14 de enero de 2012
alcalorpolitico.com
Ya en ocasiones anteriores se ha discurrido sobre las consecuencias sociales, políticas y económicas de esta mal lograda “guerra contra el crimen organizado”, sin embargo, me parece pertinente recordar alguna cuestiones que tal parece el gobierno pero sobre todo, nosotros los ciudadanos de este país hemos olvidado ante la violencia que impera como una nueva forma de política, hasta el punto de querer volverse un asunto culturalmente endilgado.
Desde las campañas electorales para postular a los candidatos a la presidencia de la república en 2006, mucho se habló de propuestas o lo que pomposamente los políticos llaman “proyectos de nación”, y de todos ellos el vencedor fue el de un candidato que a la postre se convertiría en un presidente encumbrado por papeles, por constancias, que le significaron legalidad sin embargo hasta el día de hoy, tal parece una cuasinula legitimidad ante una buena parte de sus gobernados.
Esta publicitada campaña estaba basada en el slogan romántico de “El presidente del empleo”, y como en cada época de elecciones, nos hace pensar (y me incluyo) ilusamente que las cosas cambiaran, pero desconocemos cual es el mecanismo que se mueve detrás de cada propuesta en la que se nos dice el “Que” pero nunca el “Como”, pues ello implicaría no solo reconocer el grado de mendacidad de los políticos sino que además haría patente el carácter inviable de dichas promesas ante el conflicto de intereses que éstos discursos eufemistas generan.
Así como en la tauromaquia las faenas se dividen en tercios, verbigracia, en este recién iniciado 2012, asistimos “a la última parte del tercer tercio” de esta administración pública federal, en la que el matador nunca termino de plantársele al astado, es más, el cornúpeta esta por robarle la gloria al torero, que en el ánimo de hacer lucida y espectacular la faena se ha visto ridículo, maltrecho y poco apto para la “fiesta”.
De esa forma durante el primer tercio (los primeros dos años) el ejecutivo una vez instalado en el poder no solo perdió de vista el slogan que lo llevó a Los Pinos sino que además al ver que estaba totalmente atado de manos y pies para generar un alto nivel de empleo (por cierto uno de los grandes objetivos macroeconómicos tan pregonados por estos neoliberaloides de pacotilla) se fue intencional y descaradamente por la tangente, es decir, inició esta “guerra” que a la postre solo consiguió hacer evidente que los cuerpos policiacos de todos los niveles estaban hasta el cuello dentro de la delincuencia.
En el segundo tercio (los segundos dos años) una vez tomada la ruta tangencial y olvidado el objetivo de mantener un alto nivel de empleo y echando mano de todo el aparato del Estado, intentó casi hasta el punto de convencer a una buena parte de los mexicanos, que esta “guerra” es por la población y que la razón de todo ese derramamiento de sangre es por nosotros, sus gobernados.
En esa labor se hizo acompañar por algunos malos políticos y uno que otro saltimbanqui como lo fueron Camilo Muriño (D.E.P), Fernando Gómez Mont y Genaro García Luna entre muchos otros; el primero operador y negociador oficial de los Pinos ante algunos carteles principalmente el del Golfo según una interesante investigación llevada a cabo por la revista “Proceso”. El segundo un abogado bravucón que retaba a los criminales y que a su juicio los daños colaterales (es decir los inocentes muertos en esta “guerra”) eran insignificantes. El ultimo vinculado con ciertos grupos delincuenciales y por ende sospechoso de presuntos actos de corrupción.
En el último tercio que es al que asistimos, no deja de sorprender la conducta obcecada de parte del ejecutivo y tampoco puede columbrarse un “golpe de timón” o por lo menos reconocer que se erró en la estrategia. A poco menos de un año de concluir esta administración ya no le queda mucho de donde echar mano al Presidente, sino es que intente por todas las formas y como último recurso, tratar de seguir vendiendo la idea de que la “Guerra contra el crimen” es un objetivo alcanzable, y asuma el posible costo que le significara a su partido en las elecciones que están a la vuelta de la esquina.
Que lástima que algunos mexicanos se hayan dejado convencer por esta publicidad barata que lo único que trata es de sembrar es miedo, y que lástima que el miedo ya forme parte de un sistema de control de la vida de nosotros, los ciudadanos. La batalla nunca se ganará pues siempre que alguien quiera “meterse algo” siempre habrá alguien dispuesto a venderle ese “algo”, porque toda oferta crea su propia demanda decían los economistas clásicos, estos es simple economía señores, esto es simplemente “cosa de dinero”. Ojala que esta lucha sin sentido no termine por matar a la “gallina de los huevos de oro” si no es así entonces porque no legalizaran el uso de las drogas, no será porque entonces de le acaba el negocio a los bancos(lavado de dinero) a los cuales el gobierno les consecuenta tantas tropelías, ¿Qué opina usted?
De esa forma les suplico recordar al “Presidente del Empleo”, que ante la incapacidad para hacer cumplir su palabra pues las promesas se diluyeron en la demagogia, se convirtió en el “Presidente del Terror” y también el “Presidente del desempleo” pues solo basta con echar un vistazo a las cifras del INEGI y de la Secretaria de Economía, no menciono la Secretaria del Trabajo porque es bien sabido que el Secretario Lozano es un funcionario adoctrinado y enemigo de los trabajadores.