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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Pendiente transformación
Alfredo Ríos Hernández
17 de junio de 2021
alcalorpolitico.com
*Trump... Vuelve al muro
*Se militariza la seguridad
*Escándalo en jarochilandia
 
Lo cierto, lo real, lo que nadie puede, con fundamentos sólidos, desmentir, es que los actuales sistemas de seguridad que imperan en tierras veracruzanas, incluyendo a las fuerzas federales que participan en operativos contra el crimen, no han logrado los niveles de seguridad anhelados por la colectividad, tanto así que los escenarios de violencia e ilegalidad conforman parte de una obscura rutina, en la que se practican todo tipo de atropellos contra los diversos sectores de la población.
 

Los escenarios de violencia en Veracruz no son nuevos, no surgieron en tiempos de las administraciones gubernamentales que se autocalifican como transformadoras, pero precisamente fue el reclamo de los electores sobre tales niveles delincuenciales, factor determinante que dio curso a un golpe de timón en marcos electorales, sin embargo, las referencias delictivas persisten en el territorio nacional, e incluso la sensación de inseguridad por parte del colectivo social se está acrecentando.
 
La inseguridad en Veracruz no es un tema que se pudiera encubrir por vía de del discurso oficialista, porque su presencia la confirman cotidianamente los medios de comunicación, pero a más de ello el ejemplo más palpable de su existencia, es que las propias autoridades estatales del ramo de seguridad, han efectuado “cuartelazos” intentando descifrar posibles vinculaciones entre policías y células delictivas, operativos que no han dado curso a los objetivos deseados, referencias que por sí mismas apunta sobre la preocupación y el desconcierto que invade a los ámbitos de seguridad en tierras jarochas.
 
Por otra parte, los operativos para detectar células delictivas, no han alcanzado niveles en resultados que merecieran ser reconocidos por la sociedad, porque la referencia de hechos delictivos, por sí mismos, son indicadores que no se ha logrado avanzar de manera sólida y notoria, para restaurar la tranquilidad social tanto en las ciudades como en las poblaciones de la zona rural, en muchas de las cuales la angustia de los habitantes es superior a la que priva en zonas urbanas.
 

Está claro y es obligado reconocerlo, que las cifras en materia delictiva, tampoco refieren a una entidad donde se hayan logrado niveles aceptables de tranquilidad social, las calles casi desiertas a temprana hora en diversas ciudades veracruzanas, es el reflejo claro de un colectivo social preocupado por los efectos delictivos que se suscitan en nuestras tierras.
 
No existe duda que el Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, ha puesto especial interés en fortalecer los niveles de tranquilidad entre la población veracruzana, pero está claro que los escenarios delictivos forman parte de una cadena de hechos semejantes a los que se registran en distintas entidades del país, obviamente en algunas más que otras, referencias que otorgan origen al desequilibrio socioeconómico, escenarios que aparejados con los efectos pandémicos, han dado curso a un estancamiento socioeconómico más significativo, por los que nunca antes habían transitado las actuales generaciones de veracruzanos.
 
Correcto es el insistir en que tales referencias delictivas, ya se advertían en tiempos anteriores a la ahora llamada Cuarta Transformación, pero también apropiado es anotar, que dicha transformación en el renglón de seguridad pública y de las áreas vinculadas al desarrollo económico, hasta la fecha y ya cercanos a la mitad del “sexenio transformador”, no se pueden referir avancen singularmente notorio ni en el renglón de seguridad, ni en desarrollo económico y obviamente ni en bienestar, pero lo que sigue vigente es el compromiso, que antes de terminar el sexenio la transformación habrá de generar notables dividendos en beneficio de todo el país... ¿Será?.
 

Lo que se lee
 
El claro error que representó “la buena relación” que estimuló el Presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien en esos tiempos despachaba como polémico Presidente de Estados Unidos, Míster Donald Trump, ahora se confirma en todas sus dimensiones, cuando el expresidente norteamericano anuncia que estimulará los lazos de relación personal con el actual Gobernador de Texas, para promover e impulsa por doquiera la factible construcción del muro fronterizo, en principio propuesto por el entonces Presidente de Estados Unidos en referencia.
 
El tema seguramente que será atraído por la Presidencia Estadunidense, en tanto que se trata de una obra vinculada tanto con la línea fronteriza, como con las políticas de diálogo que, desde un inicio, ha practicado el actual Presidente norteamericano Joe Biden, con el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
 

Sin embargo, debe reconocerse que, ante la determinación asumida vía redes de internet, por el expresidente norteamericano, la situación en el tramo fronterizo entre tierras texanas y mexicanas, toma un sesgo que indudablemente originará polémicas y reacciones en lo general, no sólo en la región en cuestión, sino en la misma Casa Blanca de Estados Unidos, al igual que en el Palacio Nacional en México... Decían nuestros ancestros: “Los demonios andan sueltos”.
 
Lo que se ve
 
 Qué triste y preocupante para los mexicanos honorables, que sí existen por millones en los marcos de la sociedad civil (ello pese al desencanto entre algunas autoridades “civiles”) el que en lineamientos gubernamentales registrados en las últimas horas, se busque que la Guardia Nacional pase a formar parte (lo antes posible) de la Secretaría de la Defensa Nacional, argumentándose para ello en espacios gubernamentales que, de esa forma, los integrantes de ese organismo de seguridad no tienda hacia la corrupción, como sucedió (dicen en instancias gubernamentales) con la Policía Federal.
 

Lo que se podría interpretar con ello, es que las actuales instancias gubernamentales son proclives a la corrupción, tanto así que el mismo Presidente no tiene confianza en ellas, incluyendo a la creada recientemente por el propio Presidente, por lo que ha decidido que sólo es de fiar, para el caso en referencia, el reconfirmar que la Guardia Nacional no es otra cosa que el mismo Ejército, lo que obviamente tanto al interior como al exterior del país, se advertirán signos de militarización en tierras mexicanas, referencias que ya han acontecido en otros países latinos, como pudieran ser Cuba, o últimamente Venezuela...
 
Pero muchos son los que sostienen que no llegaremos a tales escenarios... Dios los escuche.
 
Lo que se oye
 

Si efectivamente el polémico edificio que se construye en el área cercana al paseo del malecón en la ciudad de Veracruz (espacios que unos califican como históricos y otros no) resultara una obra que sea vetada o mutilada en sus dimensiones programas, incuestionablemente desde la perspectiva de la realidad, ello podría originar (con razón o sin ella) un duro golpe para la empresa que ha invertido millones en dicha edificación, pero paralelamente podrían registrarse efectos colaterales, como la siembra de la semilla de la desconfianza del sector empresarial para invertir en tierras jarochas.
 
De hecho el tema va más allá de referencias sobre venganzas entre políticos veracruzanos, marco en el cual se intenta arrojar al precipicio del descrédito a la familia Yunes, dado que la autorización de la polemizada obra fue firmada por un alcalde que pertenece a ese núcleo familiar, pero al mismo tiempo no se podría evitar que dichos escenarios dieran origen al temor de otros empresarios, tanto veracruzanos como de otros puntos del país, para realizar inversiones en un municipio en el que se practica una confrontación del más elevado nivel socio-político, lo que representa uno de los demonios que todo lo descomponen.
 
Resulte sobre el caso el escenario que fuere, el carnavalesco puerto habrá de absorber las consecuencias, pese a quienes sonrientes sostienen, que el escándalo también constituye una forma de promoción publicitaria, que podría genera dividendos... ¿Será?