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Columnas y artículos de opinión
Amarga experiencia en Sudáfrica
Guillermo H. Zúñiga Martínez
4 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Es realmente preocupante el fenómeno social y educativo que se escenificó en la Universidad Sudafricana de Johannesburgo. Su origen se localiza en la desesperación por acceder a la educación superior y demandar un derecho que debiera ser universal para que quienes quieran superarse tengan la oportunidad de hacerlo.

Reclamar atención y guías para proseguir estudios universitarios es algo totalmente natural; además, plausible porque la juventud se exhibe como inquieta y decidida a estudiar y a construir su propia vida en medio de un mundo que exige, para tener éxito, la preparación académica.

Hace unos días, asistieron cientos de muchachos a la Universidad antes citada para pedir que les abrieran las aulas, así como les permitieran tener lo que ellos llaman “una plaza de estudiante” y recibir los beneficios de las enseñanzas de los maestros que laboran en aquella institución; mas, faltó sensibilidad, diligencia y, lo que es peor, disposición de las autoridades para dialogar con los interesados y encontrar conjuntamente una solución para satisfacer aspiraciones tan legítimas, por lo que al no ser escuchados, y menos asistidos, se apoderó de ellos la angustia, que poco a poco se fue haciendo colectiva hasta que se movilizaron irracionalmente configurando lo que la BBC de Londres llamó “una estampida mortal” que arrojó como resultado que una mujer haya entregado su vida y más de veinte personas sufrieran heridas en sus cuerpos porque el campus de la Universidad no es suficiente para acoger a estos grupos ávidos de ilustrarse, ni para superar el problema que tienen enfrente.


El incidente, penoso por cualquier ángulo que se le mire, tuvo lugar cuando miles de sudafricanos -muchos de ellos acompañados por sus padres-, se habían formado para lograr un lugar en ese centro educativo. A decir de Milton Nikosi, periodista distinguido, lo sucedido pone de relieve la dificultad que encuentran los interesados en ser alumnos dentro del sistema de educación superior de aquella Nación.

Por otra parte, esa situación, que es una realidad innegable, ha ido empeorando en los últimos tiempos por el creciente desempleo que afecta a más del 50% de los jóvenes en edad de laborar.

Al observar este panorama internacional, es de admirar la forma en que el gobernador Javier Duarte de Ochoa ha decidido atender a los que desean ser universitarios, porque en esta entidad se trabaja denodadamente para satisfacer sus demandas y, cuando en algunas instituciones no se da el cupo por problemas inherentes a su tamaño y presupuesto, entonces se buscan otras opciones pero siempre respetando el derecho no tan sólo de los escolares, sino también de los adultos, y la mejor forma de lograrlo es localizar los requerimientos, analizar las circunstancias, las perspectivas y encontrar conjuntamente, población y autoridad, las soluciones que permitan el desarrollo, crecimiento y adelanto de aquélla en los quehaceres del aprendizaje.


Sudáfrica es un país lejano a nosotros, pero las necesidades que están registrando en aquellas latitudes no nos resultan distantes sino que también son propias de una sociedad como la veracruzana que está buscando ansiosa y constantemente las formas de hallar procedimientos, actitudes y condiciones para lograr los objetivos que acaricia día a día para transformar su existencia.

Lo más interesante que podemos encontrar en este tema, es reflexionar de qué modo se puede ofrecer una educación que se fundamente en la autogestión social y los pormenores para organizarse y alcanzar esos fines, sin lastimar a nadie porque tiene que hacerse dentro de una convivencia y una atmósfera que faciliten la armonía ciudadana para conseguir los ideales de la educación superior. Para nadie es una rareza saber que en este Estado Libre y Soberano, habitan cuatro millones de ciudadanos que, lamentablemente, no han tenido acceso a ninguna licenciatura por razones de aislamiento, pobreza, desempleo o desinterés y desconocimiento de lo que se puede lograr cuando interviene la voluntad para atreverse a hacer suyo el saber.

Lo que sucede en Sudáfrica debemos conocerlo y valorarlo porque se debe evitar en otras partes del mundo, ya que es francamente penoso que haya problemas, pérdida de vidas y de integridad física por luchar en pos de un lugar para recibir educación cuando ésta debe utilizarse para privilegiar la imaginación y la inteligencia, así como sembrar semillas de confianza entre los pobladores para avanzar con base en sus propias posibilidades.


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