icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Poza Rica (2ª. Parte)
Luciano Blanco González
16 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Producto de la Unidad

Los gambusinos de ayer nunca se imaginaron que la Ciudad de oro, el viejo sueño del Dorado, estuviera situada en esta basta región, en la que los niños Totonacos jugaban desde los lejanos tiempos con tejos de Chapopote, que por ser tan vulgar y tan corriente para ellos carecía de valor. El petróleo no brilla, pero esta mina vale más que el oro negro. Sus exuberantes veneros, impulsan ininterrumpidamente desde hace más de 8 décadas las Turbinas del desarrollo nacional. Se agota Cantarell, se agota la Faja de Oro y Poza Rica sigue fluyendo desde 1930 en que se perforó el primer pozo, desde entonces es manantial inagotable de la riqueza patria.

La urbe negra es y ha sido una ciudad que no duerme, entre desvelados y madrugadores le dan una vida de diversión y de trabajo, parece que siempre estuviera de fiesta. Un constante tránsito humano la renueva diariamente, desde su fundación llegaron a esta tierra de promisión, en busca del maná, una ola de conquista que arribó de todo México, para contribuir a la fundación y desarrollo de esta gran ciudad, los primeros trabajadores de la industria, verdaderos aventureros llegaron a poblar la hospitalaria margen derecha del Rio Cazones que ofrece desde entonces al migrante, hospitalidad y trabajo, educación y cultura.


El centro de trabajo en los primeros tiempos, eran los campos petroleros y la Zona habitacional era la periferia de los campos, al principio la gente que llegaba de fuera, dormía en grandes galerones provistos de petates y de catres, los más lujosos tenían mosquiteros, la mayoría venía a trabajar por unos días, el primer medio moderno de transporte fue el sistema ferroviario que utilizaban las compañías extranjeras para transportar materiales y su personal, a la vuelta del tiempo se fueron edificando chozas, se fueron estableciendo comercios, los obreros se comenzaron a traer a sus familias, la esposa, los hijos, llego el Correo, el Telégrafo, la clínica, la escuela, el transporte aéreo, se estableció un sistema de transporte urbano, hasta que el rancho grande, se hizo Congregación, decenas, centenas y miles de migrantes hacían un barullo y un interminable trajín de día y de noche, por todas las calles, polvorientas en verano y verdaderos lodazales en época de lluvias, que solo los patrones remontaban en sus poderosas Pawers y Jeeps. Obvio, no faltaron los burdeles, los pleitos de cantina y uno que otro centro de sana diversión como lo fue un modesto y novedoso cine.

Llego el momento en que todo se compraba en la congregación, pues se desarrolló un vigoroso comercio en la localidad, pero para todo había que trasladarse a la cabecera del Municipio, pues era la Congregación de Poza Rica, parte del Municipio de Coatzintla, Veracruz. A donde tenían que ir, para casarse, para registrar los nacimientos, por el acta de defunción, a pagar el predial, a solicitar y pagar los permisos y los impuestos, en fin cualquier gestión debían de realizarla en Coatzintla.

Como siempre, a donde llega el auge de la explotación petrolera, llega también el animo de destruir lo local, lo autóctono, lo original y de transformar lo existente en aras de un supuesto progreso, se desplaza a las hegemonías locales y se substituyen por nuevas fuerzas políticas. Así pasó en el poderoso Municipio de Amatlán Tuxpan, cuya congregación de Naranjos, por el apogeo petrolero creció tanto, que Amatlán es hoy Congregación y Naranjos su Municipio, desde aquel remoto año de 1941, con el respetable maestro Basilio Obando Casanova. Este mismo fenómeno lo vemos antes en el Municipio de Temapache, donde en el año de 1927 Don Guillermo Vélez, a silla de Caballo trasladó los poderes a la Congregación de Álamo y hoy Álamo es la Cabecera y Temapache la congregación. Y después de Poza Rica, en Cerro Azul en donde en el año de 1963, Florencio Segura Blanco y Aniceto Castillo Vázquez, arrebatan a Tepetzintla la congregación mas importante que era Cerro Azul, para convertirlo en uno de los mas pujantes Municipios del Norte y así subsecuentemente.


El portentoso crecimiento del Poza Rica de los años Cincuenta, motivado por la floreciente industria petrolera nacional que concentró a sus técnicos y a sus recursos humanos en esta Ciudad, cuya sola producción petrolera colocaba a la región en los primeros planos nacionales, bajo la dirección de su Superintendente Jaime J. Merino, quien era un hombre dedicado al trabajo y a la planeación y que por razones fácilmente entendibles, tenia picaporte en las altas esferas gubernamentales, no le era difícil cabildear a nivel Estado y Federación la necesidad de hacer de la congregación de Poza Rica, un Municipio Libre, el Todo poderoso Merino, apoyado en el Sindicato Petrolero, cuya representación no tan solo era para la sociedad, una organización de trabajadores, sino que era una fuerza moral, cuyos dirigentes entusiastas, soñaban en hacer de su Comunidad, un modelo de desarrollo y de sana convivencia, para ellos, para su familia, para sus hijos y para todos. Ellos, estaban al frente de la sociedad colaborando y exigiendo Escuelas, Calles, Agua, Drenaje, Energía Eléctrica, Hospitales para todos. Ellos y toda una coalición popular encabezada por los maestros, los comerciantes, los profesionistas y los colonos, enarbolaron la idea y gestionaron en la Legislatura del Estado la autonomía municipal de nuestra urbe, la respuesta a su gestión llego en Noviembre de 1951, a su alumbramientos como testigos de honor, concurrieron el Presidente en turno, Licenciado Miguel Alemán Valdez, El Rey Midas de la época y el Gobernador caballero, Don Marco Antonio Muñoz.

Este acontecimiento histórico, este parto extraordinariamente admirable, cuya importancia se connota por la presencia nada mas, ni nada menos del Primer Mandatario de la Nación y del citado Gobernador del Estado, fue producto de la unidad, de la alianza de las fuerzas democráticas, del Sindicato y del pueblo, consolidando las bases firmes de un proyecto económico, político y social de desarrollo propio en provecho de los lugareños, Don Francisco Lira Lara, Primer Presidente del Consejo Municipal, tuvo junto a sí como vocales, entre otros a dos distinguidos pensadores que entregaron su vida a la enseñanza y a la lucha Social, los queridos profesores, Raul Crespo Rivera y Edmundo Cárdenas.

De aquel caserío insalubre, sin trazo….