icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Todo ha quedado en familia
Arturo Reyes Isidoro
1 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Los ecos por el affaire de los 25 millones de pesos habrán de durar, pese a todas las explicaciones y justificaciones que se dan, pero en lo inmediato hubo un beneficiado directo, que quizá no se esperaba este recurso distractor que le llegó como si le hubiera caído del cielo: el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
 
Porque mire que precisamente cuando se esperaba ruido, mucho ruido –aunque solo eso– por la aprobación el lunes de la cuenta pública del 2010 del Gobierno del Estado, último año, controvertido año de la gestión del político cuenqueño, de la que salió limpio, rechinando de limpio, según se dictaminó y aprobó en Congreso local, en especial ese día los ruidos mediáticos de la maletas de dinero distrajeron toda la atención y ni quien se interesara ya por cuestionar lo que se estuvo cuestionando mucho tiempo.
 
Para efectos legales, Fidel puede, ahora sí, dormir tranquilo. Ha salvado cualquier responsabilidad por el manejo administrativo del último año de su administración, pues el legislativo no encontró ningún elemento constitutivo de algún ilícito. Para efectos de su expediente político, seguirá teniendo una hoja de servicios limpia, impecable, de tal modo que nadie lo pueda cuestionar si quisiera o hubiera la posibilidad de que pudiera volver al servicio público, que el tío Fide está retirado pero cuántos toreros no se han cortado la coleta o cuántos boxeadores no han colgado los guantes y un buen día anuncian que vuelven al ruedo o al ring.
 
Que los diputados locales priistas hayan votado y sacado limpio a quien fue --¿o continúa siendo?– su jefe político no es motivo de ninguna sorpresa. Era lo esperado. Era lo normal. Acaso para su proceder los obligaba la misma militancia partidista, la pretendida unidad de correligionarios en año electoral, pero, sobre todo, los obligaba un compromiso personal: ellos tienen su curul, que es decir fuero, poder, ganancias económicas, canonjías, negocios al amparo del poder, camionetas de lujo, choferes, ayudantes, gracias al dedo de Fidel, pues fue él y nadie más que él quien decidió en su momento que ellos fueran los candidatos de su partido y por lo consiguiente diputados.
 
Lo que llama la atención es que el mismo coordinador político de la bancada panista, Jesús Danilo Alvízar Guerrero, secretario de las comisiones de Vigilancia y de Hacienda del Estado, votó también favorablemente, avaló la limpieza del último año de gestión del político de Nopaltepec, con lo que de paso desarmó cualquier cuestionamiento que intentara hacer algún otro miembro de su partido y desactivó también cualquier obús que con motivo de las campañas políticas intentara dirigir algún candidato blanquiazul en contra de los tricolores, cuestionando la gestión de Herrera Beltrán. No hay tos, pues. Todo ha quedado en familia.
 
Digo que en familia porque según testimonios, priistas y panistas se entienden bien, bastante bien, según denunció con pruebas otro prominente panista, el señor José Abella García, precandidato albiazul a la diputación federal por Córdoba y propietario del diario El Buen Tono.
 
En la edición de ese histórico lunes 30 de enero de 2012, el señor Abella publicó en su periódico que durante un debate que tuvo lugar el domingo en Ixtaczoquitlán entre aspirantes a la diputación federal de su partido, “micrófono en mano para que todos los militantes de su partido escucharan, presentó copia de las pruebas de que el ex alcalde de Córdoba, Juan Lavín, pagaba 20 mil pesos mensuales al presidente del comité directivo municipal del blanquiazul, Jorge Luis Martínez Ballesteros, dinero que cobró con el objetivo de impedir el triunfo de Acción Nacional en la pasada contienda municipal”, o sea que hubo fuego amigo.
 
“Las copias de los recibos de los cheques que Lavín y los de su administración firmaron y entregaron para la compra de voluntades dentro del partido que el mismo Ballesteros preside, fueron entregadas al ex secretario general del CDE Herman Ortega, frente a los panistas de Ixtac ahí reunidos, en donde comprueban que Martínez Ballesteros recibía dinero de Lavín. «EL ENEMIGO ESTA DENTRO DE CASA», sostuvo Abella García. Martínez Ballesteros fue el culpable de que el 33% de las casillas quedaran sin representante panista el día de la elección el pasado julio”.
 
Para no dejar dudas, en la misma edición se publicaron copias facsimilares de una orden de pago y de una factura que sustentan la denuncia de Abella García.
 
“Situación que pasando dicha elección, José Abella denunció a quien fuera en ese tiempo Secretario General del PAN estatal, Herman Ortega, mismo que nunca puso interés, fue por eso que el día de ayer aprovechó para entregárselas en su mano frente a los panistas quienes no dejaron de aplaudir la acción”.
 
Concluye la nota de El Buen Tono: “Y pidió al Comité Directivo Estatal tome cartas en el asunto para que estos panistas «transas, oportunistas y traidores», salgan de inmediato del partido; que se vayan al PRI donde seguramente Martínez Ballesteros aprendió esas mañas ya que hace lo mismo que la mamá de la diputada priista Daniela Nadal: ¡también cobran sueldo! como maestros desde hace años sin pisar un aula”. ¡Zucu!
 
El señor Alvízar votó en el Congreso local en el mismo sentido que sus supuestos opositores priistas. Aun sabiendo que de todos modos se iba a imponer el mayoriteo tricolor, ni siquiera intentó taparle el ojo al macho sufragando en contra, “oponiéndose” o armando un pancho aunque fuera de mentiritas. El señor Ortega, en el caso de Córdoba, ni puso interés cuando le denunciaron lo que estaba sucediendo y se ha quedado callado ahora que en su cara y de cara a todos los panistas le han entregado las pruebas de que el presidente municipal de su propio partido se vendió o lo compraron para que desde adentro minara la causa blanquiazul.
 
Después de todo lo anterior, se puede esperar todo lo inimaginable en las próximas elecciones del 1 de julio próximo y no sería nada raro que, pese a sus candidatos, el PRI arrase en todos los distritos. Y, claro, la culpa no será del tricolor, que se ve que ha estado haciendo bien su tarea, aplicándose bien en lo que sabe hacer muy bien: corromper a sus “enemigos”, que en el amor y en la política todo se vale y vale, cuesta y se paga bien. Y todos limpios y todos contentos y Veracruz en paz política, en santa paz y ¡vive Dios!