icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
¿Desgastadas las mañaneras?
Alfredo Ríos Hernández
17 de febrero de 2021
alcalorpolitico.com
*La sobre exposición sí daña
*INE: Complejo reto electoral
*La pandemia y las casillas
 
Muchos son los comentarios que se escuchan y se difunden (incluso en reconocidos medios de información) en los que se plantea “el acatamiento al silencio” que reflejan los funcionarios de alto nivel, los cuales se desempeñan en el entorno del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quienes de hecho, no se podría asegurar que actúan en los marcos de la libertad de expresión, ello, pese a que en ocasiones sus exposiciones de manera notoria no representan argumentaciones coincidentes con la realidad, e incluso en lo referente a datos y cifras, algunas de ellas no cuadran en los espacios de las matemáticas, lo que se presta a confusiones entre los diversos sectores de mexicanos, sobre todo en aquellos vinculados con el tema en referencia.
 

La excesiva exposición frente al micrófono y la resistencia para tener a la mano (como dicen los expertos) una “memoria de papel”, conduce a todo expositor “sobre expuesto” cotidianamente frente a cámaras y micrófonos, hacía la imposibilidad de atender con real eficacia, cada uno de los muchos cuestionamientos que, por decisión propia y de manera cotidiana, se ve precisado el Presidente mexicano a responder o simplemente abordar para tratar de evadir la respuesta, sea porque no la tiene en la mente o porque, a bote pronto, intuye que el tema le podría resultar singularmente comprometedor.
 
Y pese a que no todo lo contesta, los expertos en comunicación que son muchos en el territorio mexicano, ya advierten que ese desgaste cotidiano al que se auto-expone el Presidente, ha iniciado la acumulación de un peso específico entre los integrantes del colectivo mexicano, que podría dar curso tanto por la saturación de exposiciones cotidianas, como por las imprecisiones sobre determinados temas, hacia un desgaste significativo de la imagen presidencial, más que nada en los núcleos emergidos de ámbitos universitarios y financieros, así como en los espacios de la función pública, incluso al interior del propio sistema gubernamental, donde el Presidente es y debe ser tradicionalmente el líder.
 
Y es que ese “liderazgo” no se adquiere sólo con portar la banda presidencial, sino que es el fruto de una tarea cotidiana de quien nos gobierna, que por su propio nivel debe cumplir con una de las “reglas de oro” que obliga al Presidente no sólo hacia el sendero de “actuar como Presidente”, sino de la misma forma y en notables dimensiones reflejar con claridad “que es realmente un buen presidente”... Ser y parecer constituyen características de las que no se debe desprender un mandatario de un país, e incluso tampoco es apropiado que de ello se desprenda un presidente municipal, o un gobernador de cualquier entidad.
 

En ese marco de reflexiones, que de ninguna manera deben ser calificadas como ociosas o intrascendentes, se debe agregar que en todo escenario del ser humano, en todo contexto social, la “sobre – exposición” puede resultar negativa para quien la practique, incluso hasta los actores del mundo de los espectáculos más afamados, instintivamente y para su propia autovaloración, se cuida de la excesiva exposición ante el colectivo social, ello por sobre el hecho de tener claro en su mente, que será blanco de la admiración y del aplauso, pero sus asesores deben tener claro que, “la sobre exposición” ante la colectividad, no sólo genera aplausos e imagen de atracción popular, sino que también a ello se debe agregar el costo del desgaste, al que conlleva el exceso de exposición frente a las cámaras y ante simpatizantes.
 
Quienes hemos sido jornaleros en los medios de comunicación, por la propia experiencia entendemos con claridad, lo que representa de negativo para un funcionario público (cualquiera que sea) el excederse al programar ruedas de prensa ya no digamos cotidianas, sino que dos semanales en realidad representarían muchas, porque la medida de lo apropiado si se quiere ser consecuente con los medios de comunicación, bien podría ser una al mes, al margen de las que se pudieran realizar con el clásico apunte identificado como “entrevistas de banqueta”, cuando se acorrala a un gobernador entre varios reporteros colocándole (con todo y los empujones de los elementos de seguridad y de otros compañeros) la grabadora frente al rostro, para que nos otorgue su opinión (por ejemplo) de los lamentables hechos protagonizados por cuerpos estatales de seguridad, para desintegrar la policía municipal de Orizaba.
 
