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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
A ti, criminal
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
10 de marzo de 2022
alcalorpolitico.com
«Me quiero dirigir a ti, criminal: donde estés o hayas nacido o te estés escondiendo voy a dar contigo... tu sentencia legal y social va a ser del tamaño de tu cobardía y de tu violencia». Este furibundo anatema corresponde a la reacción del gobernador de Querétaro ante los terribles sucesos ocurridos en el estadio Corregidora, por el enfrentamiento entre «barras» de equipos de futbol cuyo saldo se desconoce a ciencia cierta.
 
A quienes tienen dos dedos de frente les resulta claro que lo sucedido en Querétaro (y que volverá a ocurrir, porque las canchas siguen estando bien preparadas para ello) y que provocó la furia del gobernador, tiene que ver, más que con el futbol-deporte, con el futbol-lucro.
 
Esa persecución con la que amenaza el furibundo gobernador queretano es de alcance ilimitado. El señor habló más. Dijo «Lo que hiciste ayer ha ofendido a las familias queretanas y del país, lastimaste a visitantes, pusiste en riesgo a las familias que quieren disfrutar de un evento deportivo».
 

Duras las palabras, suaves las acciones. ¿Por qué? Porque esto que ocurrió en Querétaro es cosecha de múltiples factores que se han sembrado, producido, provocado o auspiciado, sea por acción o por omisión, que para el caso es lo mismo. ¿De qué es resultado? ¿Tan solo del «apasionamiento» de dos porras-barras que van, muy inocentes, a apoyar a sendos equipos de futbol, a dos «escuadras» (¡claro!: escuadras, o escuadrones, o ejércitos que van a «dar la batalla», a «enfrentarse», a «vencer al rival», a «hundirlo» a «cobrar afrentas pasadas»)? ¿O es producto del fanatismo propiciado por los clubes y por los comentaristas deportivos y tolerado por otros actores ya bien identificados? ¿No dijo el presidente de la FMF que «los equipos necesitan “una base de fanáticos” (¿?), por lo que decidieron no desaparecerlos, pero sí instruyeron a los clubes a dejar de financiarlos (¡tal cual!) y de regalarles boletos»? (proceso.com.mx/2022/3/8).
 
El deporte, que los antiguos griegos recomendaban para «tener el alma sana en un cuerpo sano», de pronto resulta una ocasión propicia para demostrar que el «alma» que se esconde en un cuerpo enfermo, monetizado, drogado, alcoholizado, es un espíritu maleducado, desescolarizado, obtuso, sojuzgado, inoculado, pervertido, contaminado por el mal ejemplo o por una falsa doctrina, según la definición del diccionario.
 
El tema de fondo es la educación, la forma en que un bebé, un niño, un adolescente, un joven, un universitario es educado, es formado, es orientado. Es la educación que se recibe originalmente en el «seno» familiar, como bien se dice. En ese seno del que se absorben y nutren los principios básicos del bien vivir. Entiéndase, no de la mojigatería, de la beatería y de los sermones insulsos de predicadores de carpa que con gritos de alabanza encubren acciones diarias de odio y destrucción.
 

La familia y, enseguida, la escuela, es el seno del que se absorbe y se aprende la forma de verse a sí mismo, de ver a los semejantes y a los diferentes, a los que nos rodean y a los que viven lejos, a los conocidos y a quienes viven en las antípodas. Si la familia está rota, con alguien que cree que quien lleva una camiseta de otro color es un «enemigo» a quien hay que vencer, insultar, agredir, vejar, herir y hasta matar, entonces estamos preparando las tragedias que se vendrán inexorablemente.
 
Si la escuela está inspirada en la fantasía de «triunfar» en lo económico y en lo social, aunque sea pisando a diestra y siniestra, y allí se puede practicar también la violencia, el insulto, el menosprecio, la discriminación, la burla al compañero o compañera solo por tener un resentimiento contra la vida, estamos adecuando la misma palestra en donde estas frustraciones y odios se manifestarán, como lo hemos conocido.
 
Y si el medio: social, cultural, económico, político, religioso y hasta el deportivo, está inoculado de ideologías, de formas de pensar que distorsionan la realidad e inducen al fanatismo, se está también fomentando el enfrentamiento entre compañeros, entre amigos, entre vecinos, entre familiares. Si se piensa que el credo político o religioso de uno o la camiseta deportiva que uno «defiende» es la verdad absoluta, es en lo que todos deben creer, es el partido político al que todos, a fuerza, deben pertenecer, defender y ofrendar su vida, estamos creando el caldo para cultivar eventos como el que conocimos.
 

La pregunta que se le puede hacer al gobernador queretano es: ¿De verdad va a dar con ese «criminal» al que se refiere, «estés donde estés o hayas nacido o te estés escondiendo»? Lo bueno es que el presidente futbolero (FMF) ya le allanó el camino.
 
La persecución será, entonces, terrible; más, mucho más terrible y espantosa que lo sucedido y que el anatema proferido. Llegará, tendría que llegar, muy, pero muy lejos...
 
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