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Columnas y artículos de opinión
Detrás de la Noticia
¿Y tú, le crees al Presidente?
Ricardo Rocha
29 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Es una pregunta válida y que se plantea cada vez más frecuentemente de boca a boca y a través de las redes sociales. Por el ya célebre Banamexazo en el que el presidente Calderón aseguró que doña Jose ya asediaba a sólo cuatro puntos de Peña y que López Obrador se estancó en un lejano tercer lugar.

Ya han corrido ríos de tinta. Unos para justificar a Calderón en aras de la libertad de expresión, de una inclinación natural por su partido y por lo que califican de comentario inofensivo. Mientras que otros han dicho que fue una intervención desde aberrante hasta grosera pasando por desafortunada, a todas luces ilegal y en el mejor de los casos inoportuna.

A ver. Ahí no hubo casualidades, sino puras causalidades.
 

Evidentemente se trata de dos tiros de precisión que dieron en sus blancos: que si era una encuesta patito, que si lo van a acusar formalmente ante el IFE, que si quién sabe, ya es secundario.

Lo único cierto es que el escenario electoral mexicano está contenido en una de esas casas de espejos que nos asombraban en la infancia. Todo es posible y nada
es cierto. Quien en este instante es gigante empequeñece al paso siguiente y al revés. Así los hacen ver las encuestas a ellos y a ella. Y en este escenario de percepciones el espejo introducido por Felipe Calderón ha tenido ya su efecto: dar la impresión de que Josefina Vázquez Mota ha crecido y está cerca de rebasar al candidato priísta en tanto que el hombre de la izquierda se ha quedado donde está.

Cuánto tiempo dure el efecto buscado ya es otra cosa.


Pero es probable que se prolongue hasta el comienzo de las campañas el 30 de marzo.

Ése ha sido el propósito desde el principio: buscar un arranque más parejo y provocar un bipartidismo artificial que concentre la carrera entre PRI y PAN y le arranque
votos útiles a un rezagado candidato de izquierda.


Todo según el plan presidencial.

Por eso, pocos han tomado en serio el presunto arrepentimiento cuando apenas un día después de su “revelación” y en pleno Día de la Bandera, dijo: “Ha sido
siempre mi convicción el apego a la legalidad y al orden jurídico… con la equidad necesaria en las contiendas electorales”, o sea, lo de ayer no existió. “Ahora bien, aun dentro del marco legal me queda claro que las condiciones de competencia electoral despiertan una entendible sensibilidad política en los
participantes”, o sea, no exageren, lo que pasa es que andan chípiles.


“Es por ello que, en consecuencia, el gobierno federal a mi cargo se esmerará en evitar expresiones o acciones que puedan generar recelo o desconfianza entre los
ciudadanos y los actores políticos”, o sea, fue sin querer queriendo, mamá, soy Paquito y voy a procurar no volver a hacerlo. Me esmeraré, pero es todo lo que puedo prometer.

Ya ven como es uno.

En pocas palabras, está claro que el Presidente se “esmerará” en conducirse como un jefe de Estado, pero ser panista está en su naturaleza.


Por eso es absolutamente previsible que, desde Los Pinos, no sólo sigan fluyendo las ayudas del gigantesco aparato federal sino los lineamientos, rutas críticas y todas
aquellas decisiones para manipular al partido y a su candidata y que ambos se atengan al guión escrito por Calderón.

Por ello la coincidencia de la mayoría de las respuestas a la pregunta elemental: ¿tú le crees al Presidente?


P.D. ¿Qué tal la campechanota señora Napolitano, quien vino a restregarnos en la cara que su país es muy persistente y que así como se tardó 10 años en atrapar
(más bien lo ejecutaron y eso quién sabe) a Osama Bin Laden, el mismo destino tendrá El Chapo.

Para que no hubiera duda lo dijo junto al mismísimo señor Poiré, quien funge como secretario de Gobernación y sólo le faltó explicarnos cuántos de sus comandos operan en México y cuáles de sus satélites escanean al celebérrimo Chapo.

Y para que todo sea como siempre, no faltó la posterior ridícula explicación de que no dijo lo que dijo: como si hubiera hablado en sánscrito y no en inglés, que ya dominan hasta los valet parkings.