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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Y nació después de 27 años
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
10 de diciembre de 2020
alcalorpolitico.com
Molly va a cumplir este 27 de diciembre dos meses de haber nacido. Sin embargo, su existencia data de hace 27 años.
 
Esto, que parece un juego de adivinanza, es una realidad. Molly nació en octubre de este año, pero el embrión vino al mundo a fines de 1992, producto de una fecundación in vitro (FIV) realizada ese año. Como, producto de esa fecundación, quedaron varios embriones, sus padres decidieron contratar el servicio de crioconservación. De hecho, Molly es hermana genética de Emma, producto de los mismos padres, quien nació hace dos años y fue adoptada por los mismos papás que ahora tiene Molly. Curiosamente, cuando Molly nació como embrión, su madre actual tenía un año de edad.
 
La adopción de embriones crioconservados tiene ahora un nuevo récord. Apenas hace unos cuatro años se pensaba que un embrión podía conservarse congelado unos 20 años y ser implantado con un 60 % de probabilidad de nacer. Ahora, los científicos piensan que los embriones pueden mantenerse durante 30 años y ser implantados con éxito en un útero pues «su vida útil es infinita». Esto, si los virus o nosotros mismos no acabamos antes con este mundo.
 

Según el Centro Nacional de Donación de Embriones (NEDC), hay en EEUU un millón de embriones congelados y listos para ser adoptados por familias que así lo deseen. Con Molly han llegado a mil adopciones en 17 años. Y estas familias pueden decidir si quieren o no conocer a los donantes y en EEUU tienen la posibilidad de elegir el embrión entre unas 200 o 300 muestras, según ciertas características de raza, sexualidad y religión (https://www.bbc.com/mundo/noticias-55168693).
 
El tema de la fecundación in vitro ha traído aparejado un problema que ha preocupado a científicos, filósofos y pensadores religiosos. Ahora no se plantea el dilema de si es ética la FIV, sino qué hacer con los embriones que se desechan después de que se ha escogido al o a los más viables para un desarrollo en el útero implantado.
 
A los padres que tienen embriones sobrantes se les ofrecen tres opciones: destruirlos, donarlos para investigación médica, donarlos a otras personas o pagar los 800 dólares anuales para conservarlos congelados. El gobierno norteamericano aporta anualmente entre uno y cuatro millones de dólares para promover la donación de embriones y su adopción.
 

Hace casi cuatro años, una pareja de esposos decidió acudir a la fecundación in vitro. El resultado fue una niña. Ellos decidieron eliminar los embriones sobrantes: «No nos detuvimos a pensarlo para no alargar el proceso», dijo la joven madre. Pero no todos tienen tanta facilidad para tomar una decisión así. Otra pareja recurrió al procedimiento de fecundar unos óvulos donados. Uno fue implantado en un vientre sustituto. El niño nació perfectamente. Pero ahora los papás no saben qué hacer con los otros seis embriones no utilizados, a los que llama «posibles bebés». «Cada vez que leemos la opción “destruir” en el formulario, se me revuelve el estómago. Es como si nuestros hijos futuros aparecieran una vez al año para confrontarnos», afirmó la mamá.
 
«Tras someterse a tratamientos de FIV exitosos, muchas parejas perciben sus embriones como vida humana, lo que hace que sea más difícil para ellos encontrar una solución», explicó una psicóloga especialista en dar asesoría a parejas que recurren a la fecundación in vitro. En el caso de esta familia, decidieron congelar los seis embriones y pagar la cuota anual de 800 dólares (https://www.bbc.com/mundo/noticias-39561808).
 
Otro problema que ha surgido con el proceso de donación y adopción de embriones es que algunas familias de donantes y el mismo Centro Nacional de Donación de Embriones se reservan el derecho de elegir a los futuros padres. «Queríamos una pareja casada. Un hombre y una mujer de verdad. No queremos un solo padre o cualquier tipo de estilo de vida alternativa», dijeron estos padres, quienes entrevistaron a los interesados en adoptar a sus embriones. «Hay mucha gente que piensa: “Tener un hijo es mi derecho”, pero yo no lo veo así. El hecho de que podamos hacer algo desde el punto de vista médico no significa que sea correcto hacerlo», explica el doctor Jeffery Keenan del NEDC (https://www.bbc.com/mundo/noticias-36826648). Esta reserva, sin embargo, ha sido considerada como discriminatoria por diversos grupos.
 

El dilema sigue siendo si los embriones son seres humanos o solo conglomerados de células. «La terminología es muy importante», dice el presidente de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva. «Estos embriones congelados no pueden sobrevivir fuera del cuerpo. Sus células no se han diferenciado ni convertido en feto ni mucho menos gestado y nacido». Otros, aunque opinan que los embriones son seres humanos, no consideran su destrucción como un simple homicidio. Finalmente, hay quienes opinan que un embrión, aunque en potencia, ya es un verdadero ser humano.
 
Ahí están los cuernos del dilema.
 
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