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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Las campañas
Miguel Molina
11 de agosto de 2022
alcalorpolitico.com
"El convenio significa acompañarnos en la búsqueda de soluciones a retos similares, a partir de las experiencias de éxito", dijo sin decir mucho Javier Duarte de Ochoa un martes de septiembre de hace once años, cuando todavía era gobernador.

Se hizo una ceremonia en un patio de Palacio de Gobierno. Los asistentes – uno nunca sabe quiénes van a esos actos – aplaudieron al gobernador Duarte de Ochoa y a su invitado, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Ese día Duarte prácticamente confirmó a Peña como candidato del PRI a la presidencia. De ahí en adelante – como dicen en Chihuahua – todo lo que escurrió fue miel.

Nunca se supo si hubo intercambios culturales entre Xalapa y Toluca o viceversa, si hubo programas artísticos y académicos entre las dos capitales, si hubo algo, lo que fuera. La diosa Google, que a veces puede ser despistada, no dice mucho sobre el convenio de entonces. Nadie más dijo nada.


Ahora tenemos un convenio entre la Ciudad de México y el gobierno de Veracruz: la gobernadora capitalina ofrece los servicios de un órgano desconcentrado de la capital para organizar el desmadre que hay en los servicios tecnológicos de la administración pública.

Pero este no es el primer convenio que maneja la Agencia Digital de Innovación Pública (Adip). Ya hay acuerdos similares con Michoacán, Campeche, Colima y Sonora. Lo de Veracruz se anunció desde enero de este año.

Se necesita ser muy ingenuo o morenista para creer que la visita de la jefa de gobierno de la Ciudad de México a Veracruz – como a otros estados – fue nomás porque sí, como han sido los viajes de otros y de otras que han ido a lugares donde antes no iban funcionarios de su nivel que no anduvieran en campaña.


Van a que los miren

Las campañas comenzaron en mayo del año pasado, cuando el presidente de la República anunció que tenía no tenía candidatos para sucederlo, y que los aspirantes de su partido eran corcholatas que él había destapado (en una metáfora equivocada, porque las corcholatas no se destapan...), como en los viejos tiempos.

Desde entonces, con cualquier pretexto, los suspirantes presidenciales van a cualquier parte a decir nada pero salen en las fotos oficiales, y los medios repiten sus palabras sin cuestionar lo que dicen. Van a que los miren. Y todos quedamos contentos hasta que llegue la hora de votar.


Quien presta atención a lo que dicen tan ilustres visitantes y tan orgullosos anfitriones oye sin entender lo que escucha, porque no dicen mucho o no dicen nada, ahora como entonces, hábiles en burlar el espíritu de la ley simulando que respetan su letra, igual que los de antes.

Algo tiene que cambiar, ya. No se puede seguir culpando a los neoliberales de las mañas que todavía se practican después de tres años de transformación.

Desde el balcón


El cubo de hielo que el sol de la tarde deshace en la malta tiene una luz ámbar. Nadie pasa por el sendero de enfrente, nadie toca el piano cerca o lejos, nadie sabe qué pasó con el miércoles. La canícula no cede. Lo único que hay a la mano es la poesía.

No voy al mar en este ancho verano cubierto de calor, no voy más lejos de los muros, las puertas y las grietas que circundan las vidas y mi vida, dice un bardo. Son las cinco del calor, las cinco en punto de la vida, dice otro. Hace un calor del carajo, dice uno, y alza la copa de malta y brinda por lo que es, por que ha sido y por lo que será, vote quien vote.