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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Los triunfadores Yunes Linares-Márquez
Arturo Reyes Isidoro
22 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
De que lloren en tu casa a que lloren en la mía, que lloren en la tuya. Esto reza un refrán popular al que se vería obligado a recurrir, por fin, el candidato priista al Senado Héctor Yunes Landa, a quien un carambolazo político lo acaba de poner nuevamente contra las cuerdas, de las que tendrá que salir haciendo gala de un buen juego de piernas para desplazarse hacia los costados, cerrando bien su defensa para que le entren los menos golpes posibles, sacando a relucir todo su resistencia de la que es capaz, pero, sobre todo, lanzando golpes precisos, certeros, con toda la fuerza posible contra su rival al que tiene que noquear si quiere alzarse con el triunfo.

Digo que por fin, porque Héctor se ha negado sistemáticamente, se ha resistido a tocar siquiera con el pétalo de una rosa a su pariente Miguel Ángel Yunes Linares, quien desde la otra esquina acaba de llevar al triunfo en el ring blanquiazul a su hijo Fernando, que ahora le disputará a su tío priista un escaño en el Senado, y cuando se trata de defender sus intereses personales, Miguel no ve parientes ni compadres ni tiene amigos y arremete con todo y contra todos, y si no que lo digan sus compadres a los que en su momento desconoció porque no se plegaron a sus dictados y participaron en política o aceptaron cargos en gobiernos no afines a él.

El resultado de la elección panista el domingo no solo dejó fuera de la contienda a Alejandro Vázquez Cuevas, sino que casi fuera del Senado a Julen Rementería del Puerto, ambos del PAN, y a Héctor Yunes Landa, del PRI. Si Héctor quiere llegar a la Cámara Alta del Congreso de la Unión, tendrá que pasar sobre el cadáver político de su sobrino, con una victoria aplastante, de muchos votos. Ese es por lo menos el panorama hoy día, aunque en política lo único seguro es que no hay nada seguro, como lo demostró la derrota del “Pipo” Vázquez Cuevas, quien trabajó como pocos, durante mucho tiempo, por alcanzar la candidatura al Senado.


Fernando Yunes Márquez es el adversario a vencer por parte de Héctor, ya que el hijo de papi, en efecto, no sólo amarró la candidatura senatorial de mayoría relativa de su partido, sino también el derecho a ser registrado en la primera fórmula blanquiazul y con ello, en caso de no triunfar su partido pero sí obtener la segunda mayor votación, casi automáticamente amarró su escaño, lo que bien sabe Julen Rementería del Puerto, quien no obstante que quedó en segundo lugar en la votación del domingo y ganó el derecho a encabezar la segunda fórmula panista al Senado está haciendo pataleos con “la sangre muy caliente” por encabronado, pues está consciente que será difícil que triunfen, por lo que Veracruz estaría representado en el Senado por José Yunes Zorrilla, del PRI, y Fernando, del PAN (¡Qué bonita familia! ¡Qué bonita familia!, como dijera Pompín Iglesias).

Así las cosas, Héctor cargará ahora con más de una cruz: una, la de vencer junto con su partido al PAN por amplio margen de votos para asegurar su escaño, y dos, dado que ha presumido de que es quien tiene de su lado la militancia priista del estado, llevar sobre sus hombros a su compañero de partido José Yunes Zorrilla, quien sabe que el otro está obligado, por su sobrevivencia política, a dejar el pellejo en la alambrada electoral y conseguir los votos, todos los votos posibles.

Lo cierto, lo único cierto es que los Yunes de Boca del Río han emergido victoriosos, con todos los reflectores mediáticos sobre sus personas y le han venido a dar un nuevo cariz al panorama electoral en Veracruz. Por lo pronto, ya se sabe, harán la contienda más competitiva, en serio competitiva, pues no se debe pasar por alto que tienen una vaca con la ubre llena, rebosante de leche, que eso significa tener en sus manos y manejar, a través de Miguel Ángel Yunes Márquez, el programa electorero del PAN, Oportunidades, con dinero constante y sonantes pa’ lo que se ofrezca, más recursos materiales y en especie, más la experiencia política electoral que acaba de demostrar una vez más el padre del clan, Miguel Ángel Yunes Linares, más la alianza que mantienen con el delegado de la Sedesol Abel Cuevas Melo, la otra dependencia brazo electoral y de dádivas del Gobierno Federal, más, acaso lo más importante ahora, el reconocimiento y la adhesión de la candidata panista a la Presidencia, Josefina Vázquez Mota.


El triunfo del junior ya me imagino el entripado que ha de haber hecho pasar al Tío Fide (si necesita seis o siete operaciones maxilares como se maneja o ha hecho manejar, ahora seguramente necesitará diez o quince para destrabarle las quijadas, que se le han de haber enchuecado y trabado de coraje), que tanto combatió y logró cerrar el paso con éxito a los Yunes Linares-Márquez durante su gestión, y que ve ahora que por negligencia, falta de interés o de experiencia política en el gobierno actual, uno de sus odiados enemigos políticos y personales se instaló ya en la sala del escenario electoral del estado y, ¡cuidado!, en una de esas y se mete hasta la cocina del Palacio de Gobierno dentro de cuatro años y meses.

Miguel Ángel Yunes Linares es uno de esos jugadores a los que no se le debe ni se le puede dejar llegar el balón, prestárselo, pasárselo, porque dribla, hace “túneles”, “sombreritos”, se luce con la cabeza, las rodillas y los pies haciendo malabares con el balón, se marca y se desmarca, corre por toda la cancha subiendo y bajando, jala las marcas, todo eso y más hasta que se cansa y mete entonces el gol. Producto de su experiencia, ya metió uno. Con su hijo casi está en el Senado. Va por el otro, el que podría ser el gol de su vida: el del Palacio de Gobierno, ya sea para él o para su vástago. Si en el PRI lo desestiman, como lo hicieron ahora, para los tricolores será un sálvese quien pueda.

¿Alguien en el PRI y en el Palacio de Gobierno se puso a pensar que si este joven Yunes Márquez llega al Senado –ya está a la mitad del camino– se convertirá en automático en una opción viable para 2016, sin el pasado del padre, sin sus enemigos políticos, como una propuesta nueva y joven, fortalecida con todo lo que haga como legislador federal más lo que le ayude el experimentado padre?


“Abandonan el proyecto político de Ernesto Cordero y Fernando Yunes”, decía el encabezado del boletín que envió el pasado 10 de enero el equipo de campaña del “Pipo” Vázquez Cuevas. ¿Qué dirán o irán a hacer ahora “Los operadores políticos del PAN, Jorge Santos Azamar, José Luis González García, Juan Herrera Marín e Hipólito Barrios Melchor”, que “decidieron abandonar el proyecto político de Ernesto Cordero y Fernando Yunes Márquez…”? Yo soy de los que no creyó ni cree que eso fuera cierto y que todo se redujo a una jugada de Miguel Ángel Yunes Linares. Tienen muchos intereses en común, forman parte de un grupo, de una pandilla, son amigos, compadres, socios, cómplices. Pero si en efecto hubieran roto con su protector de siempre, el triunfo de Fernando los deja en una posición muy endeble. Sin embargo, los días por venir habrán de esclarecer todo.