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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
¿Qué cocha pasa?
Arturo Reyes Isidoro
2 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
Algo no anda bien. Un año y más de dos meses después, las finanzas estatales parecen no recuperarse. Seguramente en el Gobierno no lo aceptarían, pero todos los signos indican que así es.

En 2010 se presumía que Veracruz era el único estado en todo el país que tenía qué ofrecer para honrar dignamente la celebración del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, incluso por encima del Gobierno federal: la Sala de Conciertos de la Universidad Veracruzana. El entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán iba y venía a y de la obra en construcción, se llevaba a visitantes distinguidos para presumirles lo que sería la sede de la Orquesta Sinfónica de Xalapa e incluso se llegaron a ofrecer conciertos en medio de la obra negra como un adelanto de lo que sería el platillo fuerte de los festejos bicentenarios y centenarios. El anuncio y el compromiso oficial era que el Ejecutivo saliente entregaría la Sala antes de concluir su mandato. Luego de más de un año del nuevo Gobierno, el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, acaba de desvelar la cruda realidad: no hay para cuándo se concluya la obra porque no hay dinero para ello. Faltan, acaba de declarar, 60 millones de pesos, pero –no lo dijo así pero es fácil deducirlo– antes que la Sala hay verdaderas prioridades pues, eso sí lo manifestó, primero está el mantenimiento de las instalaciones de la Casa de Estudios, entre las que se cuenta el Hospital de Ginecología en Xalapa donde se han tenido que suspender cirugías porque no sirve el generador de energía eléctrica, así como el funcionamiento de las USBIs, las unidades de servicios bibliotecarios y de información, además de las escuelas y facultades. O sea, todo.

Es indudable que la obra se emprendió porque se hicieron los estudios, los cálculos, los proyectos y los presupuestos necesarios, que se vio y se comprobó la viabilidad. Se supone, así, que no había riesgos, que no había pierdes. Qué pasó. No se sabe. ¿Se hicieron mal las cuentas? ¿El proyecto original ha tenido que ser modificado porque estuvo mal hecho, como sucedió con la Estela de Luz a cargo del Gobierno federal? Debido al retraso de más de un año que se lleva, ¿en cuánto se ha incrementado el presupuesto original? ¿Hay algún o algunos responsables de que la obra no se haya concluido? ¿Cuánto se lleva invertido hasta ahora? ¿Es que acaso el Gobierno federal había ofrecido financiar la obra y a la mera no cumplió, o fue el Gobierno del Estado el que tomó la iniciativa sin tener el dinero suficiente? ¿O es que sí había recursos disponibles pero a la mera hora se gastaron en otra cosa?


El Rector ha dicho que ya han aportado el Gobierno federal y el estatal, la propia Casa de Estudios y el banquero tuxpeño Roberto Hernández. Pero le pregunta central sigue siendo: ¿Por qué se aprobó y se inició una obra si no había el presupuesto necesario? Porque ahora resulta que a la máxima autoridad universitaria no le queda más que ir a tocar puertas, a pasar la charola a ver si algún mecenas se conduele y aporta los recursos que se necesitan para concluir la Sala. La situación la ilustra mejor que nada su declaración: “hoy tenemos que ver de dónde conseguimos más recursos”. Lo lógico sería pensar que el Gobierno del Estado diera el dinero que falta. La respuesta ha sido el silencio. Sin duda, no hay dinero.

¿Alguien dará una explicación detallada de qué ha pasado, que está pasando y por qué?

En la ciudad de México, luego de un retraso de 15 meses y en medio de un mar de corrupción e impunidad que dibuja muy bien lo que ha sido el gobierno del presidente Felipe Calderón, la noche del pasado 7 de enero, a escondidas para evitar las protestas ciudadanas, por fin el Ejecutivo federal inauguró la famosa Estela de Luz cuyo costo original era de 400 millones de pesos y al final se gastaron más de mil millones y no hay nadie en la cárcel a causa de ello. En Veracruz, en Xalapa, la obra conmemorativa se llevará más de 15 meses y quién sabe de cuánto será el gasto final. Como para no variar, tenemos también ya nuestra propia versión de la Estela de Luz. Nada qué presumir.


Pero no solo en la UV no hay dinero. En los ayuntamientos, incluso en los que se supone con más recursos por su tamaño e importancia, andan en las mismas. En uno de ellos, conurbado, el jefe de prensa, un buen elemento por cierto, de plano se anda escondiendo y ya ni se presenta a los actos a los que acude su jefe para evitar los reclamos por los adeudos que tienen. En otro del norte, uno de los periódicos más importantes del estado, lo que más que le pudo sacar fue un convenio publicitario de 10 mil pesos que acaba de lograr que se lo incrementen a 20, muy poco para su importancia. En el Gobierno del Estado en las oficinas públicas se quejan que prácticamente están paralizados porque no hay recursos, insumos, material para trabajar.

En medio de las penurias, el Gobierno federal a través de la Procuraduría General de la República se niega a devolver al Gobierno estatal los 25 millones de pesos que le decomisó en el aeropuerto de Toluca a finales de enero pasado. No hay, no hay. ¿Qué cocha pasa?

Pero el miedo no anda en burro. Luego de los tristes recuerdos que le quedaron al subsecretario de Gobierno Tomás Carrillo Sánchez, de la exhibida que desde adentro mismo le pegaron en los medios, del cese que sufrió como secretario de Desarrollo Agropecuario y de la congeladora en la que estuvo, ahora se conduce con verdaderos pies de plomo, de concreto o de plano de acero. Su instrucción fue precisa al jefe administrativo que tiene: todo el personal que cobra por cheque en la Subsecretaría debía presentarse ayer a las seis de la tarde con una identificación y comprobar que en efecto devenga su sueldo. Al parecer tiene la sospecha de que algunos le están haciendo de chivo los tamales, que se llevaron su “placita” al PRI estatal con el anterior jefe, que no trabajan, pues, pero sí cobran. Don Tomás no quiere que la Contraloría le machuque los dedos de la mano con la puerta, que ya con lo que ha tenido ha sido suficiente. Más ahora que no hay recursos. Ahora sí, quiere predicar con ejemplo metiendo orden. Más le vale.


No hay recursos, pues, y casi todos los candidatos del PRI a diputados federales no quieren, se niegan a invertir un solo peso de su bolsa. Esperan que papá Gobierno les dé todo. Se van a quedar sentados esperando.

Y feliz fin de semana, fieles lectores. ¡Ah!, y por aquello de no te entumas, más vale que este primer viernes de marzo se vayan a dar una limpia, así sea al mercado más cercano a su casa. Por lo menos no olviden ponerse los calzones al revés. Algo es algo.