Pero tales encuentros entre reporteros y funcionarios de elevado nivel, son esporádicos, e incluso algunos de ellos estimulados (por abajo del agua) por los propios funcionarios públicos, urgidos de abordar algún tema en especial.
 

Sobre tales escenarios la experiencia refleja que existen operativos al interior del cuerpo gubernamental, para que un funcionario público resulte “casualmente entrevistado” al llegar o salir de un evento, esos escenarios los hemos vivido los reporteros de todos los medios de comunicación, incluso (insisto) avisados con anticipación: “Ponte abusado Alfredo, porque el señor Gobernador, al salir del evento y antes de abordar el vehículo, realizará declaraciones a los reporteros”... Ese tipo de alerta la recibimos incontable número de veces los reporteros y siempre se logró aceptable información.
 
Bien valdría la pena para el actual presidente de México, Don Andrés Manuel López Obrador, se asesorara sobre el tema de las mañaneras con elementos de medios de comunicación, expertos y honorables, con la idea de valorar si tales escenarios ya rutinarios lo benefician o lo desgastan, probablemente con opiniones de “viejos lobos de mar” en la materia y honorables en sus exposiciones, el Presidente asumiría los estilos que practicó como aspirante presidencial y que mucho le sirvieron, que no son precisamente los que en la actualidad se ponen en práctica.
 
Lo que se lee
 

Siempre ha resultado de niveles complicados integrar los equipos de ciudadanos que, el día de la elección, despacharán como funcionarios de casillas electorales, ello porque es una tarea tanto interesante al igual que agobiante, así como de especial y elevada responsabilidad, lo que se entiende porque aparte de instalar la casilla, cumpliendo con las normas establecidas por la Ley, para luego activarla y al final de la jornada realizar el acta correspondiente, con todos los requerimientos legales que sobre ello priva, constituye una rutina electoral que, por sus propias características, registra efectos singularmente emotivos entre quienes se encuentran responsabilizados para ejecutar dicho proceso.
 
Precisamente por tales características y las dimensiones de la responsabilidad ciudadana que ello representa, el Instituto Nacional Electoral, representado en el distrito cordobés por el ameritado funcionario electoral Don Indalecio Santiago Gerónimo, distinguido profesionista incuestionablemente dotado de una cultura electoral y democrática, realmente sobresaliente y motivadora, desde estas fechas aplica todos sus conocimientos para que conforme a las normas y leyes vigentes, sean seleccionados, capacitados y formalmente designados, cada uno de los funcionarios de las múltiples casillas electorales del distrito cordobés, mismo procedimiento que de igual forma se aplica en cada uno de los pueblos y ciudades que conforman nuestro país, como es el caso del Estado de Veracruz, en donde ya se advierte que existen nuevos retos a vencer para tal tarea, en tanto que en varias regiones se detectan ciertos problemas para la integración de las casillas electorales, ello derivado de los efectos directos e indirectos de la pandemia, que trastoca la tranquilidad y el desarrollo del país, efectos que incluso siembran cierta preocupación entre ciudadanos para formar parte de una casilla electoral, que por las propias características de una elección, podrían estar expuesta a ciertos niveles de contagio, máxime cuando se sabe de la existencia de personas asintomáticas, que incluso sin saberlo podrían contaminar los entornos donde se encuentren.
 
Ése enemigo invisible del coronavirus, habrá de representar un reto tanto para la selección, como para la capacitación y correcta operación de funcionarios de casillas electorales, nueva complejidad que se suma al nuevo proceso electoral, escenarios sobre los cuales, aún no se tiene experiencia en ámbitos de un proceso de elección, pero se confía en que el INE, habrá de encontrar las fórmulas correctas para superarlos y, cumplir exitosamente su cometido de frente a la historia... Que no queden dudas sobre ello.
 

Hoy me extendí en dos temas, pero ya nos disciplinaremos para la próxima entrega, sólo me resta desearles un excelente miércoles.