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Columnas y artículos de opinión
Aplausos para el Presidente
Luciano Blanco González
2 de diciembre de 2022
alcalorpolitico.com
No cabe duda de que los grandes acontecimientos políticos marcan el rumbo de la historia y, consecuentemente, de los pueblos, influyendo en las ideas y en los modos de sus líderes para tomar las grandes decisiones en el trazo de su destino.

Las recientes marchas nacionales organizadas: una desde la sociedad civil y otra convocada desde el poder público por nuestro Presidente, la primera apoyada y fortalecida por una oposición difusa y discordante que hasta el 13 de noviembre se creía o cuando menos se calificaba como débil y en otros casos como inexistente, cobró de repente una forma inusitada para decir presentes, sí existimos, sí somos y aquí estamos.

Ninguna de las dos marchas fue espontanea o forzada, como se pretenden presentar, las dos fueron en respuesta a un compromiso de conciencia con sus respectivos bandos independientemente de sus convocantes.


La sociedad civil se formó en una cantidad nada despreciable, como respuesta a una constante descalificación a su modo de vida, a su forma aspiracionista de pensar, como una válvula de escape a la presión cotidiana que sobre ella se ejerce por sus críticas, como una señal de enojo a la manera en que se desprecia y se desvalorizan sus opiniones, ya hacía tiempo que querían salir a protestar, ya estaban preparados.

La celebración masiva del Obradorismo se dejó sentir en todo el país con una participación entusiasta, también para decirle a la nación que el Presidente no está solo, que detrás de él está toda una fuerza social, compuesta por millones de ciudadanos dispuesta a salir a las calles a celebrar y defender una política gubernamental que practica la derrama de los recursos públicos preferentemente hacia los pobres y hacia los desvalidos, la mayoría foránea regresó feliz, fueron a conocer la ciudad, muchos cumplieron un sueño imposible y de paso a quedar bien con sus autoridades o con sus coordinadores como muestra de disciplina y de lealtad.

A diferencia de la marcha civil, la otra marcha cuenta con un partido firme que los coordina, con aliados leales hasta ahora que, con las banderas del trabajo y del ecologismo, se sumaron incondicionalmente con sus vítores y con su presencia, consta que funcionarios municipales, gobernantes estatales y servidores públicos federales fieles a la idea de la transformación fueron los principales difusores de la concentración.


A estos les sirvió para presumir su elevada capacidad de organización para movilizar masas cuantas veces sea necesario, por las causas que sea y cuantas veces sean convocados por el líder infalible y único de la transformación.

No fue un enfrentamiento, tampoco una vencida o un cotejo de fuerzas entre transformistas y conservadores, cuando menos este no era el propósito de la manifestación del 27, en esta se ignoró totalmente la causa central de la anterior manifestación, no hubo mueras al INE, quizás porque estos también compartían la idea de que el INE. No se toca.

Eso sí, la primera marcha le dio aire y nutrió substancialmente la alianza oposicionista en el Congreso que daba la impresión de que era solo un grupo de legisladores tozudos que obstinados continuaban necios en una posición absurda en contra de la reforma electoral y que se oponían por sistema y sin razón a la transformación.


Aunque hay que resaltar que el gran efecto de la primera manifestación fue hacer reflexionar al primer mandatario sobre su propuesta para reformar la Constitución y trastocar el sistema electoral, si analizamos con prudencia habrá que felicitar al Presidente y aplaudirle porque escuchó al pueblo y ya dio marcha atrás a este intento, ojalá y siga en esa actitud receptiva y que escuche como escuchaba antes de ser presidente, no importa que digan que el pueblo lo está mandando, el lo ha dicho, el pueblo manda.

Esto significa que ya ha dejado sin bandera a sus opositores que tendrán que pensar ahora sobre lo que tienen que hacer para volverse a aglutinar como lo hicieron, ya no hay motivo, por ahora no pasa la reforma constitucional en la forma propuesta, pero están muy atentos a la siguiente propuesta a la que se le ha dado por llamar el plan B, para reformar el sistema electoral sin reformar la constitución pero ahora no lo ven como un gran peligro, están esperando saber qué contiene y se atreven a pensar que puede ser una propuesta violatoria de la Carta Magna.

Eso no va a suceder, cuando menos una reforma a la Constitución así, no debe de partir del presidente, quien en razón de su juramento está consagrado a respetarla y vigilar que nadie la viole, pero no falta el ejército de los quedabien, ansiosos de ascensos con conductas temerarias por no tener temor a exhibirse y estigmatizarse para ganarse las estrellitas de niños buenos y valiosos para la causa, son capaces de aprobar sandeces que rompan la unidad nacional.


Finalmente, hacemos votos porque este mes de alegría y reconciliación nos traiga satisfacciones a todos, quienes interesados en la felicidad de nuestro pueblo, superemos los antagonismos estériles, las marchas no revelan la existencia de dos Mexicos, sino que nos muestran un país en plenitud democrática, que debate, que critica, con libertad de expresión extrema en que el pueblo tiene la libertad abusiva inclusive de insultar a sus gobernantes, rebasando el límite de enlodar la figura presidencial, actitud no permitida en las democracias del mundo y mucho menos en las dictaduras reales o disfrazadas que abundan en el planeta, donde hacerlo equivale a ganarse la cárcel o a ser azotado públicamente en el mejor de los casos. No es el caso de México, para ello todos los ciudadanos tenemos el deber de luchar desde nuestras trincheras, no importando el bando en que nos encontremos por preservar los grandes valores de igualdad, fraternidad, justicia y esperanza.- Por el bien de la causa.