13 de julio de 2021
alcalorpolitico.com
1.- Dictum de Acton: Así se conoce a la célebre frase que se imputa acuñada por el historiador católico de origen británico Jhon Emerich Dalkberg Acton, a quien identificaron para el tiempo en que siguió, como Lord Acton, a partir del año 1887.
La frase construida por Jhon Emerich fue contundente, incluso en su traducción: Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely. Y su traducción ha seguido la vertiente de sus traductores: El Poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente; otra traducción moderada: El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.
No más, pero tampoco menos. Wp.
2.- En el inicio de los años 60s. la Revolución cubana era tierra fértil para la oratoria liberal; jóvenes y adultos hacíamos de la epopeya de los hombres del Granma, un parteaguas entre lo pasado y el futuro.
Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro, en imágenes y discursos, recorrían América y el mundo. Eran los tiempos en que la dictadura de un Batista llegaba a su fin, de la misma manera del año en que la Revolución Cubana emergió como estandarte de la justicia a los hombres libres, y la condena a los detentadores del poder unipersonal y absoluto.
Y así se vivieron los primeros años de la euforia revolucionaria en que todos quedamos inmersos.
3.- Hoy, vuelta de los tiempos; los libertadores de ayer sucumbieron a lo que Jhon Emerich sentenció con la complicidad de los años: El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.
Seis décadas ha sido demasiado tiempo para que un pueblo que conoció la dictadura y la derrumbó, aceptara una nueva etapa de sumisión a los designios del poder absoluto.
Se fue Fidel Castro; pasó por el poder su hermano Raúl Castro, y hubo necesidad de simular elecciones libres, que al parecer, no fueron elecciones y menos libres.
Hoy la isla antillana está convulsa; las calles y pueblos llenos de gente que protesta y exige “libertad”.
América contempla el fenómeno de hoy, y el resto del mundo también.
No es tiempo aún de formular juicios de valor, pero la realidad, la terca realidad está presente.
Esperemos, aún hay mañana...
La frase construida por Jhon Emerich fue contundente, incluso en su traducción: Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely. Y su traducción ha seguido la vertiente de sus traductores: El Poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente; otra traducción moderada: El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.
No más, pero tampoco menos. Wp.
2.- En el inicio de los años 60s. la Revolución cubana era tierra fértil para la oratoria liberal; jóvenes y adultos hacíamos de la epopeya de los hombres del Granma, un parteaguas entre lo pasado y el futuro.
Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro, en imágenes y discursos, recorrían América y el mundo. Eran los tiempos en que la dictadura de un Batista llegaba a su fin, de la misma manera del año en que la Revolución Cubana emergió como estandarte de la justicia a los hombres libres, y la condena a los detentadores del poder unipersonal y absoluto.
Y así se vivieron los primeros años de la euforia revolucionaria en que todos quedamos inmersos.
3.- Hoy, vuelta de los tiempos; los libertadores de ayer sucumbieron a lo que Jhon Emerich sentenció con la complicidad de los años: El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.
Seis décadas ha sido demasiado tiempo para que un pueblo que conoció la dictadura y la derrumbó, aceptara una nueva etapa de sumisión a los designios del poder absoluto.
Se fue Fidel Castro; pasó por el poder su hermano Raúl Castro, y hubo necesidad de simular elecciones libres, que al parecer, no fueron elecciones y menos libres.
Hoy la isla antillana está convulsa; las calles y pueblos llenos de gente que protesta y exige “libertad”.
América contempla el fenómeno de hoy, y el resto del mundo también.
No es tiempo aún de formular juicios de valor, pero la realidad, la terca realidad está presente.
Esperemos, aún hay mañana...