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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Necedad: La otra pandemia
Alfredo Ríos Hernández
29 de julio de 2021
alcalorpolitico.com
*¿Gobierno antiecológico?
*Encubrir la realidad
*Polémica consulta
 
Bajo ninguna circunstancia un funcionario público, sea alcalde, gobernador o presidente de la República, ante las claras amenazas (incluso de niveles mortales) de probable contagio pandémico, debería de criticar a los padres de familia que decidieran no mandar a sus hijos a la escuela, agregando el funcionario público la advertencia de que “ellos se hagan responsables de la educación de sus hijos”... expresión y postura que sólo podría brotar de figuras dotadas con conceptos impositivos, que incluso serían bienvenidas en espacios de gobiernos dictatoriales, en los que de siempre se mantienen distantes del sentido común y, más aun, del sentimiento de solidaridad hacia el conglomerado social que gobiernan, ignorando entre todo ello, que es precisamente el pueblo quien en materia de gobierno “pone, propone y dispone”, por lo menos en los ámbitos democráticos y, si no es así... ¿Para qué entonces la escenografía de la “consulta ciudadana”?
 

Dios le dijo a Don Adán y Doña Eva: “No coman de ese fruto...” pero cuando se actúa sólo con la pasión y alineado a criterios ajenos a lo supremo, es natural que de manera invariable, habremos de afrontar nuestros propios yerros, lo que nos obliga a que también afrontemos nuestros desafíos posteriores, sobre todo cuando de la determinación asumida se desprendan escenarios de incalculables efectos nefastos, como pudiera ser el conducir a nuestros menores de edad hacia escenarios de elevado riesgo, sin que ellos ni siquiera dimensionen en lo más mínimo, el terrible monstruo que podría agredirlos.
 
México y Veracruz de manera singular, afronta una de las etapas pandémicas con elevado registro de contaminados, día a día se incrementa la alerta en centros hospitalarios y el oleaje persiste, golpeando cotidianamente los hogares de veracruzanos y de mexicanos en lo general, las cifras de esa monstruosa situación el propio gobierno las está difundiendo y, ya muchos piensan que en ese listado “no son todos los que están, ni están todos los que son”.
 
Pero tal parece que ante la referencia de notoria indiferencia frente a los niños con cáncer, sin disponer de medicamentos para su atención, ahora se pretende impulsar en el sector infantil, ámbitos en el que ni siquiera podrán dimensionar con claridad las medidas de autoprotección, en los momentos de que salgan a la calle, caminen por banquetas y áreas posiblemente contaminadas, para arribar a las áreas escolares, muchas de ellas de siempre con referencias de bajo nivel de higiene, incluso con sanitarios percudidos y frecuente escasez de agua, espacios escolares en donde convivirán de cerca con centenares de chamacos, en áreas cerradas como lo son los salones de clases, conformando todo ello (incluyendo los espacios de juego donde se corretean y jalonean) escenarios claramente proclives a que un solo pequeño portador del virus, o un maestro que no advierte aún su contagio, contamine a numerosos alumnos e incluso a maestros.
 

Pero a más de ello, millones son las familias que no disponen de recursos para acudir de inmediato a un médico particular o sanatorio privado, agregando al escenario que los niños asintomáticos, obviamente que tomarán desprevenidos incluso a sus familiares, ante la factible expansión contaminante.
 
La lógica y la prudencia, incluyendo el sentido común, induce hacia la reflexión que “las clases presenciales” pueden resultar inimaginables focos de contaminación, sobre todo ante las referencias que los niños en muchos casos son asintomáticos, pero ello no los coloca fuera de peligro, porque de acuerdo a últimos datos médicos, se ha difundido que aumentan los ingresos hospitalarios de menores, quienes refieren el síndrome inflamatorio “multisistémico-pediátrico” precisamente por padecer COVID-19... Pero la mayoría son asintomáticos, por lo que resulta a simple vista complicado el detectar y diagnosticar si están infectados y, por lo mismo, son portadores y esparcidores involuntarios del virus...
 
