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Columnas y artículos de opinión
Fortalezcamos nuestra seguridad
Rafael Martínez Zaleta
1 de agosto de 2011
alcalorpolitico.com
En el tema de la seguridad pública no habré de referirme a las crisis de las lecturas criminológicas que a diario se presentan en todo el país y que desgraciadamente en unos meses más, habremos de completar la nada agradable cifra de 50 mil víctimas. Haciendo un poco de historia recordaremos que en el gobierno de Nixon, cuando murieron 50 mil soldados en la guerra de Vietnam, todos los congresistas y el pueblo en general comenzaron a protestar con el propósito de parar la guerra, año y medio después lo consiguieron. Instrumentando el famoso Watergate y por añadidura la salida de Nixon de la Casa Blanca. La guerra de Vietnam terminó con la vergonzosa salida del ejército yanqui. ¿Qué habrá de suceder en México cuando padezcamos la mencionada cifra?

Hay algo que tiene una cercana relación con la seguridad pública, pero más que responsabilidad del gobierno, pudiera pensarse que es de los padres de familia. Hace aproximadamente un mes, una institución de salud dio a conocer una encuesta escalofriante: entre la noche del viernes, sábado y domingo, fallecen en México 600 personas entre los 20 y 35 años de edad, víctimas de accidentes automovilísticos relacionados íntimamente con el consumo de alcohol. Si dicha encuesta se da por cierta, entonces los 600 fallecimientos rebasan los indicadores de decesos relacionados con la delincuencia organizada. Y tan grave es una cosa como la otra.

¿Qué remedio habría de aplicarse para que no se enluten tantos hogares? Un padre de familia sugirió estas medidas: definitivamente el gobierno no puede poner un policía para que cuide a un ciudadano, ni siquiera a una familia. Los padres de familia nos hemos olvidado de nuestras responsabilidades, pensamos que con llevar al hogar lo necesario para satisfacer nuestras necesidades más elementales, ya cumplimos con nuestras obligaciones, y eso no es cierto. Todos los padres tenemos que hacernos amigos de nuestros hijos, debemos convivir con ellos, debemos platicar, vivir en cercanía, acercarlos a Dios, invitarlos a ir a misa, que tengan fe, infundirles los valores éticos, religiosos y morales. Que crean en algo, que se acerquen al templo de su mayor agrado. Que en estos momentos difíciles, donde la violencia nos lastima a todos, es cuando más y mejor se debe integrar la familia. Reiterarles, cuantas veces sea necesario, que el dinero fácil conlleva riesgos muy serios.


Es necesario volver al pasado, si es que realmente deseamos mantener nuestro bienestar en la familia, por ejemplo, aunque de entrada nos sintamos mal o nos incomodemos, pero si nuestros hijos quieren asistir a algún centro social, ¿por qué no llevarlos?, ¿por qué no ir por ellos? Si bien es cierto, que en los antros también ocurren incidentes, la inmensa mayoría se dan de la casa a los antros y viceversa. Es no tan solo necesario, sino obligatorio, conocer las amistades de nuestros hijos, porque muchas veces por unos pagan otros.

Pero fundamentalmente tenemos que acercarnos a los hijos, romper la barrera que existe entre ellos y nosotros. Hacerlos entender que el amor que tenemos por ellos es el mas grande del universo y que nuestras palabras, nuestros consejos, los deben escuchar sus oídos y guardarlos en su corazón y en su mente. Sin querer ser dramáticos, es necesario que sepan que la pérdida de uno de ellos va a ensombrecer nuestro hogar para toda la vida. Que la pérdida de uno de ellos, habrá de ser un lastre en nuestra alma. Que una desgracia de esta naturaleza nos va a cambiar a todos. Que ya nada va a ser igual…

En nuestro estado, con mucho beneplácito hemos recibido el nombramiento del nuevo Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, persona de reconocida solvencia moral y mucho dominio en las áreas de seguridad. Pero independientemente de su buena disposición, para abatir la delincuencia, es necesario el concurso de la ciudadanía y muy particularmente de los padres de familia, que son la célula más importante de nuestra sociedad.


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