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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Discurso o premonición
Benjamín Garcimarrero
13 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Resultan preocupantes las palabras pronunciadas por el Secretario de la Defensa: Guillermo Galván Galván, dichas ante el Comandante Supremo del sistema castrense, que lo es precisamente Felipe Calderón Hinojosa, a quien desde luego no le cayó de novedad que la delincuencia organizada haya rebasado instituciones y organización de seguridad pública en el país.

La mención a los “errores”, calificativo con que definió a las victimas resultantes como daño colateral en el combate al crimen y que excluye a los cerca de sesenta mil que han sucumbido por las propias acciones delincuenciales, merecen la reparación institucional, que algún día llegará.

El escenario en que se desarrolló la ceremonia, fue el bosque de Chapultepec con motivo de cumplirse 99 años de la “Marcha de la lealtad” que alguna vez protagonizó Francisco Indalecio Madero, y que el actual presidente rememoró montando (de traje) un caballo blanco de nombre “Honrado”, no se dijo el apellido, que lo condujo desde el bosque hasta el Palacio Nacional, según versión oficial. Parece ser que llegó muy cansado y sudado (el caballo, claro;) por la inmensa carga de la república y sus problemas, que no se le apean al presidente.


Ojalá sea mentira eso de que la historia es cíclica, y que quien la olvida queda condenado a repetirla, pues aquella Marcha de la Lealtad de Madero, fue el preludio del golpe de Estado de Victoriano Huerta.

A finales de 1912 el presidente Francisco I. Madero fue advertido de un cuartelazo contra su gobierno.

Estas advertencias empezaron a concretarse la madrugada del 9 de febrero de 1913, cuando una parte de la guarnición de la ciudad de México, encabezada por el general Manuel Mondragón, liberó a los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz.


Los rebeldes encontraron Palacio Nacional bien defendido por una tropa federal comandada por el general Lauro Villar. En el combate participaron dos hombres leales a Madero: el gobernador del Distrito Federal, Federico González Garza quien armó a los gendarmes de la capital y los guió al castillo de Chapultepec y el vicepresidente José María Pino Suárez. En la batalla murió el general Reyes.

El presidente Madero se reunió al pie del cerro de Chapultepec con los cadetes del Heroico Colegio Militar y los gendarmes congregados por González Garza. Juntos emprendieron la marcha hacia Palacio Nacional; recorrieron Paseo de la Reforma y entraron victoriosos a la sede del gobierno.

Este hecho ha pasado a la historia como “la marcha de la lealtad” y se conmemora todos los años en el Heroico Colegio Militar.


No hay que olvidar que el día 22 de Febrero de ese año de 1913, fueron ejecutados Madero y José María Pino Suarez.

El General titular de SEDENA, observador acucioso, ha planteado inusitadamente una grave posibilidad de rebelión por parte del crimen organizado y entre telones deja entrever que pudiera existir una escalada de quienes se disputan el país, hacia las urnas electorales.

Esa lucha, tradicionalmente la han encabezado otras facciones como la Iglesia, que tiene programada la presencia el capo mayor Ratzinger en breves días, los grandes capitales e intereses norteamericanos, los explotadores de minas y petróleo, que solo quieren hallar dos o tres vende patrias que se presten para el caso.


Creo que la disyuntiva de estar con Dios o con el Diablo, inclina la balanza a favor del Diablo que en estos tiempos ofrece mejores cosas.

Con la ventaja de que el Diablo siempre ha sido más democrático que Dios, pues el que nos atornillaron en la mente desde que éramos niños, es un Dios monárquico, cruel, castigador, exigente, con una bondad dosificada por la curia y que ese si merece que le den un golpe de estado.