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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Democracia a conveniencia
Alfredo Ríos Hernández
19 de enero de 2021
alcalorpolitico.com
*Ricardo Anaya “la quiere”
*Campañas anticipadas
*Repunte pandémico
 
Está claro, y de hecho constituye un ordenamiento constitucional preciso y contundente, que quien gobierna un país, es el ciudadano que mayor identidad y respeto debe referir en torno a la legalidad y las normatividades gubernamentales, acatando las leyes vigentes y los ordenamientos que de ella provengan, porque para ello juró ante los Símbolos Patrios y ante el Congreso de la Unión, lo referente a “Cumplir y hacer cumplir las Leyes que nos rigen”.
 

Derivado de tales escenarios, mismos que constituyen protocolos insalvables para quien aspira a gobernar a los mexicanos, es precisamente que el “Primer Magistrado” del país, seguidos de gobernadores, así como presidentes municipales, deben ser los mayormente obligados para respetar y, a la vez, hacer que se respeten las leyes y normatividades que rigen los procesos electorales, por vía de los cuales el ciudadano elige a sus alcaldes, a sus gobernadores y legisladores, así como al mismo Presidente de la República, depositario del Poder Ejecutivo de la Nación.
 
Ya hemos referido en fechas anteriores, que el actual Presidente de los mexicanos fue en el ámbito político el primer activista partidista (y ha sido el único) que en su búsqueda hacia la Silla Presidencial, utilizó la expresión de “ya cállate chachalaca” en respuesta a mensajes o puntos de vista expuestos por el entonces Presidente de la República, en referencia precisamente a que dejara de hacer declaraciones y externar puntos de vista entremezclando temas partidistas y gubernamentales, bien se tiene presente sobre aquellas fechas, que no causó realmente la hilaridad de la colectividad, sino que tal escenario fue calificado como desafortunado calificativo de quien lo externó, comparando al Presidente con un ave “efectivamente escandalosa”.
 
En la actualidad, las autoridades electorales pareciera que no han recibido respuesta apropiada, en torno al tema que hace días le hicieran al Presidente López Obrador, para que cumpliera con los mandatos dictados por el Ley Electoral, en donde se refiere que las autoridades municipales, estatales y federales, deben de evitar todo comentario directo o subliminal en los renglones de obras y servicios, que no sean los vinculados con emergencias, en esos contextos la práctica de las mañaneras obviamente que deberían de ser suspendidas, porque en las mismas se atienden asuntos de todo tipo, así como de todos los renglones, en tanto que no se puede evitar el interés de los medios de comunicación en temas que son ajenos a emergencias y, en los cuales, no se podría evitar las prácticas descalificadoras o de reconocimiento hacia gobiernos anteriores que tienen su origen en partidos políticos diversos.
 

El silencio del Presidente de la República en temas no emergentes, así como en acciones que constituyan “lucimiento o descalificaciones” de instituciones y funcionarios públicos, en tiempos electorales, debería ser un escenario incluso estimulado por quien gobierna un país, avalado y vigilado por el propio Presidente, sancionando cualquier alteración en su debida dimensión, práctica que indudablemente nos brindarían grandeza y prestigio internacional, no como lo recientemente escenificado en los espacios estadunidenses de la Casa Blanca, hecho que lastima al prestigio presidencial, pero que la reacción del Capitolio, por sí misma, dignifica la vida democrática.
 
Debe ser el Presidente de un país, al igual que legisladores, gobernadores así como alcaldes, y no sólo las autoridades electorales, los primeros en respetar, estimular y favorecer la vida democrática, cumpliendo con nuestra responsabilidad para fortalecer la actividad política del país, porque lo contrario aplicado en base a las artimañas, se convierte indudablemente en escenarios que, de manera histórica, han deteriorado la imagen de las cúpulas del poder, hoy auto identificadas como “La Cuarta Transformación”... Ya veremos en qué termina la historia actual de nuestro país que es realmente una tierra de volcanes.
 
Lo que se lee
 

No originó mucha sorpresa el mensaje en las redes de internet, mismo en el que Ricardo Anaya Cortés, refiere que habrá de buscar ser candidato a la Presidencia de la República para el 2024, lo que constituye un reflejo de la intensidad que se habrá de registrar tanto en el próximo proceso electoral, como para el siguiente, que es al que se refiere en su “auto-destape” el que, “alguien calificaba” como “Ricardín Canallín”... ¿Lo recuerda Usted?
 
De lo que no existen dudas es que Don Ricardo Anaya, es un aspirante presidencial que, ya con su experiencia, así como su habilidad de exposición, para ningún otro aspirante a candidato azulado habrá de resultará cómodo y, tanto así, que con marcada anticipación difunde su “auto-propuesta” como precandidato... Reflejos del águila “sabedora de lo que son sus alas”.
 
Lo que se ve
 

Mientras funcionarios del Instituto Nacional Electoral, de hecho ya han de registrar afectaciones en las cuerdas vocales, de tanto repetir que el proceso electoral tiene reglas y, que éstas prohíben realizar actos de proselitismo antes de lo reglamentado, por todas partes se inicia la difusión de nombres así como las referencias de simpatías, que llevan olor a precampañas, tanto de grupos de simpatizantes como de aspirantes, promoviendo con abierta difusión a sus respectivos “gallos”, al tiempo que esos mismo “gallos” prácticamente ya actúan como si de verdad fueran candidatos... Claro que no es historia nueva pero de que ya se registran precampañas y, casi hasta campañas, ni dudas caben.
 
Lo que se oye
 
En el transcurrir de los últimos días, las cifras de contagios en México, han registrado impresionante incremento de nuevos afectados cotidianamente, tanto así que del viernes pasado para ayer lunes (durante tres días) las autoridades sanitarias del gobierno federal, reportaron incrementos cotidianos preocupantes de nuevos contagios del COVID-19.
 

Paralelamente a tales reportes, muchas regiones del país están abandonando la tendencia hacia la baja, para volver a sembrar la angustiante preocupación de los rebrotes, lo que constituye un claro indicador, de que los protocolos para calificar los niveles de movilidad ciudadana, aparejado a la actividad económica, no se encuentran realmente entrelazados con apropiadas tácticas aplicadas en tales determinaciones, referencia ineludible de que las estrategias gubernamentales, que en parte se dictan en el centro de operaciones de la capital del país, se practican sin una clara posibilidad de que dicha movilidad de la población, no otorgue curso a los peligrosos y angustiantes rebrotes.
 
La tesis periodística referida, se sustenta en que en los escenarios de hoy, desde el punto de vista de lo epidémico, los riesgos y efectos son semejantes a los que se registraban en los ámbitos del semáforo en rojo, tanto así que persiste creciente preocupación, misma que es originada precisamente por la viable cercanía de una nueva etapa de escasez en centros de asistencia médica, incluso se habla sin clara confirmación, que nuevamente ya existen clínicas casi al tope de su capacidad operativa.
 
Sobre el panorama que vuelve a vislumbrarse, indudablemente que una parte de la población refiere irresponsabilidad, pero de igual manera otro tanto de culpa lo comparten las autoridades, que no han encontrado la forma de evitar que determinados sectores de la población actúen al libre albedrío, sin prestarle la menor atención a las nuevas normatividades... Me resisto al uso de “nueva normalidad”, porque lo pandémico y sus efectos “no son escenarios normales”... Ahí la dejamos.