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Columnas y artículos de opinión
Trinchera Final
Cerro del Chiquihuite: Estado de México
Jenaro del Ángel Amador
23 de septiembre de 2021
alcalorpolitico.com
"Mientras siga viviendo, voy a escribir. Cuando me muera, yo seré recuerdo, si acaso"
Juan García Ponce, escritor mexicano
  
1.- Cuando la pobreza te arrincona y te falta techo donde cobijarte, buscas con la mirada terrenos ociosos [pero con dueño, la mayoría de las veces] en laderas y montes, para fincar una vivienda: sea de paredes de cartón, láminas iguales y las puertas y ventanas irán cayendo con el tiempo.
 
Es la constante en los cinturones de pobreza que rodean las ciudades en expansión, y cuando el tiempo los alcanza, enfrentan conflictos por desalojos solicitados porque los dueños reclaman lo suyo, o porque la zona es un reto a deslaves o derrumbes.
 

Aquí en Xalapa se dan esas historias.
 
2.- Pero lo sucedido en el Cerro del Chiquihuite [Tlalnepantla, Estado de México] supera esos supuestos porque en los deslaves de tierra floja, las casas se bajan y deslizan.
 
Pero en terreno rocoso y macizo la caída de las rocas, aparte de ruidoso, cobra vidas y destroza paredes y casas completas.
 

Esa historia gráfica a cada rato nos recuerda que las personas más vulnerables son aquéllas que no eligen dónde vivir; edifican viviendas donde las circunstancias se lo permiten. No cuentan con agua potable, el fluido eléctrico pasa alejado y otros servicios de la urbanidad les son ajenos.
 
Una mirada hacia el presente de lo sucedido en aquél espacio del Estado de México debe preocupar a las autoridades. Para esos mexicanos el futuro se ha detenido. El presente les reclama constantemente que hay que vivir con lo que se tenga o se pueda.
 
3.- Sea tierra con cerros rocosos o porosos; sea costa y planicie, el lugar común es uno sólo: las limitaciones económicas para viviendas dignas son muchas y las alternativas de mejorar, pocas.
 

Hoy, en este septiembre que se aproxima al final del año, aún resta por seguir en la fila destructiva: frentes fríos; tormentas, huracanes y todo lo que la naturaleza cobra a los humanos que no la defienden. Y en esa lista cabemos muchos.
 
4.- Ojalá que el tiempo mejore. Que no haya por mucho tiempo cerros como el Chiquihuite que en Tlalnepantla se ha derrumbado y causado muertes y terror.
 
Sin embargo, parece que hay una luz que permitirá mitigar dolor y tristezas, prendida con alfileres del poder y el querer.
 

Que no haya más días de dolor y que la esperanza se torne realidad. Esperar no cuesta; es gratis para quienes nada tienen más que fe.