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Columnas y artículos de opinión
Nuevo Siglo
27 años sin Reyes Heroles
Jenaro del Ángel Amador
19 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
En la década de los 30, del siglo XX, Tuxpan era la tierra del Oro Verde. Hoy sin adjetivos oropelescos, sigue viva y esplendente, en la puerta de la Huasteca Veracruzana, a la orilla de su río.

Jesús Reyes Heroles nació en Tuxpan, en el puerto del norte del estado, según sus datos biográficos, el 3 de abril de 1921, y murió, en la cúspide de su vida, en el estado norteamericano de Colorado, el 19 de marzo de 1985, cuando le atendían una dolencia del cuerpo.

Veracruzano ilustre, don Jesús conjuntó en su vida, el intelecto, la política, la historia, la academia y su pasión por la patria.

Hay pocos sobrevivientes, que abrevaron de sus enseñanzas, parcialidades de sus virtudes, principalmente, en el ámbito de lo político.


Sin embargo, sus hijos biológicos han extendido lo generoso de su nombre y apellidos. Federico y Jesús Reyes Heroles González Garza, viven en nombre propio, la pasión heredada de su padre.

Don Jesús fue afortunado de tener sucesores de sangre que, en los hechos, eliminaron el adjetivo de los hijos putativos. No los hubo. No los hay. No los habrá. Lo rodearon amigos, colaboradores, compañeros de viaje.

Pericles Namorado Urrutia y Demetrio Ruiz Malerva <en la feliz coincidencia del tuxpeñismo que nos unió>, desaparecidos ya, como don Jesús, apreciaron siempre, las enseñanzas del ilustre mexicano que contribuyó a que la política nacional creciera, en busca de mejores ámbitos para la democracia.


En el año de 1996, ante su tumba en la ciudad de México, recordábamos al veracruzano universal, Maestro de la UNAM, en la antigua facultad de Jurisprudencia, <ahora de derecho> de Teoría General del Estado, y de Economía, en la hoy Facultad de Contaduría y Administración, en las que un nutrido grupo de estudiantes de la época, destacaron después como políticos brillantes. Y recordábamos, también, al autor de El papel del Estado en el desarrollo económico y Restauración, revisión y tercer camino (1952); Continuidad del liberalismo mexicano 1954); Economía y política en el liberalismo mexicano (1956); El liberalismo mexicano (en tres entregas, entre 1957 y 1961) -calificado como un texto indispensable sobre el liberalismo en México y la Reforma-; La Iglesia y el Estado en México: cincuenta años de Revolución obra colectiva- (1960); Rousseau y el liberalismo mexicano (1961); La nacionalización de la industria eléctrica(1962); una recopilación, selección, apuntes y estudio preliminar de las Obras de Mariano Otero (1967); el prólogo de Dos ensayos sobre Mirabeau: Mirabeau o el político, Mirabeau o la política y Política macroeconómica y bienestar en México (1983).

Político al fin, fue diputado federal, presidente del CEN del PRI, y alternó, colaboró y disintió con Presidentes de la República, en la defensa de su pensamiento, praxis política e ideología.

Don Jesús, congruente siempre con su forma de vida y pensamiento, no fue siquiera, candidato a gobernador de Veracruz <<por estar adentro, quedaba fuera>> cuando pudo serlo. Tampoco aspirante a la candidatura por la presidencia de la república porque, en el tiempo de su posibilidad, habría que reformar la constitución que impedía, en su artículo 82, a hijos de padre o madre extranjera, ser aspirante al más alto cargo de la política en nuestro país.


Ni buscó ni pretendió su reforma, a pesar de que voces interesadas le aconsejaban hacerlo. No le inmutó propiciar la reforma en el 82 para el 82. Don Jesús fue grande hasta en eso.

En paseo de la reforma en el D.F.; en su panteón, frente a su estatua en la casa de la cultura en Coyoacán; quizá en el CEN del PRI, o en su nativa Tuxpan, pero no en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en el Distrito Federal <<por la mezquindad de “los hombres, dueños de la izquierda enfermiza”>>, lo recordarán hoy. Es posible que en Xalapa también, porque olvidar a políticos, en los políticos de esta época, es proverbial.

De todos modos, hoy recordamos a este ilustre veracruzano nacido en Tuxpan, quien vivió intensamente la vida intelectual y política, en una época en que el país ingresaba bajo su impulso, a una etapa democrática hoy estancada, por ambiciones grupales y facciosas, que no dan paso a una vida democrática plena, como lo exigen los mexicanos de hoy.


Contribuyó con su acción y sus palabras, a la forja y construcción de una república plural y democrática, hoy puesta a prueba, ante la distorsión y el pragmatismo político.

Hoy le recordamos, con mayor intensidad, porque hay pasado 27 años de orfandad ideológica, y de práctica democrática verdadera.