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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Escalofriante criminalidad
Alfredo Ríos Hernández
9 de febrero de 2021
alcalorpolitico.com
*¿Transformar o recuperar?
*Insuficientes vacunas
*La tragedia nacional
 
Y de qué serviría ampliar y perfeccionar leyes destinadas a brindar mayores beneficios para las mujeres mexicanas, si las leyes actualmente vigentes, con menores exigencias, nunca han sido realmente acatadas por todos y, por lo mismo, no se reflejan en un mayor bienestar de quienes conforman el mayor sector ciudadano en nuestro territorio nacional.
 

En verdad frente a los feminicidios y todos los delitos contra mujeres claramente tipificados en nuestras leyes, no se ha instaurado un real muro de contención que frene tales prácticas aberrantes, tanto así que mujeres (incluyendo a menores de edad) forman parte de un enorme listado escalofriante de crímenes y atentados, lo que es resultado de la indolente y repudiable inexistencia de medidas de contención, mismas que efectivamente resulten claramente notorias en el territorio nacional en lo general, lo que de hecho y como resultado de la ineficacia, ha generado permanentes escenarios de acoso en rangos criminales, que atentan contra la seguridad del sector femenil, sin que hasta la fecha exista efectividad real para su contención que debería ser notoria y notable.
 
Permanente en los diversos medios de comunicación, día tras día se informa sobre hechos que atentan contra las mujeres mexicanas, incluyendo a incontable número de menores de edad, escenarios de terror que sólo es factible en los marcos de una sociedad apartada del imperio de la ley, que al mismo tiempo es alentada por la incompetencia e incluso monstruosa tolerancia, por parte de los sectores tanto de seguridad como de administración de justicia, lo que no es nuevo, pero que sigue registrándose precisamente por sistemas de seguridad endebles y una administración de justicia reducida por el influyentísimo, la corrupción o simplemente la dejadez.
 
La escalofriante impunidad en relación a tales hechos criminales, queda claramente confirmada ante los escasos resultados sobre escenarios violentos y de explotación sexual, cuyas referencias se encuentran en archivos que constituyen la confirmación documental, tanto por su número como por los hechos registrados, que por sí solos y por su propio volumen, constituyen estrujante constancia que en el renglón de administración de justicia, México no podría ser ubicado como un ejemplo a seguir en el concierto internacional de las naciones, que no fuera precisamente para mostrar la ineficacia sobre un tema, que por sus propias características, es considerado como una aberración que enloda toda referencia sobre atención pronta y expedita en torno a escenarios delictivos.
 

Claro tienen los mexicanos, que en espacios gubernamentales priva el estilo de “presumir” la reducción del número de feminicidios, cuando aparentemente decrecen los escenarios en referencia, pero sin poder evitar una realidad en la cual se refleja que siguen siendo miles las víctimas, sin que la sociedad pudiera entender el tema sobre “qué tanto es tantito”, o cuándo y cómo debemos calificar como “aceptable” el número de feminicidios y agresiones en general contra mujeres, que de siempre habrán de conformar hechos aberrantes, contrarios al bienestar que debe privar en todo colectivo social, incluyendo los siempre evadidos temas relacionados con la explotación y el tráfico ilegal y perverso de menores de edad.
 
La muy difundida transformación en los marcos gubernamentales actuales, no refleja con avances sólidos y notoriamente cimentados en los renglones sobre la explotación, e incluso aniquilación de niñas y mujeres, hechos que no son ajenos al pasado, pero que de la misma forma persisten en un presente pregonado como transformador, pero que al final de más de dos años de su existencia (lo que ya es más de un tercio de su administración) refleja que en el renglón de inseguridad, si no estamos igual que antes, podría ser que nos encontremos en espacios más complejos que obscurecen las esperanzas de la colectividad, máxime cuando a los problemas que provienen del pasado hoy se agregan los referentes a una pandemia criminal y hasta la fecha ínfrenable, así como significativos declives en la actividad económica que resultarán muy complejos de superar en lo que resta del actual sexenio, escenario laboral que de la misma forma reduce las posibilidades de ingresos para indescifrable cifra de mexicanas, muchas de ellas pilares del sustento familiar.
 