El dato referido por especialistas en el tema, por sus propias características destacan el elevado riesgo que representa reactivar las clases presenciales, pero resulta aún más sorpresivo y carente de sentido común, cuando dicha disposición se dicta ante el colectivo social, “coincidentemente” en los días en los que se dispara la tercera ola pandémica que, precisamente por nuevamente “inundar” los hospitales de pacientes, la hemos calificado más que oleaje como maremoto...
 

Solo basta contemplar las filas a las puertas de los centros de atención médica, así como laboratorios de análisis clínicos, para dimensionar el preocupante riesgo que se podría afrontar, en algunos casos con resultados dramáticos, todo ello multiplicado si se mantiene la disposición de reabrir las escuelas cuando, para el buen entendedor, los escenarios en el entorno son indicadores de nuevos rebrotes, que podrían convertir a los indefensos alumnos en víctimas de la imprudencia y el rejuego de intereses políticos-partidistas, arrastrando con ello a los maestros, pero... Al final del día, tal parece que olvidamos que son tiempos en los que debería privar la prudencia y la suma de esfuerzos... Cosas veremos.
 
Lo que se lee
 
En una reflexión difundida vía Twitter por Fernando Belaunzarán, se exponen de manera breve y directa los siguientes puntos de vista:
 

*Destruye manglares para construir refinería.
 
*Hace pasar un tren en medio de reservas naturales.
 
*Sembrando vida provoca deforestación.
 

*Y todavía el gobernante se atreve a decir, que no ha hecho nada contra la ecología.
 
Lo que se ve
 
En declaraciones recientes de un especialistas del prestigiado Centro Médico ABC, como lo es el doctor Francisco Moreno, de hecho se desmiente al Doctor Hugo López Gatell (operador federal en el frente de los espacios pandémicos) quien refiere que se está logrando superar la pandemia, cuando los resultados realmente son desalentadores y, en los días actuales existen claros escenarios de un nuevo repunte en contagios, al tiempo que persisten los fallecimientos, paralelamente al acelerado proceso que podría conducir hacia la saturación de centros hospitalarios.
 

Tal pareciera que los enfoques desde las perspectivas gubernamentales, se encuentran distantes de lo que son los testimonios de prestigiados médicos en el país, al igual que la visión del colectivo social en lo general, marco en los cuales cotidianamente se reciben datos por vía de vecinos, amistades y familiares, sobre nuevos contagios e incluso lamentables fallecimientos.
 
Tratar de encubrir la realidad en el renglón pandémico es tan complejo como opacar al sol con el dedo meñique, porque en los marcos de pueblos, barrios y ciudades, todo se sabe, lo que convierte a los mexicanos en testigos de hechos sobre los que no podría subsistir el engaño, sobre todo frente a escenarios de una agresión pandémica con dramáticos resultados.
 
Lo que se oye
 

¿Y de qué “consulta” ciudadana nos hablan?... De las miles que se realizan en el país cotidianamente frente en los centros médicos, por parte de quienes perciben la posibilidad de estar agredidos por el coronavirus; o las que se realizan al consejero espiritual, para superar nuestros conflictos internos; o aquella que se realiza para conocer si algo recibimos como herencia o, en su caso, identificar a los beneficiarios de los bienes...
 
Porque en la realidad y con el apego a las leyes, quien pretende de verdad administrar justicia no realiza consultas públicas para ello, en tanto que podría resultarle como una irresponsabilidad, dado que, la autoridad no debe consultar si aplica la Ley o deja de practicarla, sino que simple y sencillamente la Ley se ejercer y practica cotidianamente, “de manera ágil y expedita”.
 
Precisamente tal elevada responsabilidad de rango inalienable, el Presidente de la República juró ante la Constitución y el Pueblo de México, el cumplir y hacer cumplir la Ley y los ordenamientos que de ella emanen... Lo demás en sus entornos bien podrían ser el clásico “circo, maroma y teatro” agregado a marionetas, utilizando al pueblo como espectadores y, en ocasiones, como integrantes del equipo de “extras” que sólo los requieren cuando los necesitan.