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Columnas y artículos de opinión
¡Misión cumplida!
Helí Herrera Hernández
20 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
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Twitter:HELIHERRERA.es
 
Cuando el viernes 23 de marzo toque tierra mexicana Benedicto XVI el Presidente de la República, el presidente de la Cámara de Diputados, el de la de Senadores y los representantes de la iglesia mexicana le estarán diciendo: Misión cumplida santo padre.
 
Y es que tanto el titular del Poder Ejecutivo como la mayoría de los legisladores se apresuraron a reformar el artículo 24 de la Constitución General de la República para garantizarle “libertad religiosa” a la jerarquía católica, que los coloca con privilegios por encima del resto de las otras religiones que se profesan en México, y en la antesala de la reforma al inciso “e” del artículo 130 de nuestra ley de leyes, que le prohíbe, hasta el momento, toda posibilidad a los ministros de cultos religiosos poder participar en política y cargos de elección popular.
 
El asalto de los enemigos del Estado Laico a las esferas del poder público ha sido gradual pero efectivo. Lo iniciaron con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari quien dio el primer golpe a las tesis juaristas de la “separación de la iglesia y del Estado” al mandar en 1991 reformas al artículo 130 Constitucional que, con el apoyo de los diputados del PRI y del PAN las consumaron en diciembre de ese año. De allí en adelante todo ha sido miel sobre hojuelas entre los representantes del Estado Mexicano y la jerarquía católica mexicana, que sin rubor nos ha llevado a ser testigos desde el “hincamiento del presidente Vicente Fox” ante el papa Juan Pablo segundo, hasta el aviso del candidato del partido revolucionario institucional Enrique Peña Nieto al actual papa Joseph Ratzinger sobre su boda con la actriz Angélica Rivera.
 
Por eso han distinguido con tantos viajes primero Juan Pablo Segundo y hoy Benedicto XVI a nuestro país, para pagarle a los distintos miembros del Estado Mexicano sus atenciones y favores recibidos y claro, por hacerse de “la vista gorda” cuando los miembros de su curia han cometido delitos como fue el caso del fundador de Los Legionarios de Cristo, quien abusó sexualmente de niños que tenía en su congregación para educarlos, sin que las autoridades mexicanas hayan hecho algo para sancionar las patologías de este sacerdote que siempre fue protegido por los diferentes papas, especialmente por Juan Pablo II, dado que tenia conocimiento del comportamiento enfermizo de Marcial Maciel y lo encubrieron desde 1944 hasta su muerte.
 
¿Y la aplicación de nuestras leyes para con todos los delincuentes que se han violentado esa normatividad jurídica?
 
¡Ah! Para los civiles o miembros de otras iglesias se les ha aplicado, pero para la curia apostólica y romana NO! A todos ellos se les ha tendido un marco de impunidad como fue el caso, insisto, del sacerdote Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo y de cientos más, que bajo la sotana han ocultado sus aberraciones sexuales y han cometido crímenes contra niños indefensos que en su búsqueda de Cristo, encontraron el infierno en los propios templos a donde acudieron a buscar alimento para su espíritu católico.
 
Los escándalos de pederastia clerical los sabían todos, todo México, todos los medios de comunicación que se confabularon para encapsularlos y que no trascendieran, lo sabían los titulares de los poderes ejecutivo, legislativo y Judicial que se volvieron cómplices por omisión, pero lo sabían también los papas desde 1942 porque eran oleadas de violaciones tras violaciones de sacerdotes contra gente inocente que durante años intentaron hablar con los papas, buscando quizás más que justicia consuelo, dado que eran niños acólitos, y lo único que encontraron en esos intentos fue un silencio sepulcral cómplice, y solapamiento absoluto contra esos criminales que además, gozaban de poder político y económico en México.
 
Tanto Juan Pablo II como el actual papa Benedicto XVI afirmaron desconocer las conductas enfermizas de sus líderes eclesiásticos, pero el libro de José Barba, Alberto Athié y el investigador Fernando M González “La voluntad de no saber” contiene evidencias documentales de lo que todo mundo sabía: El Vaticano tenía conocimiento y registro del comportamiento criminal-sexual de Marcial Maciel desde los años cuarenta.
 
El libro que Random House Mondadori puso en circulación la semana pasada y se los recomiendo, por cierto, “La voluntad de no saber”, cuyo subtitulo es elocuente: Lo que si se conocía sobre Maciel en los Archivos Secretos del Vaticano desde 1944 muestran, con documentos incluidos, que la curia romana siempre tuvo información sobre la trayectoria delincuencial del fundador de los Legionarios de Cristo, pero que el Vaticano toleró y protegió.
 
Independientemente que el actual gobierno de la República esté haciendo todo lo posible por brindarle una visita tersa a Benedicto XVI, nadie augura que así pueda ocurrir, dado que el señor Joaquín Aguilar, quien encabeza el grupo y dirige en México La Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes, reveló a varios medios de comunicación este sábado 17, que ya entregó personalmente a la nunciatura la solicitud de audiencia con el papa, para exigirle justicia y castigo para los sacerdotes violadores mexicanos que siguen delinquiendo con toda impunidad, y que de no atenderlos buscarán el modo para que en algún acto público del prelado lo inquieran, con el consabido escándalo que generaría, por más que los medios de comunicación busquen ocultar dicha información.
 
Misión cumplida santo padre le dirá Felipe Calderón a Joseph Ratzinger pero, ¿a los cientos o miles de padres de las víctimas de todos estos curas pederastas que les dirán tanto Calderón como Ratzinger allá en Guanajuato?