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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
¿Protagonistas o marionetas ocasionales?
Jorge E. Lara de la Fraga
16 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
“Yo creo que personas comunes y corrientes pueden lograr
cosas extraordinarias…”
Ida Tarbell.

Fue un ejercicio democrático interesante. El pasado domingo 5 de febrero, día de la promulgación de nuestra Carta Magna, se efectuó una asamblea extraordinaria de la agrupación civil “Actitud Cívica Republicana”, en la Colonia Arboledas del Tronconal, de nuestra Ciudad Capital. Ahí, en el domicilio social de la referida asociación nos congregamos ciudadanos afiliados a la misma, bajo la conducción del compañero Hermilo Durán H., con el propósito específico de deliberar y reflexionar cómo participar en las elecciones del primero de julio de 2012. Aún antes del inicio de la sesión se vertieron inquietudes, datos e interrogantes sobre el próximo proceso electoral y ello auguraba el especial interés de los concurrentes por los tópicos a abordar, quienes no perdieron detalles de lo expuesto y después intervinieron con opiniones y propuestas de acción.


Es pertinente manifestar que el compañero Eduardo Rodríguez Fernández aludió a los motivos de tal asamblea, sustentándose para ello en artículos de nuestra Constitución Política y en rubros de Actitud Cívica Republicana. Dejó claro la imperiosa necesidad de proceder, en lo personal y colectivo, de manera dinámica y propositiva para mejorar el actual estado de cosas. Enfatizó que para salir de la crisis prevaleciente habrá que atreverse a efectuar cambios políticos, económicos y sociales, en torno a un proyecto nacionalista que pugne, entre otras cosas, por empleos y salarios dignos, por un campo productivo, por un estado de Derecho, por viviendas dignas, por una educación integral y de calidad, por seguridad pública, por una economía que se apoye en nuestros recursos naturales, por estrategias ecológicas, por servicios comunitarios y por una lucha frontal contra los monopolios, las evasiones fiscales, la corrupción y los gastos ostentosos de la administración pública.

En mi intervención enumeré las adversidades principales que confronta nuestro país; también me atreví a plantear ciertas propuestas de solución, pero sobre todo me enfoqué en la necesidad de que la ciudadanía debe intervenir civilizada y organizadamente para que las cosas empiecen a transformarse; resalté que no se puede ser indiferente ante la tragedia que padece México, entender que si el barco se hunde perdemos todos. Asimilar que existen 52 millones de connacionales en medio de la pobreza y de la miseria, abandonados a su suerte y que unas cuantas familias viven ostentosamente como producto de políticas neoliberales impulsadas por la clase gobernante. Concluí que son tiempos de compromiso, de luchar por un devenir promisorio, de votar reflexivamente y defender el sufragio. Que el futuro del país de Morelos, Juárez y Lázaro Cárdenas dependerá de lo que hagamos o dejemos de hacer en el histórico acontecimiento electoral que se avecina.

Las participaciones de los presentes fueron variadas, indicando varios de ellos la importancia de intervenir dinámicamente en los comicios, asistiendo a las urnas y promoviendo el voto, informándose debidamente de las propuestas de los candidatos y no ser presa fácil de los demagogos y compradores de la voluntad popular. En ese mismo orden de ideas, dialogar con sus familiares, amigos y vecinos sobre la realidad nacional y sobre las viables propuestas de solución a los problemas generales; operar, en suma, como protagonistas y no como marionetas de las circunstancias. Afloraron puntos de vista sobre la guerra sucia del 2006, la labor manipuladora de las televisoras, las amenazas de ciertos dirigentes de las colonias, la actitud resignada de personas que sufren ante los agravios.


Es saludable que se realicen reuniones donde se pongan en el tapete del análisis cuestiones trascendentes de nuestra Nación, a fin de que en manera colectiva se arribe a conclusiones y a labores a emprender para transformar la triste realidad. “Yo creo en el poder de llamar a las cosas por su nombre. De descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla. Decirle a los corruptos que lo han sido, de decirles a los rapaces que deberían dejar de serlo, de decirles a quienes han gobernando mal a México que no tienen derecho a seguir haciéndolo…”