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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Erick Lagos, todo un ideólogo
Arturo Reyes Isidoro
2 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
El político, de Azorín, es mi guía. Reyes Heroles el sendero… y he abrevado de los hombres sabios de manera directa mediante la vivencia y a través de la lectura: de Max Weber la ciencia de la política; de don Adolfo Ruiz Cortines la ortodoxia y el juego socarrón y de la Universidad Veracruzana las teorías de Kant, Luchmann, Habermas y Kelsen, el positivismo jurídico, la opinión pública, el derecho natural… y por supuesto he aprehendido el patriotismo de Cárdenas y el nacionalismo de López Mateos”. ¡Pa’ su má! Erick Lagos Hernández ¡no dejó nada! ¡Es todo un ideólogo!
 
El domingo pasado temprano desayunaba cuando ¡zas! casi me atraganto al toparme con las palabras de Erick, dichas al colega Edgar Hernández, quien las publicó en Milenio, en su columna “Línea Caliente”. Luego de que me dieron unos golpecitos en la espalda, de toser fuertemente y de respirar profundo (todos los comensales que estaban en el restaurante me voltearon a ver; por un momento quedé un poco agitado, no se crea; bien dicen que hasta en la casa, en este caso en el restaurante, se puede morir uno de un susto o de una sorpresa), continué la lectura. Por lo que se ve, de entrada, estamos ante una dirigencia política ilustrada, que ha leído, al lado de la cual Enrique Peña Nieto resulta un jodido ignorante.
 
Entonces me expliqué el porqué de su secretario particular, el ideólogo Enrique Mendoza Filidor. No podía ser menos. Pero, ya calmado, me quedé pensando mientras disfrutaba el café de sobremesa. ¿Y qué, Erick, de Maquiavelo (El príncipe), de Sun Tzu (El arte de la guerra), de Fouché, que retrata muy bien Stefan Zweig en Fouché, el genio tenebroso, o del Cardenal Mazarino (Breviario para políticos), para citar a unos cuantos clásicos de la teoría de la tenebra política?
 
Sin duda, ya habla muy bien del nuevo dirigente priista que lea o haya leído, aunque, la mera verdad, me pregunto, en la praxis de qué le van a servir Weber o Luchmann o Habermas cuando le brinque a gritos o a sombrerazos el “loco” Ochoa en el puerto de Veracruz, o Sara Luz Herrera Cano, “Sarita”, la famosa “Sarita”, cuyos gritos, reclamos y mentadas de madre se escuchan en varias cuadras a la redonda, u otros tantos locos o Saritas de tantos pueblos, villas y villorios de Veracruz.
 
Pero esa cultura de que hace gala Lagos Hernández explica por qué su dirigencia será una dirigencia “técnica y científica”, sí, así como lee usted. Porque, ponga atención, ni bien acababa de tomar posesión de su nueva responsabilidad cuando soltó una frase dominguera, para la posteridad: dijo que su partido designará, “con pruebas técnicas y científicas a los mejores perfiles” (¡juat!) que representarán al PRI en la contienda para diputados federales por mayoría relativa. Seguramente por lo que declaró es que el priismo está tranquilo, tranquilazo: afirmó que en la postulación de candidatos no se permitirá la imposición. Alabado sea el Señor.
 
De entrada, según lo publicado por Edgar Hernández, Erick ya se quejó de la crítica periodística. “Por supuesto que me duelen las críticas. Le duelen también a mi esposa. Pero en esto ya no hay vuelta pa’tras”. Po’s no. Para mi gusto, ni en declaraciones debiera involucrar a su esposa. Pero en el pecado lleva la penitencia este neodirigente, porque en su amplia, extensa declaración al periodista, en ningún momento, ni siquiera para tomar un respiro hizo mención de su formador, de su mentor, de su tutor, de su protector, de su padrino, de su padre putativo político, del maestro de maestros de la política Fidel Herrera Beltrán, a quien le debe todo y quien apenas en el sexenio pasado aconsejaba tener la piel gruesa, dura, curtida, ante la crítica. El tío Fide también es un clásico, pero se ve que su pupilo ya no sigue sus enseñanzas.
 
Pero apenas es el comienzo. Por lo menos en materia de declaraciones, Erick Lagos promete. Y sin duda alguna, estamos ante una dirigencia política con mucha crema, que le pone mucha crema a sus tacos.
 
A su dirigencia, Lagos Hernández llamó, llevó a José Alfredo Palma González, un profesor que tiene años como comisionado y que con tantito que le remueven en los tecnológicos del estado le puede salir un historial que sería la primera mancha de la nueva dirigencia.
 
Pero el martes 17 de enero publiqué oportunamente que la ex alcaldesa de Minatitlán, Guadalupe Porras David, llegaría a la dirigencia estatal de la CNOP, el llamado sector popular del PRI, y que la noticia daría seguramente mucho gusto al diputado local Flavino Ríos Alvarado, quien trató de enjuiciarla por presuntas irregularidades cometidas durante su gestión administrativa. Un día después, el miércoles 18, publiqué que hasta esa fecha, en el terreno político, a diferencia de la militancia de otros estados, el priismo veracruzano estaba callado, sin chistar ante las decisiones que se están tomando.
 
Pero Flavino el jueves 19 de pronto rompió el silencio y sabiendo como bien lo sabe, porque fue secretario de Gobierno en la administración del gobernador Miguel Alemán Velasco, que las decisiones políticas las toma el jefe político del Estado, que lo es también del PRI y de todos sus sectores y organizaciones, es decir el Gobernador, desaprobó la que era inminente designación de la señora Porras David y tajantemente dijo que no debía estar en la CNOP porque había muy mala opinión de ella. Que se sepa, es la primera vez que un prominente priista se opone abiertamente en forma pública a una decisión de quien tanto el ex dirigente estatal priista Héctor Yunes Landa como el actual dirigente Erick Lagos Hernández han calificado como el verdadero líder de su partido.
 
Por lo pronto, ya se comprobó la fuerza que tuvo la opinión de diputado local por Minatitlán: el domingo se entronizó a la señora Porras David. Ahora habrá que ver si se le obliga y acepta tomarse una foto con la dirigente de su sector para dar la imagen de la tan cacareada unidad priista, si continúa en su actitud de rechazo a una decisión del jefe político tricolor, si lo meten a la congeladora por su oposición a quien toma las decisiones o si de plano lo fortalecen dentro del PRI como una voz disidente, democrática y con ello alientan a que otros, los que quieran, también alcen la voz de inconformidad.