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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Polémicos escenarios
Alfredo Ríos Hernández
28 de enero de 2021
alcalorpolitico.com
*Se agotan los féretros
*Gel... riesgoso producto
*El reposo presidencial
 
De acuerdo a percepciones dentro y fuera de nuestro país, México, tanto por el número de contagios que está muy cerca de oficialmente alcanzar los dos millones de agredidos por la pandemia, así como por las estadísticas sobre fallecimientos, que ya rondan cifras que pronto serán superiores a los 160 mil, constituyen datos que, en círculos internacionales, permiten evaluar y calificar a nuestro país, como una de las regiones que reflejan menores niveles de eficacia, tanto en el renglón de la contención de los contagios pandémicos, como en lo referente a la dudosa calidad en la atención que se presta a pacientes agredidos por la pandemia.
 

Pero tales análisis en realidad no resultan extraños para los mexicanos, quienes tienen claro que incluso en el marco de los países con mayor porcentaje de contagios y lamentablemente de fallecimientos, México no fue de los primeros en efectuar contrataciones para adquirir las vacunas, prueba de ello es que mientras en los Estados Unidos el programa de vacunación es notoriamente masivo, utilizando incluso estadios deportivos para que familias enteras sean vacunadas sin bajar de los vehículos, agregando a ello que se puede vacunar todo el que lo solicite, incluyendo a cientos de mexicanos que han cruzado la frontera del norte, específicamente para tal finalidad, y así, al tiempo que tales escenarios se van incrementado en tierras norteamericanas, en nuestro país en dichos renglones está aconteciendo todo lo contrario.
 
Las referencias de lentitud en programas de salud para los mexicanos, que en la actualidad se registran, lamentablemente no resultan extrañas, porque desde el inicio de la nueva administración federal, el desabasto y las fallas en el renglón de servicios médicos que presta el sector oficial, desafortunadamente se hicieron presentes, incluso en áreas como las destinadas para la atención de niños afectados por el cáncer, ineficacias que originaron severos reclamos de indignación al interior del conglomerado social, estilos fallidos en el marco de salud pública, que en el mismo sentido se fueron detectando en los programas para frenar y reducir la pandemia, inclinaciones hacia la monopolización con rangos de intereses más políticos que de salud pública, referencia que desde el inicio del actual régimen ha originado severos problemas, en tanto que por su naturaleza constituyen ámbitos de elevado riesgo para los mexicanos.
 
Aquellos hechos y sus consecuencias, incuestionablemente quedaron plasmadas en los medios de comunicación, al igual que en la memoria colectiva, al informar que los medicamentos relacionados con el bienestar de personas agredidas por el cáncer, sobre todo niños, se agotaron en una gran cantidad de hospitales dependientes del gobierno, panorama que duró meses y que, después de un largo trecho de reclamos, se reinició tibiamente una mejor atención que paliara dolor y riesgos entre los angustiados pequeños y sus familiares.
 

En fin, la pandemia que hoy nos acecha y angustia, está dejando una historia testimonial del colectivo social que, de manera natural, obligará a las nuevas generaciones a referir el histórico reclamo del “nunca más”.
 
Sin embargo, para otorgarle validez pragmática al concepto de “nunca más”, primero deberemos superar las constantes acechanzas pandémicas que nos rondan, que nos circundan con tales extremos que cerramos las ventanas de nuestras viviendas, que vivimos acuartelados, afines a nuestro natural instinto de sobrevivencia y, al menor estornudo, nos aparece en nuestro interior el auto-cuestionamiento de ¿si será el coronavirus?...
 
Nunca en el transcurrir de las actuales generaciones, habíamos experimentado tanta incertidumbre ya no sólo por nuestro nivel de salud, sino por nuestra propia vida, escenario que se trasforma en más preocupante cuando pensamos en nuestros mayores y en nuestra descendencia, unos (nosotros los viejos) con bajas esperanzas si resultan contaminados, otros, los jóvenes, se puede leer en su mirada la angustia para proteger a los mayores y, a la vez, para proteger a su descendencia.
 

Esos escenarios de preocupación que se transitan al interior de las viviendas de los mexicanos, se antojan muy diferentes a los que se plantean cotidianamente en la voz solemne e impositiva del sector gobernante, que dicta cátedra sobre qué hacer para salvar la vida, muchos lo han hecho al pie de la letra y, pese a ello, muchos han perdido la vida.
 
