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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Terrorismo en Veracruz
Alfredo Ríos Hernández
10 de enero de 2022
alcalorpolitico.com
*Atentados ecológicos
*Repunte pandémico
*Iglesia y ejecuciones
 
Es indudable que dos son los problemas que se afrontan con mayor agudeza en tierras veracruzanas (sin que ello signifique que no existen muchos más) uno lo es el renglón realmente preocupante de inseguridad, el otro lo representa el desplome en la actividad económica que otorga curso a la ya alarmante desocupación de miles de veracruzanos, a lo que se debe agregar que muchas de las plazas laborales existentes, no garantizan ingresos suficientes que favorezcan el bienestar familiar, lo que agudiza la necesidad de que trabajen no sólo los esposos, sino también “la reinas del hogar”, referencia que por lo mismo ha venido incrementándose, porque en un gran porcentaje de mujeres casadas y con hijos, se ven precisadas a sumarse a la actividad laboral para que la suma de ingresos permita disminuir los impactos del proceso inflacionario.
 

El disparo en el precio de alimentos y productos en lo general (incluyendo ropa) se ha convertido en una escalada inflacionaria semejante a las peores etapas que en ese renglón se hayan registrada en la las últimas décadas, escenarios que en México se pretenden justificar con el argumento que es un reflejo de la economía en el mundo, pero tales referencias no alientan (en lo más mínimo) a quien no le alcanza el ingreso ni para los renglones alimenticios, ya no se diga sobre los gastos escolares y el impacto demoledor que representa en el que la agresión pandémica contamine a integrantes de la familia.
 
Todo pueblo y todo gobierno tienen claramente registrado que sin plazas laborales suficientes, con el agregado de registrar salarios apegados al real costo de la vida, representa el objetivo fundamental que debe atender con esmero y efectividad el sector gubernamental, sumando a ello los niveles de seguridad se encuentren invariablemente aparejados con la tranquilidad social, pero... si en tales escenarios no se registra la eficacia requerida, la tranquilidad y obviamente el bienestar deja de existir y ello tarde o temprano demerita la eficacia gubernamental.
 
En las últimas semanas en amplios sectores de la población mexicana (con especial referencia en torno al pueblo veracruzano) se han advertido hechos sanguinarios que desdoran toda referencia de programas en favor de la seguridad, violencia que por sí misma nos refiere que las cosas no marchan bien en el renglón de seguridad y obviamente (se debe insistir) ello invariablemente repercutirá en los ámbitos de bienestar, panorama desalentador que se presenta cuando ya se inició el conteo regresivo, tanto en la administración gubernamental federal, como en el gobierno estatal de los veracruzanos.
 

Estamos plenamente seguros los veracruzanos que el Gobernador de nuestro estado, Cuitláhuac García Jiménez, está tratando de encontrar los senderos apropiados para rectificar los programas de seguridad, mismos que por los propios hechos sanguinarios, refieren que están carentes de eficacia, indicador contundente que reclama también contundencia de nuestras autoridades para corregir programas, rumbos y estrategias que efectivamente frenen las masacres que se están escenificando en una entidad que, ahora en lugar de ser identificada por la su alegría, se distingue por el llanto de familias, así como el temor y la preocupación de quienes aspiran a vivir en paz, con oportunidades de bienestar y ajenos al terrorismo que nos está invadiendo.
 
Lo que se lee
 
La laguna El Farallón, que para los pobladores de esa región representaba una forma de vida y progreso, refleja en la actualidad la tragedia del exterminio que se registra en el medio ambiente de tierras veracruzanas y del país en lo general, escenarios que por sí mismos reflejan que los programas ecológicos aplicados por el gobierno, tanto en las últimas décadas como en el presente, no refieren la eficacia requerida para frenar contaminación y desgaste de nuestras riquezas naturales, que son elementales para la economía y para el desarrollo y vivencia satisfactoria de los mexicanos.
 

Con claridad, las imágenes que se reflejan en lo que fueron riquezas naturales, ahora son un claro ejemplo de nuestra barbarie, de aquellos imponentes bosques que presumíamos en diversas regiones del territorio mexicano, nos quedan menos del 50 por ciento y el programa sembrando vida (hasta la fecha) no ha sido lo exitoso que las autoridades esperaban.
 
Lo que se ve
 
Ya es incuestionable el disparo en contagios pandémicos en torno al Ómicron a los que se agregan los originados por el Covid-19, refieren en las estadísticas un repunte pandémico que nos coloca prácticamente a un paso de que retornemos a las cifras que se registraban hace cuatro meses, o sea, un nuevo retroceso en el renglón de salud pública que desde el punto de vista médico, social y económico, indudablemente representa una tragedia, escenarios que todos los mexicanos debemos tratar de evitar, reforzando para ellos las medidas de sana distancia y si no es preciso recorrer las calles: Quédate en casa.
 

Por otra parte, las autoridades deberían redoblar esfuerzos para equipar apropiadamente los centros asistenciales, al tiempo de informar apegados a la verdad sobre la amenaza que ronda a los mexicanos, no sólo confiarnos en que un significativo porcentaje de la población ya fueron vacunados.
 
Lo que se oye
 
Pese a la distancia que representan más de 400 años, la expresión plasmada en Don Quijote de la Mancha en la que se refiere: “Hemos topado con la Iglesia” sigue registrando vigencia y prueba está en el repiquetear de voces eclesiales, que destacan la preocupación eclesial por los escenarios de horror que se registran en últimas fechas en tierras veracruzanas, cadena del terror con ejecuciones frecuentes que ensangrientan a diversos municipios, historia de crueldad que ha originado el llamado sacerdotal para que se detenga el derramamiento de sangre, así como actuar con eficacia en la urgente tarea de restaurar la tranquilidad social...
 

Diciembre y enero han resultado en el presente, una de las etapas más espantosas de que se tenga memoria en tierras veracruzanas.