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Columnas y artículos de opinión
¡Peor el remedio, que la enfermedad!
Helí Herrera Hernández
14 de febrero de 2022
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
El país está contagiado, está enfermo, y no hay visos que en un corto plazo vaya a empezar a recuperarse, porque el gobierno federal, obligado moral y legalmente a conducirlo a un estadio de bienestar, hace cada semana lo necesario para agravarlo más.
 
Allí están los datos, las estadísticas, las cifras que matan cualquier comentario favorable en favor del presidente de la república, que al igual que las acciones del ejecutivo federal, son escritos y dichos con el hígado, con el estómago, porque los argumentos mes a mes, desde el primero de diciembre de 2018, se les han estrellado con la realidad a los defensores de la 4T.

 
A las preocupaciones de la inseguridad, que permea de norte a sur, y del poniente al este en la nación, ahora se suma la pérdida de la capacidad de compra de los y las mexicanas, que muestran un escenario escalofriante de escasez de satisfactores, que están generando un costo social cada vez más peligroso, de inestabilidad social, inclusive.
 
El dinero, motor en el capitalismo de felicidad material y espiritual, en México se sigue concentrando en unas cuantas manos, acentuando la desigualdad social y ampliándola >México es el octavo país con más concentración de riqueza en el mundo<. Baste decirles que, a partir del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el patrimonio de los mega-ricos creció 6 veces más que el ingreso de todos los mexicanos.
 
Veamos: Las seis familias que concentran la mayor cantidad de riqueza en el país, vieron crecer su patrimonio hasta 6 veces más que lo producido por la economía para repartir entre la población. Carlos Slim del grupo CARSO alcanzó ya una fortuna de 58 mil 900 millones de dólares; Sara Mota Larrea del grupo México, 16 mil 900 millones de dólares; Ricardo Salinas Pliego del grupo Salinas y Rocha 13 mil 300 millones de dólares; Juan Beckmann del grupo Tequila Cuervo 7 mil 32 millones de dólares; y Germán Larrea, también del grupo minero México, 6 mil 60 millones de dólares (tuvieron crecimientos en sus riquezas que van del 8.7 al 33.2 %).

 
En cambio, las carencias en más de 90 millones de compatriotas se han acentuado ya no solo en alimentos, ropa o medicamentos, sino también en servicios básicos primordiales como son luz, gas, educación (internet). Dicho en lenguaje popular, cada vez llegan menos alimentos a las mesas de las familias; los menores abandonan las escuelas por no tener sus padres para adquirir la tablet, computadora o celular, o pagar internet; los enfermos están muriendo y/o agudizándose sus enfermedades por falta de medicamentos (el gobierno federal ya no se los otorga, como es su obligación constitucional).
 
No solo han desaparecido de los hogares estos bienes materiales, sino también la esperanza de que su situación vaya a cambiar, a mejorar, debido a las nulas políticas públicas que generen confianza para que la inversión privada, doméstica y extranjera fluya, para reactivar la economía nacional y provocara círculos virtuosos.
 
No se asoma durante este sexenio gubernamental, una posibilidad que pudiera suceder.

 
Hoy nos levantamos todos los días con nuestro problema fundamental: ¿cómo vamos a solucionar el sustento de nuestra vida material?, es decir, ¿cómo vamos cada día a llevar los alimentos para nuestra familia, y evitar enfermen por no consumir lo necesario?, porque si no, otro frente se nos abriría, dado que menos tendríamos para las medicinas.
 
Se acabó el sueño. Aquel que nos hicieron creer que el paraíso estaba a nuestro alcance si se les daba el voto y la confianza. Resultó, y allí están las estadísticas del mismísimo CONEVAL, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, del Banco de México, del INEGI, peor el remedio que la enfermedad.