Como una práctica común para cualquier evento político en el que se pretenda demostrar supuestamente unidad, simpatía, agradecimiento, fortaleza o “músculo”, en especial en los procesos electorales, el acarreo sigue siendo una condición en que los actores políticos se aprovechan del hambre de la gente y de su necesidad; los acarreados desde siempre han sido “carne de cañón”, utilizados por los partidos políticos y sometidos a toda clase de riesgos, que en muchos casos como ya se ha visto, han resultado de consecuencias fatales en diferentes regiones del territorio nacional.

 

Dice un cruel refrán popular que “la necesidad tiene cara de perro”.

 

El acarreado en la mayoría de los casos no sabe a qué va exactamente, solo asiste porque le dicen que habrá comida o algún apoyo.

 

En muchas situaciones los acarreados no saben a qué personaje o partido van a apoyar o a votar a favor de.

 

En otras más graves, como es el caso de turismo electoral, tampoco les dicen exactamente de que se trata, mucho menos les advierten de las posibles consecuencias.

 

La reciente intoxicación de más de 700 personas –desde bebés- acarreadas para apoyar a un aspirante del Revolucionario Institucional a diputado federal en el estado de Guerrero, nos da una idea del “valemadrismo” con el que se trata a los acarreados, pues es fácil imaginar el grado de insalubridad con el que fueron preparados los tacos de arroz con huevo, para que estos alimentos se hayan contaminado totalmente con bacterias de Escherichia Coli y enviara al hospital a cientos de personas.

 

En este proceso electoral, mucho cuidado habrán de tener los candidatos y sus operadores electorales en los arranques, cierres de campaña y numerosos mítines en que utilizan a la gente con los propósitos ya señalados, de lo contrario les puede resultar contraproducente. 

 

SI COMO LO INDICAN LAS ENCUESTAS, de los aspirantes a la Silla Presidencial, a pesar de los pesares Enrique Peña Nieto continúa como puntero en la preferencia del electorado, existen personajes al interior del instituto tricolor veracruzano que al carecer de verdadero liderazgo, capacidad y estrategia de trabajo, se conducen sin rumbo, que lejos de abonar adeptos a favor de su precandidato presidencial, lanzan declaraciones vanas, fuera de contexto, como si al hacer declaraciones de esa naturaleza fueran a suplir sus deficiencias como líder.

 

Quien ha desatado infinidad de comentarios adversos entre la misma clase tricolor es Guadalupe Porras, al decir que “no es el momento para tener una mujer en la presidencia… México está preparado para tener un presidente del PRI para llegar a Los Pinos”, lo expresado por la “líder” de la CNOP, ex diputada local y alcaldesa de Minatitlán, es la menos indicada para hacer ese tipo de aseveraciones -como lo señalan los mismos priistas-, porque con ello ofende la inteligencia y capacidad de las mujeres, y de los mexicanos en general.

 

¿O acaso será que los mexicanos somos menos preparados que los costarricenses, los brasileños o los argentinos gobernados por mujeres?.