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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Arrogancia y libertad
Miguel Molina
8 de octubre de 2020
alcalorpolitico.com
Como quiera que se viera, la vaina era un galimatías.
 
El Poder Ejecutivo entregó a la Suprema Corte de Justicia un documento que decía: ¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?
 
El trabajo de la Corte era decidir si el texto – que se pensaba usar en una consulta – violentaba la letra o el espíritu de la Constitución. Unos leerán una cosa y otros leerán otra. Lo que yo veo ahí es una pregunta mal planteada gramaticalmente (sobra el "o no", porque nadie habla así excepto quien escribió esa cosa: ¿quieres comer o no?, ¿vamos a la calle o no?, y porque la expresión invita a decir sí o no, pero la gramática es lo de menos por ahora), y una conducta impropia.
 

Lo impropio, me parece, es que alguien piense que se pueden o se deben aprobar a priori investigaciones "de las autoridades competentes" sobre presuntos delitos de personas cuyas identidades se han hecho públicas, "con apego a las leyes". Impropio es, también, que la Suprema Corte de Justicia haya metido la mano (y tal vez la pata) en el asunto, proponiendo otra pregunta.
 
"¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?", corrigió la Corte sin que nadie se lo pidiera. El mismo infierno pero sin diablos.
 
Además de que en lo personal me jode mucho cuando una autoridad o una empresa me habla de tú, me estremece pensar cuáles decisiones políticas de qué actores políticos se van a investigar para garantizar la justicia y los derechos de víctimas de esas decisiones. Vamos a necesitar algo más que una Corte Superior de Justicia para que resuelva el enigma de qué y quiénes y por qué.
 

Pero no me explico qué necesidad tenía la Corte de meterse a corregir lo que tenía que juzgar. No entiendo – porque es mucho lo que ignoro – si la Suprema Corte va a corregir de ahora en adelante los términos de los procesos que le toque conocer. Tampoco sé si habrá algún precedente, porque la vida es breve y la jurisprudencia es mucha. No importa. Se perdió la arrogancia de ser libres.
 
Medicinas: cuántas dosis, cuántos costaron, cuándo se compraron
 
Lo de Veracruz es un cuento de nunca acabar. Otra vez – o todavía – hay desabasto de medicamentos oncológicos. No se sabe si la escasez es general o solamente hacen falta los que se usan en tratamientos pediátricos, pero el caso es que no hay, no hay. Lo que hay es desinformación, porque unos dicen una cosa y otros aseguran otra, pero nadie ofrece datos concretos (hechos, nombres, fechas, cantidades) sobre este problema.
 

Unos prefieren recalentar historias que fueron falsas desde el principio, como la de que les inyectaron agua destilada en vez de medicina a los niños veracruzanos que estaban bajo tratamiento durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, o la de que falsificaron medicamentos y usaron sustancias inocuas o nocivas en terapias a menores. Nada de eso fue cierto, como lo aclaró una investigación oficial en su momento. El medicamento presuntamente falsificado, Avastin, no se usa en la medicina pediátrica, como lo advierte el laboratorio que produce esa droga.
 
El hecho es que no hay medicinas porque no se compraron, y al parecer no se compraron porque no había (la escasez no afecta sólo a México ni es reciente, según un boletín de la Organización Mundial de la Salud fechado hace ocho años). Pero también es un hecho que ni el gobierno federal ni el del estado previeron la magnitud del problema y les ganó el tiempo. Lo triste de los boletines que publican los medios es que no hablan de lo que hicieron los gobiernos sino de lo que piensan hacer.
 
Y no hay mucho detalle. Por ejemplo, la información más reciente sobre los medicamentos para oncología pediátrica fue una entrevista que Radio y Televisión de Veracruz le hizo al gobernador Cuitláhuac García Jiménez (no se puede encontrar ni en el portal de RTV ni en el de Comunicación Social del gobierno del estado), según la cual ya se compraron más medicamentos (¿cuántos, cuánto costaron, cuándo llegan, a quién se los compraron, cuándo los compraron, dónde habrá?). Lo que hay es poco y vago.
 

A fin de cuentas, uno se pregunta si quienes toman decisiones no han logrado pensar qué habría que hacer si algo sale mal, como es el caso, o como fue la epidemia de dengue, y si saben que la gente se muere porque a nadie se le ocurrió pensar que se necesitan medicinas todo el tiempo. A esto hemos llegado.