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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
El reto transformador
Alfredo Ríos Hernández
25 de junio de 2021
alcalorpolitico.com
*Se reactiva pandemia
*Un polémico edificio
*Aberrante partidocracia
 
Verdad irrefutable les asiste a quienes sostienen que la creación de empleos bien remunerados configuran los reales cimientos de un país con sólidas perspectivas para su desarrollo integral, perspectivas que a juicio de otros debe sumarse a la concientización de que la familia pequeña, siempre tiene mayores posibilidades de transitar en más confortables niveles de vida, temas que realmente no son nuevos si para ello recordamos que en México, tiempo tiene que se promovió el concepto que “la familia pequeña vive mejor”, sumando a tales criterios el impulso al desarrollo empresarial, aparejado al de la capacitación e industrialización, así como la tecnificación agrícola, ganadera, de pesca y de servicios en general, en especial de rangos turísticos, renglones que constituyen los verdaderos cimientos factibles garantizar la posibilidad de mayores niveles de bienestar, obviamente agregando a todo ello los espacios de asistencia a la salud, no sólo elementales, sino de altas especialidades, que permitan asistir con eficacia a la colectividad.
 

El desarrollo socioeconómico (nos comentaba un acreditado maestro) es ineludiblemente el resultado de un colectivo social que trabaja con efectividad, precisamente cada quien en lo que le compete ejecutar, pero también se requiere de un Gobierno, que favorezca las condiciones para que el desarrollo sea efectivo y con los rangos de equidad que para el caso se requiere y, no precisamente para que todos ganen igual, sino con la idea que los salarios se establezcan con equidad en referencia a la complejidad, pero teniendo como base un ingreso mínimo que resulte suficiente para vivir con decoro.
 
Está claro ante tales escenarios, que para registrar más y mejores salarios, mismos que tiendan a favorecer el nivel de vida del sector laboral, se requiere de un proceso de inversión permanente que origine nuevas fuentes de trabajo, no con “salarios del miedo” sino con apropiadas aportaciones para beneficio del buen trabajador, cuyos ingresos (si bien son utilizados) redundaran en beneficio de los integrantes de su familia.
 
Debemos tener claro que en el proceso productivo que a su vez “origina” fuetes de trabajo, poco existe por inventar, contexto en el cual ha quedado claro que los sistemas de mayor bienestar son los que palpitan en torno al desarrollo empresarial, no en torno al poderío financiero del gobierno... incluso en México existen ejemplos claros sobre el tema, tanto para bien, como para mal, como lo es el tema los de los ferrocarriles y de múltiples empresas tales como la de Teléfonos de México, Ferrocarriles Nacionales y Altos Hornos, de orígenes contundentemente estatales, que al amparo de la administración pública fueron contaminándose de politiquerías y negocios turbios, hasta colocarles en puntos de quiebra para que pudieran ser absorbidas por el sector privado, quienes las “retornaron” a la efectividad, pero ya no con el impacto directo en beneficio de todos los mexicanos.
 

Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países más son ejemplo de que la economía en lo general debe estar regida por el gobierno, pero no los renglones de productividad, renglón sobre los cuales se deben crear las condiciones apropiadas para que la inversión privada sea exitosa, pero que ese éxito también sea compartido de manera razonable con los trabajadores, en la inteligencia que en tiempos buenos bien le resultará también a los trabajadores, pero ante resultados negativos, parte de la carga también habrá de ser (en lo que corresponde) para el sector laboral.
 
Al norte de nuestro territorio existen dos países cuyos niveles de vida son notoriamente superiores a los que se registran en México, tanto así que Canadá y Estados Unidos contratan mano de obra mexicana otorgándoles ingresos muy superiores a los que perciben los jornaleros del campo en tierras mexicanas, tales “ejemplos de vida” en ese sentido los tenemos cotidianamente frente a nosotros y, obviamente, el cuestionamiento es el por qué los jornaleros del campo mexicanos no reciben los mismos ingresos que sus familiares que trabajan en el norte del continente.
 
Claro debemos tener que todo país que no encuentra la forma de elevar el nivel de vida de los trabajadores, sean del campo o de la ciudad, incuestionablemente registrará problemas tanto económicos como sociales, porque la circulación de dinero entre el consumidor y el vendedor se reduce a tales extremos que el trabajador vive entre carencias y los empresarios registran disminución en operaciones.
 

