odiados enemigos del Presidente como Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, ahora la pregunta suena bofa y sin sentido.
 

En fin, lo ideal de estas experiencias es que el Ejecutivo, no vaya a radicalizar sus discursos y rompa a regañadientes la sana colaboración que las minorías legislativas que por necesidad y por convicción tuvieron que hacer para no golpear económicamente a las áreas estratégicas.
 
El propósito del Señor Presidente es muy saludable para la nación en cuanto a que la extinción obedecía a la necesidad de allegarse fondos públicos para enfrentar la pandemia que nos asola mejorando el deteriorado sistema de salud y salvar más vidas, ahora el congreso lo está empujando a tomar medidas de las que él estaba renegando como la contratación de deuda, suspensión de las obras prioritarias como el Tren Maya o la refinería de 2 Bocas, un gasolinazo o algo parecido o en el extremo crear nuevos impuestos o aumentar los existentes, cualquier medida que tome de antemano está justificada, pero habrá de pensarlo y preocuparse porque con la Cámara de los Diputados, nos enseñó a ser rezongones y siempre el gran problema se inicia con el primer paso. Por el bien de la causa.