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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Habrá que ser mejores que el gobierno
Miguel Molina
15 de octubre de 2020
alcalorpolitico.com
Ya sabemos cuáles son los problemas de México: la corrupción, la violencia, la incapacidad, la división que radicaliza cada vez más a los mexicanos, la fe excesiva y la desconfianza extrema en el gobierno. Muchos los han señalado y denunciado sin consecuencias y sin mayores efectos, aunque hay un gobierno que llegó al poder con un número insólito de votos gracias a la esperanza de que las cosas, por fin, iban a cambiar.
 
Pero poco ha cambiado. La corrupción no cesa, la violencia no disminuye, la incapacidad sigue siendo la medida de las cosas públicas, la división se hace más profunda, y la fe y la desconfianza se desorbitan. Todo contribuye a nublar la razón y a enturbiar la vista. Las opiniones se vuelven hechos, y los hechos aparecen y desaparecen según convenga a quien opina. A fin de cuentas, la culpa es del gobierno.
 
Eso no nos lleva a ninguna parte. Queremos dejar de ser dependientes del gobierno, pero no aceptamos la responsabilidad de organizarnos para hacer que las cosas cambien. Si el poder es del pueblo, el pueblo tiene que aprender a ejercerlo haciendo posible lo necesario. Invocar el poder popular sin hacer nada es infructuoso.
 

Queremos que acabe la corrupción de la noche a la mañana y ofrecemos un billetito para que la cosa marche rápido y sin problemas, mi estimado. Y vemos al compadre para que le consiga un trabajo al ahijado. O le pedimos al amigo una recomendación para esto o para el otro, y dejamos diez o veinte o lo que sea por ciento para que nos den un contrato que a fin de cuentas va a ser con precios inflados para recuperar la inversión.
 
Hay quienes piensan que si un policía de un municipio perdido en la montaña acepta dinero del narco o cede antes sus amenazas, la cuarta transformación no sirve, como no sirve si hay un juez venal o un funcionario ambicioso o un diputado torpe lo que sea. Cada uno representa la aspiración del cambio, y basta con que uno falle para que toda la idea del cambio falle igualmente. Pero es un razonamiento al que claramente le falta más de un pie...
 
En todo caso, hemos visto todo tipo de pareceres y hemos escuchado todo tipo de insultos. Lo que no se ha oído es ninguna propuesta seria para organizar a quienes necesitan producir, comprar, vender, ofrecer sus servicios. Se invierte más en financiar protestas o contraprotestas. México merece más que lo le hemos estado dando. Si el gobierno no sirve, habrá que ser mejores que el gobierno.
 

Lo que ya no se debe tolerar (hay respetar a las personas aunque no todas tengan opiniones respetables, y hay que ser tolerante con los intolerantes, pero no con sus opiniones ni sus puntos de vista, decíamos la semana pasada citando a la filósofa española Adela Cortina) es que no vayamos a ninguna parte.
 
Prohibidas las reuniones
 
A partir de este miércoles, a la hora en que escribo la columna, están prohibidas las reuniones de más de quince personas en los espacios públicos, los paseos y los parques, y es obligatorio ponerse cubrebocas (sobre la nariz y la boca, aclaran las autoridades) para entrar y permanecer en todos los establecimientos públicos del cantón de Ginebra.
 

Las multas pueden llegar a treinta mil dólares, aunque las autoridades reconocen que no se puede poner un policía que vigile a cada ciudadano.
 
Pero las nuevas medidas (que no son nuevas, sino son las que estaban antes, cuando la cosa estaba dura) no se limitan a Ginebra – donde tres de cada cuatro infecciones se producen en el entorno familiar – sino que son comunes a varios países europeos que ven venir una segunda ola de infecciones y muertes tras el levantamiento de las restricciones que lograron reducir los contagios. Todos pensaron que ya había pasado lo peor, y lo peor fue que todos contribuyeron a distribuir el mal...
 
En Veracruz, los operadores de viajes turísticos se preparan para reactivar el circuito de los pueblos mágicos.
 

"Periodismo" caro y malo
 
No se hagan bolas. Basta con revisar lo que publican las revistas que recibieron convenios generosos del Congreso de Veracruz para darse cuenta de que ahí hubo mano negra. Doscientos mil pesos por reproducir boletines de prensa en sitios de internet que rellenan sus contenidos con artículos de otras publicaciones es excesivo, aunque sean revistas "dirigidas a las personalidades más importantes del estado y la nación".
 
¿A quién – en el estado o en la nación– le interesa saber qué hacen o piensan hacer los diputados veracruzanos? ¿Quién permite que se pague a portales fantasmas? ¿Quiénes son los dueños reales de esos sitios de internet? ¿Hasta cuando va a durar esto?