Los preocupantes efectos de la pandemia tanto en los renglones de salud como en los espacios económicos, deben conducir a los mexicanos hacia una revaloración de nuestra realidad socioeconómica, en la búsqueda de manera esencial de encontrar una mayor equidad que garantice al campesino y al trabajador en lo general mejores niveles de bienestar superiores a los que actualmente transita, sin ignorar que sí existen empresas preocupadas de tiempo atrás para atender esos desequilibrios, mismos que son la causa fundamental de las significativas diferencias que actualmente privan tanto entre gobernantes en referencia inversionistas del sector privado, como de ese mismo sector productivo hacia los rangos de supuestas mejorías socioeconómicas en el país... entre paisanos te veas.
 
¿Se registrará un real y convincente acuerdo entre gobernantes y gobernados en tierras mexicanas, para superar los significativos retos que obstaculizan el fortalecimiento de la economía en nuestro país?... ¿O seguiremos con mañaneras y respuestas tempraneras que, por sus propias características, más que sumar inducen a restar?
 
Lo que se lee
 

De acuerdo a las gráficas sobre los niveles de veracruzanos afectados por la pandemia, en este mes de junio, referimos aproximadamente la misma intensidad en niveles de contagios que se advertía en el mes de septiembre del año pasado, lo que es indicador que en ese rango se ha logrado avanzar en reducir el número de fallecimientos, pero estamos retornando al crecimiento en la cifra de contagiados, escenario que definitivamente no resulta nada grato ni mucho menos estimulante para los veracruzanos.
 
Está claro que sí siembra cierto nivel de optimismo, el que al volver el incremento en el número de contagios, la experiencia en centros hospitalarios y, sobre todo las vacunas, se conviertan en factores determinantes para reducir el número de víctimas fatales, pese a la existencia del riesgo que ello conlleva.
 
Por lo mismo es necesario insistir en que la población en lo general siga respetando la sana distancia, así como la utilización de cubre-bocas, incluso ya estando vacunados, al tiempo de portar gel o alcohol para mantener la limpieza de nuestras manos... ello por sobre opiniones en el sentido que ya vacunados no se requieren tales prácticas, porque el nuevo incremento en contagios nos sigue mostrando los riesgos existentes.
 

Lo que se ve
 
La “realidad actual” que aparece frente a los ojos de los veracruzanos, es que por las actitudes asumidas tanto por unos como por los otros, se han acrecentado entre el colectivo social “las dudas” sobre los trámites y evaluaciones apropiadas, para la construcción de la llamada “Torre Centro”... edificación en la bella zona porteña que por su altura y dimensiones, algunos la acreditan como impropia para el área donde ya en gran parte se construyó, mientras que otros defienden la edificación, agregándole que el tema oculta y al mismo tiempo exhibe, intereses políticos en torno a “cuentas pendientes” entre los cuadros políticos yunistas, de frente a los integrados por la Cuarta Transformación.
 
Sea lo que fuere, con la polémica y sus efectos colaterales, quienes mayormente resultan dañados son los habitantes de la región conurbada Veracruz-Boca del Río- Medellín- Alvarado, porque al final del día lo que ya se convirtió en una reyerta más que una polémica, terminará afectando la imagen del puerto más importante e histórico del país, escenario que al final del día termina por afectar a todos los veracruzanos... Sumar voluntades y esfuerzos debe ser el objetivo primario de todo funcionario público, en ello pareciera que en tierras jarochas no nos estamos entendiendo y, ello, téngalo Usted presente, no registrará aportaciones positivas para los veracruzanos.
 

Lo que se oye
 
Reducir el número de partidos políticos debería ser una tarea para los legisladores de todo el país, porque de hecho la colectividad se encuentra no sólo decepcionada, sino irritada por el costo que para el pueblo de México representan un sinnúmero de partidos políticos, mismos que precisamente fueron alentados en su creación por las propias instancias gubernamentales, como una medida para pulverizar el sufragio de los ciudadanos y que, con ello, al final gobiernen y legislen los mismos de siempre.
 
Me comentaba un experto en la materia, que para el elector debe considerarse que ya tres partidos políticos les parece un exceso, por lo tanto, qué se podría opinar de nuestro actual cuerpo partidista que, de continuar como vamos, terminaremos con boletas electorales del tamaño de una cartulina, para que tengan su espacio correspondiente cada uno de los partidos políticos que siguen acrecentándose en tierras mexicanas, obviamente con todo y las alianzas partidista.
 

Y lo peor de todo es que los costos económicos y sociopolíticos de tal aberración, obviamente van a cargo del pueblo de México... Disfrute Usted de un excelente fin de semana.