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Columnas y artículos de opinión
Economía y sociedad
Déficit, deuda y colapso económico-social en Europa
Hilario Barcelata Chávez
5 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
La actual crisis que vive Europa se deriva de un entramado de acontecimientos conectados en una relación de causa-efecto, que propician una "cadena crisis fiscal-crisis financiera- crisis productiva-crisis social". El detonante de esta crisis ha sido el desequilibrio fiscal de los llamados "países periféricos" de la comunidad europea: Grecia, Portugal, España, Italia e Irlanda. El déficit fiscal en Grecia equivalente al 10% de su PIB nacional, el de Portugal, de 7%, España 8%, Irlanda 29%,

Estos desequilibrios han venido siendo financiados mediante deuda bancaria que ha excedido las posibilidades de pago de estos países. Hoy, la deuda pública de Grecia equivale al 183% del valor de su PIB, la de Italia a 120%, la de Portugal 115%, y la de España, 70% de su PIB.

Estos niveles de déficit y de deuda pública exceden considerablemente los valores máximos acordados en el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento de los países miembros de la Unión Europea, el cual indica que el déficit no deberá ser mayor al 3% del PIB nacional y la deuda pública inferior al 60% del PIB.


Por ello, se fue volviendo cada vez más difícil el cumplimiento de los pagos de los créditos contratados, particularmente por parte de Grecia, lo cual trajo como resultado la generación de una clima de incertidumbre que hizo caer el valor de la Deuda y ha obligado a los bancos a hacer quitas de más del 50% del valor de esa deuda para que este país no caiga en incumplimiento, lo cual generaría una quiebra generalizada de los bancos europeos.

Otros de los efectos perversos del desequilibrio fiscal y el aumento escandaloso de la deuda pública, es la devaluación de las monedas, en este caso el Euro frente al dólar, el cual de 2009 a la fecha ha perdido casi un tercio de su valor. La devaluación tiende a agravar la situación de crisis, por un lado porque aumenta el valor de los créditos denominados en moneda extranjera, en este caso, aquellos contratados en dólares. Por otro lado provoca una caída en las bolsas de valores, precisamente porque el menor valor de la moneda obliga a vender activos financieros denominados en Euros (la moneda que se devalúa) es decir, los tenedores de acciones las venden masivamente y provocan una caída en su precio. Esto genera una reducción del valor del Capital Contable de las empresas (debido a la reducción del valor de sus acciones) y coloca a las empresas en una situación de menor poder económico y menor solvencia crediticia, lo cual lleva a que los bancos reduzcan el volumen de créditos a estas empresas y estas pierden capacidad para seguir operando dentro del mercado, lo cual hace caer la producción y como consecuencia, el empleo.

En este marco de incertidumbre y desconfianza, las tasas de interés tienden a subir haciendo más caros los créditos y por lo mismo limitando su uso, lo que profundiza la caída de la inversión productiva y del consumo. Ello genera un impacto en el nivel de demanda de bienes y servicios y profundiza la caída de la producción y el empleo y produciendo una enorme pérdida del bienestar social.


¿Pero, qué ocasionó esos enormes déficits fiscales que han llevado a Europa al borde del colapso?

Esto es resultado de varias causas. Primero, la facilidad para acceder a créditos que existió durante prácticamente la primera década de éste siglo. Durante el período 2000-2008 los bancos irlandeses prestaron su dinero a promotores inmobiliarios, generando una burbuja de precios inmobiliarios gigantesca. Cuando la burbuja estalló, el Gobierno de Irlanda se vio obligado a asumir respaldar las deudas privadas con dinero público. En Grecia y en España, el desequilibro es resultado de la expansión del Estado de Bienestar que llevó a mayores compromisos que el gobierno adquirió con los burócratas y con los trabajadores en general, aumentando sus sueldos y pensiones, En Grecia además, hay que considerar el impresionante enorme desorden administrativo, la corrupción y una inconmensurable evasión fiscal.

Las grandes potencias europeas (Francia y Alemania) han acordado un paquete de rescate para evitar que la crisis se propague y se ponga en riesgo la viabilidad del Euro y de la estabilidad de toda Europa. 130 mil millones de Euros se entregarán al gobierno griego para el salvamento. Pero esto lo obliga a implementar fuertes medidas de austeridad que han generado un enorme descontento social. El mismo que se ha generado en España y en Italia, países que también han tenido que aplicar medidas contraccionistas para regresar al equilibrio presupuestal. Un gran costo fiscal que habrán de pagar los europeos por los errores de sus gobiernos.


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