Lo que se lee
 

Debe reflexionarse con serenidad el complejo sendero del México de nuestros días, mismo que “por una u otra causa” ha otorgado curso a una economía decreciente que, por su propio declive, agudiza la escasez y debilidad de fuentes laborales y de bienestar, lo que como efecto directo otorga curso a mayores problemas de rangos delincuenciales, mismos que de siempre se han incrementado de la mano con el desempleo, con el cierre de oportunidades que insistimos, se ha vuelto a disparar en México como uno de los muchos efectos colaterales de la pandemia.
 
Ante tales rumbos socioeconómicos, habrá que pensar de manera institucional, ya no en la aplicación de una transformación en el país, porque la pandemia y sus negativas secuelas contra la vida, la productividad y las fuentes laborales, nos obligan más que a “una transformación” a la búsqueda de una recuperación de lo perdido, todo ello al margen de que los familiares y amigos que perdieron la vida, constituyen un tesoro que resulta irrecuperable.
 
Lo que se ve
 

Hoy debemos preocuparnos en primer término en los que seguimos vivos, primordialmente quienes se encuentran dañados en su salud por el coronavirus, así como también, con rangos de emergencia, dirigir la mirada hacia quienes siguen siendo cotidianamente debilitados en rangos económicos (empresarios y trabajadores) lo que afecta desde el poderoso industrial hasta el más modesto de los changarros, desde el afamado profesionista, hasta el esforzado trabajador del campo, de factorías, al igual que de empresas grandes y pequeñas en lo general...
 
En síntesis: En los niveles gubernamentales debieran mostrarse preocupados y ocupados en el renglón productivo de manera integral.
 
Hoy también es obligado dirigir la mirada hacia los menores o jóvenes que perdieron el amparo de sus padres, así como de los padres que perdieron a su hijo... Porque son tiempos de solidaridad y de acciones gubernamentales más realistas y eficientes... Hoy debemos de preocuparnos de frenar por vía de la apropiada distancia y los antivirales realmente efectivos, incluyendo las vacunas, el trágico trote de la pandemia, para lo que debemos aplicarnos en lo que no fuimos oportunos: Comprar inmediatamente los suficientes millones de vacunas, lo que debimos realizar desde meses atrás, pero que la infructuosa necedad superó la urgencia e incluso el reclamo de millones de mexicanos.
 

Lo que se oye
 
La tragedia nacional lo es el que mientras el oxígeno se escasea y se encarece, al igual que las vacunas, los mexicanos dañados en sus pulmones mueran por asfixia, todo originado porque ante la falta de previsión, no se ejecutaron acciones oportunas en los espacios gubernamentales, tanto para equipar apropiadamente los suficientes centros médicos asistenciales, como para adquirir en tiempo y forma por lo menos 250 millones de vacunas de diversos laboratorios, que nos permitieran vacunar a todo el pueblo mexicano e incluso a extranjeros que se encuentren en nuestro territorio, de manera mucho más rápida y multitudinaria, sin tantos enredos, ni listados solicitando ser vacunados, sino difundir decenas de puntos de vacunación en cada municipio y proceder oportunamente inmunizando a la población, todo ello bajo la responsabilidad del sector salud, sin la intervención de grupos ajenos a la ciencia médica, que pudieran ser de alguna forma referencias de propaganda partidista, lo que resulta dramáticamente lamentable ante lo que ello representa.
 
Los hechos de aciertos y desaciertos se encuentran claramente frente a la sociedad, habrá quienes los pudieran “modificar” intentando “defender lo indefendible” o “dañar lo in-dañable”, pero los escenarios de la “cruda realidad” se encuentran frente al doliente pueblo mexicano, millones esperanzados en recibir la vacuna antes de que el tiempo de espera les pudiera resultar fatal... Esa es hoy la realidad frente a nuestro entorno, lo demás constituye parte del pernicioso rejuego de intereses, para mantenerse y prolongar “estilos personales” como normas invariables e impositivas para el ejercer el poder...
 

Hoy es marte: “no te embarques”.