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Columnas y artículos de opinión
Propuestas opacas de los candidatos a rector
Luciano Blanco González
20 de agosto de 2021
alcalorpolitico.com
La apariencia esconde engaños, pero también oculta virtudes, sin dejar de ser en algunas ocasiones el indicio de verdades incontrovertibles, que llevan a la convicción de que lo apreciado representa la verdadera esencia de lo que se cree que es.
 
Hasta ahora la sociedad veracruzana se debe de sentir satisfecha por el procedimiento que aplica La Junta de Gobierno, constituida entre otros fines para elegir al sucesor de Doña Sara Ladrón de Guevara al frente de la rectoría de la Universidad Veracruzana, su conducta y el método son aceptables porque han permitido conocer las propuestas innovadoras de 13 profesionistas todos ellos muy calificados y con la preparación para desempeñar tan honroso cargo.
 
Pero pareciera que todos están formados en una teoría mecanicista tendiente a procurar los mismos objetivos, con las mismas herramientas. Mejorar, innovar, perfeccionar, corregir, expansionar en base al academismo tradicional del claustro y el uso de las nuevas tecnologías cibernéticas.
 

Como si estuvieran todos empeñados básicamente en hacer de los estudiantes y de los profesionistas que egresan del seno de nuestra universidad productos eficientes para el mercado de consumo que los espera, para que debuten y sirvan a una sociedad mercantilista ávida de las lumbreras manufacturadas en tan ilustre institución.
 
Pero el brillo de un título que acredite los conocimientos en determinada materia no lo es todo, el título no debe de ser una patente de utilitarismo, así avale un cumulo de sabiduría, quien lo obtenga debe de estar preparado además con firmes principios éticos y morales inculcados por sus maestros como parte esencial de su enseñanza y de su consecuente formación.
 
No hemos escuchado planteamientos contundentes sobre este tema fundamental, las propuestas, o no aparecen o son opacas, dando la impresión que la ética es cuestión secundaria, cuando la ética es un factor de primer orden en el desarrollo humano y en la convivencia social, quizás sea la razón de tantos conflictos y malas prácticas que colocan a nuestros profesionistas en todas las ramas del conocimiento que imparte la universidad, como la causa de todo el deterioro social como la justicia, la salud y en general en todos los servicios públicos en que siempre hay un egresado de la Universidad Veracruzana, en el ramo del derecho por ejemplo, la ausencia de ética desvasa y decanta todos los valores haciendo que la justicia se tuerza, se venda y como dice el presidente López Obrador, esté al servicio del mejor postor, esto es, del rico y del poderoso.
 

A estos inmorales profesionistas no les importa que detrás de una mala defensa o de un fallo perverso se esconda un atropello al derecho del individuo en particular y un agravio a la sociedad en general, producto a veces de la ignorancia y de la torpeza de jueces y defensores ineptos que actúan así porque no aprendieron el valor de la honestidad, cuando por ignorancia o torpeza deberían de excusarse de actuar o de conocer, esto en el mejor de los casos, pero cuando es por codicia económica, por amistad, por compadrazgo o por las deliciosas pernadas eróticas, es más grave porque corrompe en sí, el fin último del derecho que es la justicia. Habría que preguntarse a sí mismo que tiene que ver la Universidad en todo esto, pues que la mayoría de abogados en los despachos, de jueces y magistrados en juzgados y tribunales, son egresados de nuestra universidad, nos podríamos sentir orgullosos de ella, o nos tendríamos que sentir avergonzados aun cuando ella no sea totalmente responsable de esta tragedia humana que se vive desesperantemente cuando el infortunio nos lleva a caer en sus manos.
 
Vale la pena destacar que no debemos generalizar, todavía el quijotesco espíritu de la justicia anida en muchos profesionistas del derecho que desde la sala judicial o desde sus modestos despachos se enfrentan a la adversidad de la costumbre del moche.
 
Es idealista, pero posible, enseñar a los jóvenes que un médico debe de ser consciente, recto, honesto y con mucha responsabilidad en el ejercicio de la profesión.
 

No es posible que los haya que aún se coluden con laboratorios que se mochan con los galenos a cambio de que receten sus medicinas caras y a veces inservibles para el caso clínico que están tratando, los hay también que tienen compromisos de comisiones con laboratorios, farmacias, clínicas para que los pacientes compren las medicinas en determinados establecimientos o se internen en determinados sanatorios. Los hay que dan largos tratamientos sin ser necesarios, los hay que operan solo para cobrar sin que la intervención quirúrgica sea necesaria. Los hay también indolentes, apáticos, con una falta de solidaridad insultante que se niegan a atender a gente sin recursos para pagar la consulta.
 
Eso se llama falta de ética, deshonestidad, falta de rectitud o ausencia de profesionalismo. Corrupción no tan solo es robar al gobierno, también robar y engañar al pueblo es corrupción del alma, corrosión de humanidad, descomposición social, Ellos, muchos, también pasaron por las aulas de nuestra máxima casa de estudios.
 
