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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
La comunidad ideal platónica
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
20 de mayo de 2021
alcalorpolitico.com
En artículo anterior escribí que Aristóteles y Platón difieren en su concepción acerca de lo que es el Estado, entendido no como el gobierno sino como la comunidad de los hombres libres.
 
Platón parte de la concepción del Estado como un todo compuesto por diversos órdenes, producto todos ellos de la incapacidad del individuo para satisfacer todas sus necesidades vitales. De ahí, dice, surge la división natural del trabajo: unos procuran los alimentos, otros comercian, otros son artesanos (obreros), etc. Pero estos estamentos sociales, dejados a su absoluto antojo, pronto se ven envueltos en conflictos. De ahí surge la necesidad de una fuerza que los controle. Y ahí aparecen los «guerreros», de entre los cuales se escogerá a los mejores para ser los gobernantes que tomarán el control y la dirección del pueblo.
 
Esta aristocrática oligarquía militarizada estará, pues, al mando del pueblo y de ahí derivará toda la forma de organización social. Y entonces nos ponemos a temblar...
 

En primer lugar, dice Platón, la educación estará en manos del propio gobierno, y de ninguna manera será definida ni orientada por nadie más. Y ahí van algunos ejemplos de este modelo (y conste que no estamos hablando de Esparta, sino de la culta Atenas). Por principio, dice, debe evitarse que los niños lean o escuchen historias cruentas y sangrientas, como las que cuenta Homero. Nada de Caperucita roja y del lobo y los marranos, etc., Nada de conocer los amoríos de Zeus y sus conquistas, nada de historias de cobardes ni de mentirosos. Solo escenas y cuentos edificantes, en los que se exalte la veneración a los dioses impolutos y castos... Si se enseña a los jóvenes ejemplos de vicios, se alimentarán, como el ganado, de malos pastos y pronto se va fomentando el mal y la degradación.
 
Luego viene que toda forma de arte debe ser controlada: teatro, música, escultura, pintura, mediante los cuales se deberá infundir en los niños los ideales de seres valientes, honestos, prudentes, libres y reverentes con sus dioses. Lo cual, en verdad, no estaría tan mal, pues así se evitaría tanta inducción a la violencia y corrupción proveniente de la tele, el cine y los ejemplos de los políticos y delincuentes, si no fuera porque gobierno que empieza controlando lo funesto termina por adueñarse de todo: contenidos, mente y voluntad. Que, para esto, ya tenemos suficientes ejemplos históricos en Alemania y España, y actuales en Nicaragua, Venezuela, etc.
 
Luego Platón hace referencia a la eugenesia. En este mundo ideal (para él y para otros alucinados) se debe depurar la raza. Para esto «Tan frecuentemente como sea posible deben unirse los mejores hombres con las mejores mujeres, y lo más raramente posible los defectuosos con las defectuosas. Los hijos de los primeros deben ser cuidados; los de los otros, no, para que se conserve el rebaño a su altura». Y vote en las elecciones exactamente como el «pastor» le indique y ordene...
 

Y luego Platón va con el fundamento germinal del pueblo: las mujeres y el matrimonio. Para él, en su comunidad ideal los guerreros ni deberán casarse ni formar familia ni procrear y tampoco tener bienes personales. Eso sí, tendrán libre comunidad de mujeres y de bienes. La familia y la propiedad privada solo serán derechos de las clases inferiores: productores y campesinos. ¿Y los demás? Abstine et sustine: Abstente y aguanta. Y amén.
 
Claro que esos guerreros (gobernantes), soldados ínclitos y puros como el que más, tendrán que ser sometidos una educación estricta. No tanto como la practicaban los espartanos, que a niños débiles los tiraban a la basura y a los fuertes los mantenían en cautiverio (incluso sexual) hasta los 30 años, en que ya les permitían el sexo heterosexual y los dedicaban por exclusivo a la guerra. Platón señala que los guerreros deben ser sometidos a una ascesis monástica: nada de comilonas y excesos, nada de consentimientos y tolerancias, nada de melindres médicos y delicadezas con heridas y enfermedades. Todo será disciplina, aguante, resistencia. El que sirve, que sirva y el que no, al basurero.
 
Y el que sirva mejor será parte de la élite gobernante. Se le educará con esmero en la gimnasia y en la ciencia: cinco años de estudio de matemáticas, filosofía (¡a los soldados!), astronomía, arte, lógica (¡¿a los políticos?!)... Luego, 15 años de servicio en altos cargos y, finalmente, a los 50 se retiran a «la contemplación del bien y a prestar servicio superior al Estado con sus grandes ideas» (¡sic!).
 

A esto, que se ha dado en llamar «comunismo primitivo» de Platón, se opuso Aristóteles a quien se le reveló lo insensato de la propuesta, catalogada de utopía. En estos tiempos se la denomina «distopía», esto es, una sociedad imaginaria indeseable bajo un poder o ideología totalitaria, causante de alienación humana.
 
Hay quienes aún la sueñan...
 
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