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Columnas y artículos de opinión
Haiga sido, como haiga sido
Helí Herrera Hernández
6 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es

11 años le bastaron a la cúpula del Partido (de) Acción Nacional para igualar y superar las mapacherías del Partido Revolucionario Institucional.

11 años de aprendizaje desde el poder, rodeados del dinero público y de la fuerza que emana del cargo administrativo que detentan, desde el cual impulsaron las candidaturas de tres aspirantes a la Presidencia de la República: La de Santiago Creel como una caricatura que le permitió al Presidente Felipe Calderón pintar hacia el exterior un rostro de un proceso democrático, a sabiendas que el exconsejero del Instituto Federal Electoral no tenía nada que hacer en esta contienda interna; La de Josefina Vázquez Mota cargada más de sentimentalismo azul, de significancia insurrectiva de panistas que a través de ella querían demostrar la independencia del partido con respecto al Presidente de la República y, la de don Ernesto Cordero reviviendo la cultura del dedazo, la cultura priísta que le permitió sobrevivir 72 años en la vida política de México; la de la imposición del candidato a como de lugar, valiéndose para el caso de los efectos que dimanan del poder público, del poder presidencial que, como lo hemos visto con los resultados, son efectivos a la hora de convencer al panista cuando emitió su voto hoy domingo 5 de febrero.


Leer y enterarnos de las denuncias de los tres aspirantes durante su jornada electoral era como revivir aquellos tiempos en que todos los partidos de oposición acusaban al PRI de acarreo de votantes y urnas embarazadas; de coacción al voto; de compra de sufragios con dinero en efectivo y/o con despensas; de amenazas de despido de los carguitos, cargos y cargotes que dentro de la pirámide del poder federal tienen los panistas; y superando a su archienemigo el PRI, los del PAN hoy a ese grueso libro de trampocerías publicado por los tricolores y con varias ediciones, los azules agregaron otras mañas, otras trampas, otras chapucerías que demostraron al final de la jornada electoral que ya pueden ser hasta maestros de los alquimistas del Partido Revolucionario Institucional.

Así, los pulcros demócratas de Acción Nacional imponen la cultura del “haíga sido como haiga sido” como el método para ganar elecciones. Como el medio para sustituir voluntades. Como la vía para empoderarse por encima de lo que el pueblo en el 2006 quería, y hoy su militancia quiere. Es su patente, es derecho de autor de Felipe Calderón, es, en pocas palabras su marca registrada.

Hoy Acción Nacional ya no podrá exigirle al PRI transparencia y honestidad electoral cuando ellos han resultado mejores en la alquimia, en la multiplicación de votos, en la compra de voluntades. Hoy, los ideólogos azules y panistas de medio vuelo ya no podrán criticar a las tribus del PRD de facciosos, cuando los equipos de Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero mostraron que la perversidad es lo suyo, cuando de ganar una elección se trata.


El triunfo de Josefina Vázquez Mota esta muy lejos de ser cantado como un triunfo legal, un triunfo democrático porque esta preñado de robo de urnas con gente armada que impunemente llegaron hasta las mesas de recepción lo mismo en el Estado de Puebla como el de Veracruz, amenazando e intimidando a los panistas de a pie que creyeron que en ese partido, las elecciones son limpias, transparentes, diáfanas, y que no caben los malhechores en ese instituto político.

Nada más alejado que eso. Las pruebas hay están, denunciadas por los mismos panistas que se sienten agredidos, traicionados, burlados por una maquinaria humana que demuestra que aprendió bien de los que antes acusaban de mapaches electorales. Artimañas corregidas y aumentadas por el asesor de la diputada con licencia Pedro Sola, autor de las campañas más sucias de las que tenga registro el sistema electoral mexicano, y algunos países latinoamericanos donde ha actuado perversamente ese gachupin.

Independientemente que los contendientes de doña Josefina acepten su derrota y manifiesten su apoyo a la candidatura de ésta a la campaña presidencial, los más contentos con el triunfo de la exsecretaria de educación son ahora, en este momento, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador porque ya saben que la abanderada panista no sabe debatir, y en una campaña presidencial, el debate es la condición >sine cuan non< no se puede alzar con el triunfo el que lo rehúye.


La precampaña panista sirvió para que afloraran las debilidades de los contendientes y mostró el punto débil de la hoy presunta candidata de Acción Nacional. A partir de mañana un día si y otro también, tanto el candidato del PRI como el de la izquierda convocarán a doña Josefina para debatir y sacar ventajas, a sabiendas, desde luego, que tendrán que cuidarse de su equipo de campaña que resulto ser ruin, maquiavélico, y que no dudaran en hacer trampa para conseguir ganar cualquier elección.

Con el triunfo de Josefina Vázquez se completa el espectro electoral presidencial y toca hoy a los mexicanos con credencial de elector la posibilidad de distinguir entre la cultura del “dedazo”, del “haiga sido como haiga sido” y de la candidatura ciudadana la que mejor defienda sus intereses y la lleven al triunfo el domingo primero de julio.

Ojalá y esta sociedad muestre madurez y sabiduría para no dejarse intimidar y/o vender su conciencia por un puñado de lentejas.