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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
Reflexión Preelectoral
Jorge E. Lara de la Fraga
15 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
“La Patria no se hereda, se construye todos los días…”

Cuando joven, adolescente aún, me emocioné cuando mi maestro Rogerio Fentanes, en la ESFO de Orizaba, Ver., institución educativa para hijos de trabajadores creada por Lázaro Cárdenas, nos expresaba con extraordinaria calidad didáctica y objetividad histórica cómo el griego Leónidas y su pequeña tropa en el Paso de las Termópilas pudo contener durante un período importante del orden estratégico a un pertrechado ejército persa, mayor en número a los defensores de la soberanía helénica y dar un ejemplo de honorabilidad y bizarría a la humanidad, al defender los más altos valores de dignidad humana y de autonomía territorial. Sobre el particular, también vienen a mi memoria las imágenes de los sacrificios heroicos del pueblo vietnamita contra los embates de los contingentes norteamericanos, arropados con una tecnología bélica variada y con instrumentos de grandes alcances.

 En un caso y en el otro, tanto en los persas como en los estadounidenses, había un elemento poco propicio para sus fines, negativo y contraindicante, consistente en que sus motivaciones y propósitos se derivaban de un proyecto expansionista, imperialista y mercantilista, de un afán por imponer su ley bajo el imperio de la fuerza, de la opresión y del dinero, todo subordinado a los intereses materiales, nada en razón de los principios, de los ideales patrióticos ni de los afanes superiores. Todo lo anterior viene a cuento o como referencia para comentar algo sobre unos comicios celebrados hace ya algunos años en nuestra entidad veracruzana, ya que fui testigo y protagonista de una concentración política de un partido de real oposición, lo que me permitió observar directamente las reacciones genuinas de las personas que asimilaron esperanzadas las propuestas vertidas por el candidato que expresaba su ideario reivindicatorio. Asimismo, por la vía televisiva, me percaté como en otra concentración popular, auspiciada por el entonces partido hegemónico, menudearon los mensajes, las prédicas con poca sustentación y las frases comunes que eran debidamente “coreadas” por los asistentes, dirigidos con la habilidad característica de los conductores de las masas manipulables.


 Ante tales escenarios contrapuestos, regreso mentalmente de nueva cuenta a esas mis añoranzas adolescenciales del orden histórico, a esas Guerras Médicas entre griegos y persas y rememoro mis lecturas e imágenes sobre la Guerra de Vietnam: Mientras en un acto político, el de la oposición, hubo genuinidad, voluntad en la asistencia, ausencia de estímulos materiales, espontaneidad y precisiones programáticas; en el otro evento electoral, el del partido oficial, sobresalieron las lisonjas, los obsequios, las tortas y refrescos, los aplausos inducidos, las camisetas, las gorras, las sumisiones y los desplantes demagógicos. Grande y profunda diferencia entre un acontecimiento donde predominó la conciencia, entereza y seriedad y el otro hecho donde se hizo presente, por desgracia, el más lamentable mercantilismo y la compra a bajo precio de las voluntades humanas.

 Al escribir estas líneas, rememoro y compagino remembranzas, epopeyas, experiencias electorales y me digo finalmente a mi mismo: 1810 fue para México la clarinada inicial de su independencia, con Hidalgo y Morelos a la vanguardia; 1910, con Madero, Villa y Zapata, fue la señal promisoria hacia profundas transformaciones económicas, sociales y políticas y 2012, poniendo los ojos en el devenir, representa el compromiso de la ciudadanía para alcanzar mejores condiciones de vida en este milenio. No olvidemos que la crisis por la que atraviesa México es tan profunda que sólo con un Nuevo Pacto Social se podrá sacar adelante a nuestro país. El Movimiento de Regeneración Nacional es una propuesta significativa para superar esta etapa álgida que estamos viviendo todos los mexicanos.