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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Seguimos en lo mismo
Miguel Molina
12 de mayo de 2022
alcalorpolitico.com
Seguimos en lo mismo. Como la semana pasada, más de doce millones de mexicanos no tienen agua potable, y no hay capacidad para ampliar las redes de suministro ni de alcantarillado, ni hay fondos para tanques elevados – como advierte un documento de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados –, y no hay capacidad para ampliar las redes de suministro ni de alcantarillado, no hay dinero para construir tanques elevados, ni para establecer sistemas de monitoreo de la calidad del agua y de los sistemas de potabilización. Hay lo que hay. El agua es nuestra pero no sirve de mucho.
 
Vuelvo al ejemplo de Veracruz, donde siguen haciendo sus nidos las olas del mal, las sequías afectan las cosechas, y las cosechas afectan el abasto, y así sucesivamente hasta que todo cuesta más caro aunque siga siendo lo mismo. Pero no hay planes de contingencia ni de mediano ni largo plazo para atender este asunto.
 
Decía que la cosa va mucho más allá: según la Comisión, más de setenta por ciento de nuestras cuencas, lagos y lagunas, y casi noventa por ciento de las fuentes de agua, están contaminadas. Lo que queda, por ejemplo en Veracruz es lodo seco. Pablo Robles Barajas, director de la Comisión Nacional del Agua en la Cuenca Centro, señaló que en los últimos cien años han desaparecido más de ciento ochenta lagunas y otros cuerpos de agua dulce en el estado.
 

Hay ríos por donde corren más desechos que agua. Otras fuentes se llenan de escurrimientos de basureros mal cuidados. Nadie – en Veracruz o en ninguna otra parte – toma en serio el agua. La política se reduce a enviar pipas nunca suficientes a las colonias donde falta el líquido, y a anunciar que habrá nuevas medidas de racionamiento (aunque usen cualquier otro nombre) mientras vienen las lluvias.
 
Pero las lluvias que vienen no serán suficientes. Falta agua. Y falta planeación. Las mismas autoridades que prometieron que todo sería diferente han permitido que todo siga igual. Y nosotros hemos seguido echando basura y otras cosas a los arroyos y los ríos, y a las calles que se inundan cuando nuestros desechos tapan las alcantarillas. Y todos nos quejamos, aunque nadie hace nada.
 
Sería interesante ver qué estrategias tienen los estados para manejar la escasez de agua. Sabemos que Monterrey quiere llevar agua del río Pánuco para aliviar su problema, aunque ningún río alcanzará para eso. Hay otros proyectos aliados, desconcertados. El gobierno federal no tiene nada, según el Plan Nacional de Desarrollo.
 

Y la memoria, terca, trae una y otra vez la voz que hace años advertía que Dios da el agua pero no la entuba. México terminará bebiendo en botellas de plástico el agua que las grandes empresas usan para ganar dinero con un recurso que, a fin de cuentas, es de todos. Pero eso es una herencia neoliberal que nada tiene que ver con ninguno de nosotros. Y por lo tanto nadie es responsable. Carajo.
 
Desde el balcón
 
Uno se sienta al sol sin camisa, como para redimir los meses pálidos, y mira con interés el trago de malta que tiene fulgores nuevos bajo el sol. Es mediodía, cuando la luz es más intensa y cruel. Uno piensa en los lugares que no tienen ni siquiera el agua que sale caliente por el tiempo que pasó entre la descarga de la pipa y el momento en que alguien abre la llave del agua.
 

Uno piensa en lo que sale por la llave cuando algo sale por fin, y sabe que de poco valdrán los programas de última hora. Uno alza una copa de malta y desea que todo pase en buena hora, y espera que el voto popular etcétera.