El tema en referencia, toma mayor nivel de atención, cuando trascienden comentarios en el sentido que, muchos mexicanos muertos en casa como resultado de la pandemia (se habla de miles) constituyen defunciones probablemente no registradas como decesos vinculados con el Covid-19, por parte de las autoridades federales, lo que podría representar un elevado porcentaje, comparado con las que oficialmente son difundidas por el sector oficial.
 
Pero por hoy la historia es semejante a la de prácticamente hace un año, cuando iniciaba la pandemia y nos preparábamos para afrontarla, pero por los resultados, todo indica que la preparación recibida de las autoridades no le resultó apropiada ni a la propia estructura gubernamental.
 

Lo que se lee
 
Una anécdota sin igual que, sin lugar a dudas, pasará a formar una referencia para la historia, la constituye el anuncio difundido por las empresas funerarias del territorio mexicano, en el sentido que por la exagerada demanda de servicios funerarios, dichas empresas están a punto de agotar la existencia disponible en lo relativo a féretros, apunte que por sí mismo origina escalofríos al interior del conglomerado social, pero que la sociedad deberá entender lo natural que resulta, el que todo ramo empresarial, le preocupe su respectivo renglón de actividad y, las compañías de servicios funerarios son empresas cuyos impulsores se han esforzado toda la vida para su sano desarrollo financiero, que también representa a nivel global una muy significativa fuente de empleos y que, al disminuir su actividad por la carencia de los productos que requiere para brindar sus servicios, no sólo les afectará económicamente, sino que también originaría molestias entre los demandantes de sus servicios, mismos que registrarían como secuela el desprestigio y la descalificación en la capacidad y niveles de atención.
 
Referencias inenarrables las originadas en los marcos de los mortales escenarios pandémicos, mismos que ocuparán espacios significativos en la historia de nuestro país.
 

Lo que se ve
 
Que en Estados Unidos se dictó una alerta a la población, en torno al uso de los desinfectantes de manos que se comercializan en el territorio mexicano, en tanto que se ha detectado que en su gran mayoría contienen el riesgoso tóxico identificado como etanol, el cual origina efectos mortales si se ingiere tanto por pequeños, como por adolescentes e incluso adultos.
 
El hecho, debe ser reconfirmado por las autoridades mexicanas, mismas y en un descuido, podrían resultar responsables de los peligrosos efectos de un producto que, el propio gobierno instruye sobre su uso, como norma invariable a las puertas de centros comerciales y de servicios en lo general, e incluso como un producto del que se debe de disponer al interior de los vehículos, al igual que al interior de los hogares, hábitat natural y permanente de los menores de edad.
 

Debe quedar claro que si se llegaran a detectar intoxicaciones entre la población mexicana, originadas por el gel en referencia, las autoridades correspondientes habrán de ser señaladas como corresponsable de tales desenlaces, por lo que es de urgencia que quienes gobiernan en municipios, entidades federativas y el mismo gobierno federal, atiendan de inmediato el tema en referencia.
 
Lo que se oye
 
Que el presidente López Obrador “está bien y estable”, es la información parca que de manera simple y hasta con gesto apresurado, se refirió en los espacios del Palacio Nacional, en el transcurrir de “las mañaneras” luego de casi 48 horas de haber sido recluido para ser atendido médicamente, precisamente en las habitaciones palaciegas que constituyen la sede del Poder Ejecutivo Federal de los Estados Unidos Mexicanos.
 

Hasta ayer al pardear la tarde, lo único que se sabía era eso, escenario que contradice el estilo del gobernante mexicano, quien habitualmente informa y efectúa evaluaciones de manera pública, hasta en niveles de exageración, por lo que ya son muchos los mexicanos que empiezan a especular sobre la salud del Presidente, obviamente en sentido contrario a lo que escuetamente se expone en “las mañaneras”, fermentándose con ello la generación de rumores obviamente contrarios a lo que se ha expuesto por funcionarios en torno a la salud del Presidente Andrés Manuel López Obrador... En el viejo refranero del pueblo mexicano, una de las expresiones más socorridas por la población es la que advierte: "No hagas cosas buenas que parezcan malas”... Y yo le agregaría: “Ni malas que parezcan buenas”.