Hay que reconocer que en este ramo hay médicos que se esmeran por cumplir un compromiso moral con ellos mismos y dan lo mejor de sí para preservar la salud de sus pacientes a veces sin cobrar la consulta y a veces hasta regalan las medicinas, sabemos de médicos muy sacrificados que renuncian al placer del convivio y de la comodidad en las grandes ciudades para ir a servir a las zonas marginadas dejando sola a su familia, conocemos médicos a quienes se les puede solicitar atención a cualquier hora y ahí están en nuestros domicilios con mucha diligencia y sin fruncir el entrecejo, o de aquellos que aparte de la jornada médica todavía van a curar a las instituciones médicas con una devoción que raya en la santidad.
 

Hay que decirlo ellos también egresaron de nuestra universidad, ellos merecen portar la flor de lis como símbolo de la pureza del cuerpo y del alma, por el gran merito de servicio a sus semejantes.
 
Pero sigamos en un breve repaso para fundamentar la urgencia de la formación ética de nuestra comunidad. y preguntémonos de donde egresan los contadores públicos y administradores que llevan a la quiebra a sus clientes implementando una doble contabilidad, instrumentando fraudes fiscales en perjuicio de la hacienda pública y de sus clientes que después terminan en la ruina o en la cárcel o enfrentan tortuosos juicios, o los contadores de la administración pública que se prestan a malos manejos de los políticos inflando presupuestos, desviando recursos, falseando cuentas y una serie de actos que terminan en desfalcos.
 
Casi siempre detrás de un fraude administrativo está un contador del que seguramente sus maestros se sentirán avergonzados por la falta de probidad y porque no les enseñaron a decir no, cuando se les solicitan cosas indebidas porque detrás de su complacencia para hacerlo hay una cadena de complicidades que él se encarga de arreglar, de maquillar y de cobrar llevándose la mayor parte, para que todo aparezca correcto.
 

Así pudiéramos seguir con los ingenieros y arquitectos que para quedarse con un trabajo y supuestamente abaratar costos, no tramitan ni obtienen los permisos de construcción en las oficinas de obras públicas, no dan cuenta a las oficinas de Catastro, no tramitan las autorizaciones de Desarrollo Urbano, se les caen los puentes por errores en los cálculos estructurales, se les hunden carreteras por errores de cálculo en la resistencia de suelos, se colapsan las obras por utilizar material defectuoso o escaso, consecuencia de la negligencia, irresponsabilidad o falta de capacidad de los ingenieros o arquitectos, cuyos maestros deben de renegar del momento en que los aprobaron sin cerciorase de la falta de calidad ética, de principios y de valores.
 
A manera de ilustración cito un pensamiento tomado de la biblioteca pública de las abundantes redes sociales, que dice que al gran matemático árabe Al Juarismi, le preguntaron sobre el valor del ser humano y así respondió: Si tiene ética, entonces su valor es 1, si además es inteligente, agréguele un 0, y su valor será 10, si también es rico súmele otro 0 y será 100, si sobre todo eso es además una bella persona, agréguele otro 0 y su valor será 1000, pero si pierde el 1, que corresponde a la ética. Perderá todo su valor, pues solo quedaran los ceros, sencillo, sin valores éticos, ni principios sólidos, no quedara nada, solamente delincuentes corruptos y malas personas.
 
En síntesis nuestra universidad puede ser una fulgurante institución y los proyectos de cambio y superación que proponen los aspirantes a la rectoría son muy loables y seguramente la mejorarán en mucho, pero a la sociedad en general el cambio que sea no le beneficiará, porque la universidad siendo la encargada de formar a los hombres que se desempeñarán en el manejo de las instituciones públicas y privadas, si éstos en funciones no corresponden a la urgente necesidad de sanear el ambiente público de malas prácticas y de corrupción seguiremos en el camino estéril de la degradación moral y será inútil cualquier esfuerzo que se haga con los métodos represivos de persecución y castigo tan propios de nuestro sistema legal para reparar el daño material que causen.
 

Por demás citar que los países más civilizados de la tierra, se distinguen por que su población profesa un gran respeto a los semejantes, a las costumbres, a las leyes y sus ciudadanos son incapaces de violar mínimamente las normas de convivencia.
 
En la ética está el gran secreto del progreso y de la convivencia humana y nuestra universidad debe de promoverla en todas las cátedras y a quien se elija como Rector, si la Junta de Gobierno tiene conciencia de que la función de la universidad no tan solo es la docencia, la investigación y la extensión, porque fue creada para promover el sano desarrollo de Veracruz, de los veracruzanos y de sus instituciones, esto no será posible mientras sigamos atascados en la preparación de productos utilitarios para el consumo del mercado.
 
Se requiere una profunda óptica humanista que no permita desvíos de ninguna naturaleza, ni en docentes, ni en alumnos, pero además que los primeros estén atentos para atajar a aquellos que pretenden un titulo simplemente para medrar en nombre de su facultad y de la universidad.
 

No sabemos si ese hombre está en la lista de los 13 aspirantes, entre los que se encuentran también distinguidas damas, pero no importa quien sea, no importa quién lo apoye, en esencia importa el interés de formar profesionistas con una actitud de servicio y de solidaridad a la sociedad y a sus semejantes, aunque en apariencia todo está bien y todos merecen ser nominados.
 
El nuevo Rector deberá de ser capaz de forjar al hombre nuevo que practique en las instituciones y con los particulares el profundo e intenso valor de la ética en cada uno de sus actos. Es importante pronunciarse colectivamente sobre el tema y que alguien lo diga mejor que Yo. - Por el bien de la causa.