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Columnas y artículos de opinión
Deliberación
Consuelo
Francisco Montfort Guillén
1 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Para los que sufren. Para los excluidos, marginados, vulnerables. Para los enfermos de SIDA, de cáncer, de males de pobreza. Para los humillados y ofendidos por la corrupción, el nepotismo y las mentiras de los políticos. Para los decepcionados con la democracia simulada, con el desarrollo de los pocos y el subdesarrollo de los muchos. Para los frustrados por la ausencia de mujeres en la cantidad y calidad en los puestos que merecen en los Poderes de la Unión, los tres niveles de gobierno, en los partidos políticos. Para los desesperados por no encontrar ideas, dignas de ese nombre, en los candidatos a puestos de elección popular. Para los ricos y las clases medias, también, porque viven materialmente mejor, pero insatisfechos con su modelo de vida y sus relaciones familiares, amorosas, filiales.
 
Consuelo es el descanso en las exigencias de una vida laboral difícil y mal remunerada; es alivio de las penas de la vida por falta o excesos de recursos y sin el apoyo de bienes y servicios públicos de calidad; es el descanso de las molestias cotidianas de una vida colectiva convertida en lucha permanente y temores crecientes; es la aminoración de las fatigas provocadas por una sociedad sin la preparación adecuada para hacer frente al desafío que nos imponen otras sociedades en el mundo, una sociedad que por no ofrecer las oportunidades suficientes para que cada mexicano decida y pueda hacer el proyecto de vida que más lo satisface, ha convertido la convivencia en una batalla de sobrevivencia.
 
Consuelo Ocampo es una mujer inteligente y hermosa, armas puestas al servicio de las mejores causas humanas, que actúa políticamente basada en los valores auténticos de la solidaridad y la ética de los desaparecidos militantes de las utopías de izquierda. Frente a tanta realidad tan adversa, escuchar a Consuelo Ocampo provoca consuelo: sus ideas e ideales, su amplia cultura son expresadas con certeza, elegancia y precisión. Representa lo mejor de la sociedad xalapeña. No sólo por sus cualidades, sino por la claridad que tiene sobre sus tareas legislativas (pretende ser diputada) y la necesidad de sacar a la capital veracruzana del marasmo que la congela y sacar a la Universidad Veracruzana de la mediocridad de sus autoridades.
 
En la precampaña compite con dos viejos militantes del PRD. Manuel Bernal, que tiene una amplia experiencia en tareas edilicias y legislativas en el ámbito local. Desafortunadamente su salud está muy quebrantada (le deseamos una fuerte recuperación) y su figura se ha desgastado por el ejercicio del poder.
 
El otro contendiente es Uriel Flores Aguayo. Este personaje es digno representante de la metamorfosis fallida de la izquierda: la crisálida que no se convierte en mariposa, sino que emerge como insecto, se queda como gusano. Manipulador de las necesidades de los miserables urbanos de Xalapa y alrededores, encarna a la perfección, centuplicándolos, los viejos modos del priismo, haciendo de los reclamos urbanos la manipulación más arcaica, más corrupta y más perniciosa para la salud pública de la política y la sociedad de Xalapa. Su presencia y ascenso último lo presenta como el mejor candidato del «perredismo de la fidelidad», dispuesto a pactar, con el candidato del partido en el gobierno, sus apoyos, a cambio, como siempre, de alguna ventaja económica personal.
 
La política en México requiere de una renovación auténtica. Menos a través de grandes teorías y enormes construcciones, como las titánicas refundación de la nación y la formación de un nuevo régimen o sistema político. Está más a nuestro alcance realizar tareas sencillas y tremendamente significativas. Acciones de una política negativa, como propone Avishai Margalit: “La teoría moral de la política debe empezar con la política negativa: la política que nos advierte como evitar el mal, antes de enseñarnos cómo podríamos alcanzar el bien”. Agrega Jesús Silva-Herzog Márquez: «Entre las sugestiones de la tienda y el altar, se abre paso la política de la hospitalidad: aquella que aprecia los méritos de la negociación y el acuerdo pero que, al mismo tiempo, defiende los valores que no pueden entrar en subasta». (Nexos en línea, 01/06/2010).
 
Si queremos transformar la «sociedad de la humillación» en que hemos convertido a la nuestra, por una sociedad decente, humanitaria, que de espacio al consuelo, a la comprensión y que rechace la transición democrática podrida, hecha más a base de transacciones y de pactos que de acuerdos éticos, necesitamos empezar por rechazar lo inadmisible: a los peores candidatos desde el punto de vista ético e intelectual.
 
Los partidos de la izquierda están ante la posibilidad de ofrecernos candidatas, mujeres que representen con toda dignidad la capital veracruzana. En el distrito urbano Consuelo Ocampo y para el distrito rural a Mireya Toto (capacidad intelectual, enorme cultura, luchadora de buenas causas sociales) o a Dulce María Dauzón (empresaria exitosa y con sensibilidad social, respetada y reconocida por su decencia). Serán sin duda candidatas que nos causarán orgullo, que independientemente de si triunfan o no, levantarán la votación de la izquierda moderna que el país y Veracruz necesitan. Si los demás partidos alzan las miras y nos ofrecen candidaturas con personas dignas de reconocimiento intelectual y moral, Xalapa puede iniciar su despegue hacia la construcción de una sociedad decente, como la que propone Margalit a partir de una sugerencia del filósofo Sydney Morgenbesser: no nos hace falta una sociedad justa; nos urge una sociedad decente. Con excepción de Mireya Toto, las otras dos posibles candidatas no son mis amigas. Me gustaría que lo fueran, que nos ayudaran a todos para construir otro tipo de sociedad. Por ahora, los partidos tienen la responsabilidad inicial.

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