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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
El compadre Quintanilla
Raymundo Jiménez
18 de noviembre de 2022
alcalorpolitico.com
A mediados de septiembre pasado se confrontaron en Twitter la secretaria de Energía, Rocío Nahle y el expresidente Felipe Calderón, por un comentario que el exmandatario panista hizo en esa red social por un texto que el columnista Mario Maldonado, de El Universal, publicó acerca del sobrecosto de la refinería de Dos Bocas y los presuntos negocios de la familia política de la titular de la Sener.

“Y eso que no hablan de la empresa del compadre de la Secretaria @rocionahle, Arturo Quintanilla Hayek, cuya empresa ‘Huerta Madre’ ha recibido contratos por miles de millones de pesos en Dos Bocas. Habían de bordar esta información en el pañuelito sagrado”, escribió Calderón Hinojosa.

La aspirante de Morena a la gubernatura de Veracruz le contestó al exmandatario de Acción Nacional: “Para su conocimiento el Sr. Quintanilla no es dueño ni socio de la empresa que usted menciona. Ya entregué en el Senado al representante de su partido (PAN) el acta constitutiva de Huerta Madre. Ni familiares ni amigos están en el proyecto ¡esa refinería que yo SI pude hacer!”, en alusión a la llamada Refinería Bicentenario que en 2009, tres años antes de que concluyera su administración, Calderón empezó a construir en Atitalaquia, estado de Hidalgo, de la que sólo levantó, con un costo superior a los 620 millones de dólares, la barda perimetral que rodean las 700 hectáreas donde se había proyectado edificar dicho complejo petroquímico que pretendía producir 250 mil barriles de gasolina al día y que crearía 32 mil empleos directos e indirectos.


Sin embargo, por más que Nahle trata de deslindarse de Quintanilla Hayek –hijo del fallecido ingeniero Jaime Quintanilla Garza, fundador de la empresa Gravas del Sureste, S.A. de C.V. dedicada principalmente a la extracción, clasificación y comercialización de materiales de canto rodado con altos contenidos de sílice–, la sombra de su compadre la persigue por todos lados.

Un usuario de Twitter publicó el 5 de febrero pasado el contrato que hace un año el Gobierno de México le otorgó por 305 millones 533 mil 006 pesos con 47 centavos a la empresa de Quintanilla Hayek para “reforzamiento de muelles en el Puerto Comercial de Salina Cruz, Oaxaca.” La vigencia de este millonario contrato abarca del 27 de diciembre de 2021 al 26 de diciembre próximo.

Ayer, al preguntársele en su conferencia de prensa al presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el caso del tiradero de residuos sólidos a cielo abierto de Las Matas, en el sur de Veracruz, el mandatario reconoció que debido a “muchos problemas” es posible que en su administración no se solucione ese grave problema ambiental generado por las miles de toneladas de basura que diariamente producen los habitantes de las cabeceras municipales de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque.


Sin embargo, el mandatario exculpó al gobernador Cuitláhuac García y a los alcaldes. “Yo hice el compromiso. No va a ser culpa, si no se cumple, de las autoridades municipales o del gobernador. Va a ser mi responsabilidad, mi culpa”, sostuvo.

Pero hace cuatro años, todavía como senadora por Veracruz, Nahle gestionó el proyecto de un relleno sanitario cuyo beneficiario de esta mega obra de saneamiento ambiental era precisamente su compadre Quintanilla, en uno de cuyos terrenos de su empresa Gravas del Sureste, S.A. de C.V. se planeaba construir, pero fue rechazado tajantemente por los habitantes del municipio de Chinameca, quienes enardecidos llegaron al extremo de retener al gobernador García Jiménez en una asamblea popular celebrada en enero de 2019, condicionándolo a que lo dejarían retornar a Xalapa hasta que se comprometiera públicamente a que el depósito de residuos sólidos urbanos no se instalaría ahí.

Esa vez, el que falló, fue el secretario de Gobierno Eric Cisneros, el operador político de Nahle y Cuitláhuac García que tenía la encomienda de persuadir a los ediles para que aceptaran la ejecución de este proyecto en su municipio, pero quien al ver la enojada turba de indígenas popolucas salió huyendo en la batea de una camioneta pick-up, dejando solo al gobernador.