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Columnas y artículos de opinión
Revocación de mandato en puerta
Luciano Blanco González
6 de agosto de 2021
alcalorpolitico.com
Los acontecimientos inéditos que sacuden a la democracia en el mundo eran impensables en la década pasada en que la manipulación televisiva, periodística y de los medios tradicionales nos limitaban a aceptarlos como ciertos, buenos y únicos.
 
La ruptura intempestiva de las burbujas oficiales mediáticas, mediante la comunicación instantánea de hechos y de detalles aparentemente sin importancia se hacen importantes cuando se relacionan con conductas morales de personas o de personajes que los hunden o los levantan según se trate.
 
Ya no se puede mentir sin temor a ser descubierto, ya no se puede bulear y reírse por ello, sin temor a un castigo, ya no se puede robar sin temor a que un colaborador ingrato lo viralice en las redes, ya no se puede cortejar o ser infiel porque una cámara nos puede llevar a la ruina social o política.
 

Por la inclinación natural a la maldad o por una inclinación sincera a la verdad, cualquier persona puede convertir un detalle en un acontecimiento mundial que cambie el destino de una nación o de un pueblo, grandes ídolos en el ambiente del deporte han resultado violadores, acosadores o proclives a malas prácticas, en la farándula algunos iconos artísticos admirados por su creatividad han resultado verdaderos pervertidos.
 
Enrique Peña Nieto sin estos medios de comunicación sería un santo que se resbaló, Salgado Macedonio un ángel bajado del cielo, los familiares de nuestro señor Presidente serian la Sagrada Familia, el diputado Saúl Huerta un benefactor de la niñez, Manuel Bartlett un honrado administrador republicano de corte juarista, Rosario Robles una dama honesta a quien se le está siguiendo un justo juicio, la Guardia Nacional sería un eficiente cuerpo de la seguridad pública nacional que ya logró pacificar al país.
 
Si no fuera por las conspirativas y alborotadoras redes sociales que todo lo falsean, el pueblo creería que la pandemia del Covid-19 se está atendiendo óptimamente y que quienes han fallecido ha sido por una gripe o simplemente se murieron porque se tenían que morir, creerían que los millones de dólares que se han donado a Guatemala, Honduras y El Salvador es porque nos sobra dinero y que ya se ha logrado contener la migración de aquellos paisanos hacia Estados Unidos.
 

Si no fuera por esa función disolvente y agitadora que tienen las redes sociales, que todo lo deforman y lo exageran, el pueblo creería que los hospitales están repletos de medicina para los niños con cáncer, y que estos forman parte de un ejército golpista que quiere derrocar al régimen democrático de nuestro país. Estarían seguros de que gracias a la política oficial ya se está terminando con la pobreza y que lo que vemos son sólo una estampa bucólica para no olvidar el pasado de pobreza y hambre
 
Lo que quiero decir es que el pueblo se ha convertido en un Fiscal implacable, que juzga y sentencia con toda la información que recibe, con ella se ríe, se burla, se molesta, las goza y las sufre, se enoja y se convierte en un difusor que motiva o que indispone con los fuertes humores que le provocan las acciones de que tiene conocimiento.
 
Por eso el pueblo bueno, que está convencido de que tiene un Presidente fuerte y a un líder sólido, no concurrió a las urnas el pasado domingo 1 de agosto, porque en las redes vio y oyó decir al presidente que él no quería que se enjuiciara a los presidentes y que si votaba iba a votar por el “no”, porque él no es vengativo.
 

Pero esa misma noche, en el momento en que se dieron a conocer los primeros resultados, el pueblo malo, los miembros de la clase “Fifí” saltaron eufóricos desde sus asientos, levantaron sus copas y brindaron por la escasa votación que se depositó en las urnas, significando una derrota muy sensible para el Presidente, al no poder movilizar su partido y sus aliados el número de ciudadanos que pretendían para legitimar la fuerza presidencial que por este hecho la consideran menguada.
 
