icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Política en la pandemia
Miguel Molina
7 de enero de 2021
alcalorpolitico.com
Así llegamos a otro año, que nos ofrece la ilusión de que algo terminó y de que algo empieza. Pero pocas cosas han cambiado: sobre todo, el Coronavirus y sus mutantes siguen causando enfermedad y muerte, y se esparcen sin remedio por todas partes gracias a los covidiotas y las medidas endebles y tardías que se adoptaron en México y en muchos otros países.
 
Y entonces, durante la pandemia más seria que ha sufrido el mundo, habrá campañas de quién sabe cuántos candidatos a quinientas curules federales, y nadie conoce todavía la cifra de los aspirantes a cualquiera de los veintiún mil trescientos ochenta y tres cargos estatales – alcaldes o diputados o gobernadores – que en teoría se van a someter al voto popular.
 
A ver qué pasa. A ver qué harán. Sobre todo qué harán, y sobre todo en estos tiempos de mal de muchos sin consuelo, con menos recursos y con mayores presiones sociales y políticas, porque en la vida pública muchos terminan sus encargos con la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser, como dijo el otro clásico cuando pudo. Pocos vuelven a la vida que llevaban antes, y muchos de los que se van no van tan lejos: de una alcaldía a la diputación – federal, estatal – o viceversa, o de una senaduría o de algún alto puesto del gobierno federal a una, y eventualmente a otra cosa en la próxima elección, ganen o pierdan.
 

El caso es que habrá campañas. Quienes tengan con qué – candidatos en las capitales y las ciudades importantes y candidatos con padrinos de carteras amplias – van a usar las redes sociales y la internet en general para que la gente los oiga y los conozca aunque sea virtualmente, y quienes no tengan o no consigan dinero para pagar publicidad harán lo de antes, pero menos. Tendrán que encontrar la forma de hacer política en la pandemia. Pero la forma ya no puede ser el fondo.
 
Será imposible escapar del estrépito político. Se verán – o se oirán o se leerán – declaraciones y pronunciamientos a favor o en contra de algo o de alguien. Y las redes, ya de por sí abundantes en infundios anónimos disfrazados de información legítima, se llenarán de ruido y lodo con la estridencia de quienes quieren adueñarse de la opinión pública a como dé lugar, para hacer de la política una actividad todavía más turbia e indecorosa, y han ensuciado el discurso y el debate con retóricas hostiles y maniqueísmos políticos.
 
La intolerancia tóxica será la nueva plaga. Como señala el filósofo Piers Benn en la revista Quillete, "la retórica hostil parece exigir aceptación sólo porque es hostil, y cuestionarla sería una ofensa para las personas hostiles (...) Si uno usa un argumento que también han usado fuentes ampliamente despreciables, mucha gente asumirá que uno está de acuerdo con la mayor parte de las cosas que dice esa fuente".
 

Después quién sabe.
 
Desde el balcón
 
Como ese día hizo frío, me quedé tomando café en la cama y leí lo que escribió el historiador David Olusoga en el periódico The Guardian:
 

En las semanas que siguieron a la muerte de John le Carré, sus palabras se han publicado sin cesar en las redes sociales. En particular, una cita suya se ha vuelto popular: "El nacionalismo es muy diferente del patriotismo, porque el nacionalismo necesita enemigos". Los nuevos enemigos que caminan hacia el patíbulo serán nuestros conciudadanos, nuestras instituciones culturales y aun aspectos de nuestra propia historia.
 
Los culpables llegarán a ser más necesarios que nunca, digo yo.