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Columnas y artículos de opinión
Suspender la consulta es tan fácil como suspender un baile
Luciano Blanco González
7 de enero de 2022
alcalorpolitico.com
Los mexicanos jugamos indolentemente con la muerte, de ella nos reímos, nos burlamos, la vemos con absoluto desprecio, nos vale madre, nos la comemos en el pan , la degustamos en los dulces, nos divertimos con sus imaginarios vestuarios, le bailamos, la invocamos, la adoramos y hasta ritos y ceremonias le organizamos, con estos retadores desplantes admiramos al mundo.
 
Pero todo esto es relativo, lo cierto es que a la hora de la verdad le tenemos un pavor inefable a la muerte y la actitud de burla y de desprecio quizá sea una manera de enmascarar nuestros miedos.
 
En México, 300,000 muertos por COVID-19 en la agenda estadística oficial, rebatida por el mundo científico nacional que afirma con certeza la necesidad de sumar 500,000 más, por las muertes no registradas y que de exceso aparecen en el promedio normal de fallecimientos según el anuario histórico, atribuible a la pandemia que nos asedia y cuya gravedad pretende esconderse, visiblemente al intentar privilegiar el desarrollo económico sobre la salud pública.
 

Y por más que nuestro gobierno minimice el despiadado embate de la pandemia sobre la población, azotándola en todos los estratos sociales con la presencia de nuevas cepas y variantes, cuyos efectos y evolución son aún desconocidos, dan la impresión de que aquí no pasa nada, que es un golpe temporal a desvanecerse en poco tiempo aduciendo que la variante Ómicron nos viene a salvar al incoarnos un virus leve que fuerza a nuestras defensas a reactivar el sistema inmunológico contra el Covid, salvándonos de todo peligro futuro de esta enfermedad.
 
Mientras el planeta tiembla por la creciente ola de contagios, sumándose por millones los enfermos y en cada país se imponen restricciones de tránsito, el aislamiento sigue, las actividades económicas se paralizan, los niños se refugian y esperan mejores tiempos para regresar a la escuela, en México el gobierno se esmera en una campaña de vacunación agresiva para proteger a la población pero esto no es suficiente pues los contagios suben y las muertes, aunque en menor número, continúan.
 
A ese ritmo podemos subsistir, sobrevivirán los más sanos, los más jóvenes, los niños, los que se cuidan y se protegen con avidez y presumimos que los vacunados también, aunque se sabe de personas que han perdido la vida a pesar de haberse inoculado.
 

Parece no importarnos la noticia de que no hay pilotos suficientes para volar los aviones comerciales, que los partidos de futbol se tienen que posponer por el gran número de jugadores contagiados en los equipos, que varios eventos artísticos también han tenido que suspenderse por haber contraído el virus, que cientos de pasajeros permanecen varados en los aeropuertos por encontrarse contagiados y sabrá Dios qué otros acontecimientos estén sucediendo y nos consuela saber que oficialmente hay pocos muertos por ese motivo.
 
Mientras nosotros, los mexicanos, nos encontramos atrapados en discusiones políticas, que tienen que ver mucho con la democracia, discursos y controversias por la realización de la consulta para la ratificación del mandato presidencial, todo el aparato de gobierno y del partido oficial, movilizados en una auténtica cruzada nacional exigiendo a la autoridad electoral que ésta se celebre aunque la generalidad de la población la considere ociosa, costosa e innecesaria.
 
La realización de este evento ha sido motivo de un desgastante juego de vencidas entre las dos instituciones más calificadas y aprobadas en la nación, el Presidente y los funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE). A todas luces ha ganado ya sobradamente el Presidente al determinar la Suprema Corte de la Nación que el órgano electoral no tiene facultades para suspender el ejercicio, posición que el primer mandatario ha sostenido y reiterado en varias ocasiones.
 

Y en verdad el partido Morena, orgulloso de su líder, el Presidente de la Republica, en un ejercicio sin forzar sus cuadros y su organización ha remitido ya 9 millones de firmas solicitando la realización del proceso, esta cantidad que el universo ciudadano de empadronados representa aproximadamente el 10% de los empadronados es una clara lección de dominio pues si estos son cuadros multiplicadores por 2, estaremos ante una gran masa que comparecería a las urnas.
 
Ya el Presidente nos ha demostrado con esta cantidad su gran capacidad de movilización en cada Estado de la Republica, así como el apoyo y el cariño que le tiene la ciudadanía, si ese es el fin, ya no tendría caso la desgastante e inútil consulta que por cara y por la escases de recursos no debe de realizarse y los recursos deben de dedicarse a otros renglones urgentes para el desarrollo nacional.
 
Pero si a pesar de que 90 millones de mexicanos ya se han vacunado y en países desarrollados como los de Europa, Japón, Israel, los Países Bajos y otros el índice de vacunación es superior y la ola se presenta de manera alarmante una y otra vez, México no será la excepción en este fenómeno y se debe de analizar en condiciones de salud si nos vamos a encontrar en el mes de abril o en los meses subsecuentes.
 

Si el INE no está en condiciones de realizar la consulta en forma y realizará una pinchurrienta consulta, lo cuerdo es suspenderla pero si la Suprema ya determinó que no, el Senado y la Cámara de Diputados tampoco tienen facultades para suspenderla, puesto que se trata de una garantía constitucional a favor de los individuos y de la sociedad, la única institución que tiene facultades para suspenderla, puesto que estamos en una contingencia epidemiológica, es la Secretaria de Salud.
 
Con base en el artículo 73.- fracción XVI. 1a. el Consejo de Salubridad General dependerá directamente del Presidente de la República, sin intervención de ninguna Secretaría de Estado y sus disposiciones generales serán obligatorias en el país.
 
2a. En caso de epidemias de carácter grave o peligro de invasión de enfermedades exóticas en el país, la Secretaría de Salud tendrá obligación de dictar inmediatamente las medidas preventivas indispensables, suspender de manera preventiva la consulta para evitar un mayor contagio, a reserva de ser después sancionada por el Presidente de la República.
 

3a. La autoridad sanitaria será ejecutiva y sus disposiciones serán obedecidas por las autoridades administrativas del País.
 
La Ley General de Salud, en su capítulo único titulado “Acción extraordinaria en materia de salubridad general”, en su artículo 181, reitera esta prevención y más adelante otorga facultades al Presidente para que mediante decreto declare la región o regiones (todo el país) en que se aplicará la medida preventiva que dicte la Secretaria de Salubridad, de observancia general y obligatoria para las autoridades y los particulares que tienen la obligación de acatarla.
 
Suspender la consulta como una medida preventiva de salud es tan fácil como suspender un baile, una concentración, una carrera, una presentación artística, o tan fácil como fijar los colores del semáforo epidemiológico, todo depende de que quieran hacerlo y ello no significará que la vacunación haya fallado, o que se tengan que paralizar las demás actividades, simplemente será una medida tendiente a evitar las peligrosas concentraciones o las movilizaciones que se tienen que hacer.
 

A esta medida quedaría sometido el INE, el Ejército, la Guardia Nacional, los Gobernadores, los ediles y todas las autoridades independientemente del color.
 
Finalmente, habría que afirmar que ésta sería una medida sabia y prudente inspirada por el Presidente para evitar más contagios, más enfermos y más muertos, que mucho aplaudirían los causantes del fisco y la población general al no tener que exponerse por un motivo político a padecer un contagio o a perder la vida, ojalá y se haga como una medida preventiva y protectora no importando lo que digan u opinen los quisquillosos opositores del Presidente, para quien la patria es primero.- Por el bien de la causa.