Por su parte “los contras”, los que se resisten a los cambios, los que predicen que por la inclinación del primer mandatario a repartir la riqueza a favor de los pobres vamos hacia un sistema comunista, sin libre competencia, sin libertades, sin democracia, es decir hacia una dictadura, comenzaron a organizar la gran batalla, para intentar aplicarle al Presidente el próximo año la revocación del mandato.
 
Chasco que se llevaron y se llevarán si lo intentan, pues organizar tal odisea no es un paseo de vacaciones con todas las comodidades, sino un verdadero esfuerzo, que requiere de mucha participación y de recursos humanos y económicos, que aún no están determinados en la ley reglamentaria que deberá de expedir el Congreso y en el que seguramente se colocarán las más insalvables trabas y limitaciones.
 

Para comenzar, deberán de reunir la petición ciudadana un mínimo del 3% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal, lo que sería un equivalente aproximado de 2 millones 700,000 electores que deberán de provenir el 3% de cada uno de los 17 Estados que conforman la federación.
 
Esto es, por ejemplo, de los aproximados 6 millones de ciudadanos inscritos en la lista nominal, tendrían que ser mínimo 180,000 firmas, de Tlaxcala 30,000. del Estado de México 360,000. de la Ciudad de México 240,000. Colima 18,000. Y así tendrán que campechanear los grandotes con los chiquitos para lograr la cantidad requerida, pero el total debe de provenir un mínimo del 3% de los 17 Estados sin excluir que haya Estados que aporten el doble o el triple o más.
 
Tarea nada fácil la de recabar las firmas y que debe de comenzar un mes antes del primero de diciembre para completarse en los próximos 3 meses, (28 de febrero del 2022), término en el cual vence el periodo para la entrega de la petición para la revocación del mandato ante el Instituto Nacional Electoral, que es quien se encarga de validarla y de vigilar que se cumplan todos los requisitos constitucionales y de la Ley reglamentaria que seguramente se expedirá.
 

Una vez validada la petición, el INE deberá de emitir la correspondiente convocatoria a la elección (finales de abril) que se celebrará 90 días (septiembre) después de emitida para la votación libre, directa y secreta. Si no es impugnada, el INE emitirá la resolución correspondiente, si es impugnada será la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación quien realice el cómputo final y emita la declaratoria de revocación, que enviará al Congreso y entonces el Presidente del mismo asumirá la Presidencia de la República y el Congreso nombrará al nuevo Presidente que concluirá el periodo en 30 días.
 
Para que sea vinculatoria y se aplique la revocación también es necesario que vote más del 40% de la lista nominal, esto es aproximadamente 37 millones, con la diferencia de que la mayoría debe de ser mayoría absoluta, esto es si votan 37 millones 19 deben de ser por la afirmativa,
 
Organizar este proceso debe de ser una auténtica odisea, sobre todo cuando no hay recursos y cuando al órgano rector se le descalifica constantemente. Lo extraordinario es que la está promoviendo el mismo Presidente de la República y sus opositores agrupados en la mafia del poder le van a tomar la palabra, pero será muy difícil que tan enorme cantidad de ciudadanos concurran a las urnas.
 

La sociedad civil, por sí misma, no tiene capacidad de movilización, a veces ni con la organización y apoyo de los partidos para hacerlo, como se demostró en la pasada consulta, de todas maneras, de celebrarse seré un gran ejercicio democrático inédito en nuestra historia y en nuestros tiempos.
 
Pero no son tiempos de reñir, ni de sostener disputas estériles, tenemos López Obrador como Presidente para concluir el periodo, protestamos y nos quejamos del gobierno porque esa es nuestra naturaleza, atizada a cada momento por todos los medios de comunicación, principalmente por las redes sociales, que con argumentos a veces muy engañosos y otros totalmente falsos, ciernen nuestra conciencia poniendo todos para bien de México. Del México de los desvalidos y de los hasta ayer olvidados y al México de los privilegios en donde se encuentra el trabajo, el progreso, la superación y el honor y el orgullo de haber nacido y de ser orgullosamente mexicanos.- por el bien de la causa.