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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
El lenguaje, el frío lenguaje de las cifras
Arturo Reyes Isidoro
29 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
Ciertamente, las cifras son frías, acaso aburren, pero son las que cuentan, las que en cuestión electoral determinan resultados y deciden triunfos y derrotas; con ellas se acaban rumores, pronósticos, encuestas, declaraciones triunfalistas. En Veracruz, en vísperas de arrancar mañana las campañas político-electorales, ¿cuáles son las expectativas para las elecciones del 1 de julio próximo?, ¿o en base a qué se pueden proyectar?

El pasado 16 de marzo, el diario Excelsior nos facilitó la tarea de investigar ofreciendo un parámetro para partir de él y contra el qué contratar dentro de tres meses y días, al dar a conocer en forma gráfica y escrita cuáles fueron los resultados, las cifras que arrojaron las elecciones presidenciales de 2006, jornada en la que, como nuevamente ahora volverá a ocurrir, nuestro estado fue uno de los diez más importantes del país por el número de sufragios que aportó al total nacional.

Vale la pena retomarlas. Luego del Estado de México y del Distrito Federal, Veracruz ocupó el tercer lugar en número de electores que acudieron a las urnas, con 2 millones 942 mil 364 ciudadanos, es decir, casi arañando los 3 millones de sufragios.


Pero lo verdaderamente interesante radica en que entonces, el PRI, llevando como candidato a Roberto Madrazo Pintado, se fue hasta el tercer lugar en la entidad al alcanzar solo 727 mil 638 votos, mientras que los candidatos del PRD y del PAN, Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón Hinojosa, respectivamente, se llevaron las mayores tajadas del pastel ciudadano alcanzando el primero una cifra de un millón 36 mil 494 sufragios y el segundo un millón 6 mil 676 votos. Fue una lucha muy cerrada entre el tabasqueño y el michoacano.

Otro dato digno de ser tomado en cuenta: en 2006 el padrón electoral del estado fue de 4 millones 875 mil 677 ciudadanos, de los cuales votó el 60.35 por ciento, y ahora el listado ha crecido a 5 millones 297 mil 180 personas y está por verse cuántas van a sufragar.

De entrada se me ocurre pensar que al responsable político priista de la entidad, el gobernador Javier Duarte de Ochoa, le gustan los grandes retos, por no decir que las emociones fuertes, pues asumió un desafío de grandes proporciones, si se toman como referencia las cifras de hace seis años: entregar al candidato presidencial de su partido, es decir, hacer ganar a Enrique Peña Nieto con un millón 800 mil votos, según lo escuché decir el año pasado durante una cena en la Casa de Gobierno, cifra que rebasa en más de un millón de sufragios a la obtenida en la pasada contienda que fue de solo 727 mil 638. Quizá se atrevió a hacer tal pronóstico tomando como base el resultado de la elección en la que él resultó electo gobernador hace dos años, con un millón 356 mil 623 papeletas a su favor.


Si se atiene uno a las encuestas que hoy se vienen publicando, el panorama es totalmente distinto al de 2006: se estima un triunfo holgado del priista Peña Nieto, un segundo lugar para la panista Josefina Vázquez Mota y un tercer lugar para Andrés Manuel López Obrador, aunque a mí no me resultaría nada extraño que al final éste se trepara al segundo lugar, pues ya se va viendo que la señora no tiene qué más ofrecer al electorado de lo que ya se le conoce y sus errores y los de su equipo de campaña la jalan a la baja.

Habrá qué ver cómo se mueven las cifras en el estado y si el PRI recupera la hegemonía que casi siempre tuvo en Veracruz hasta que lo derrotó Vicente Fox primero y luego Felipe Calderón. Algo que se puede afirmar es que este año por lo menos el tricolor rebasará en la entidad la ridícula cifra que alcanzó en 2006 y pienso que de todos modos el tricolor no se puede confiar sobre todo ante López Obrador.

Pero todo lo anterior por cuanto hace a la elección presidencial. Se prevé que el factor Peña Nieto jale a la alza la votación para los candidatos al Senado de su partido José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa y que éstos se alcen con el triunfo, aunque el panorama no pinta igual para los candidatos a diputados federales, nivel en el que se vuelcan las pasiones y salen a relucir resentimientos, agravios, cobros de factura, divisiones y hasta pleitos familiares. O sea, habrá voto diferenciado, votación en general favorable para al mexiquense y atrás de él para los Yunes priistas, y votación desfavorable para algunos candidatos a la Cámara baja.


Acaso previendo esto, el dirigente estatal del PRI, Erick Lagos Hernández, declaró el viernes pasado que su partido (quizá mejor debió decir que la dirigencia que encabeza) no le apuesta a los errores del PAN para ganar las elecciones. Hace bien, porque él mejor que nadie sabe que de arranque su alianza con el Partido Verde llevaba seis distritos en focos rojos, con toda la posibilidad de perder, y tres en amarillo o ámbar, donde si no se componen las cosas pueden sufrir también un descalabro. Según los reportes que han pasado quienes por parte del tricolor han estado recorriendo la entidad para medirle el agua a los camotes (quién sabe si los atiendan, como siempre pasa cuando los dirigentes se sienten muy seguros de su triunfalismo) los distritos que ahora tienen perdidos son Tantoyuca, Boca del Río, San Andrés Tuxtla y Cosoleacaque, y hasta ayer cuando hicieron cambios también se incluían Papantla y Martínez de la Torre, y los que están en riesgo son Cosamaloapan, si la candidata no concilia con su suplente con quien está peleada, Tuxpan, si no cuidan Álamo, pues la votación en ese municipio decidirá el resultado en cualquier sentido, y Xalapa, si la clase media, los no manipulables como los que viven en las colonias populares, sale a votar como lo hizo en 2010 cuando infligió una derrota al mismo candidato a gobernador pese al populismo de Elizabeth Morales.

Por eso Erick hace bien en no atenerse a los conflictos internos de los panistas, pues las previsibles derrotas, hasta ahora, no son porque el panismo esté fuerte, salvo en los casos de Tantoyuca y Boca del Río (distrito éste último donde también pesará que el candidato no es originario del lugar sino una imposición, un capricho, por lo que el alcalde Salvador Manzur Díaz, como responsable político de la cabecera de distrito, anda preocupadísimo pues a diario comprueba que el abanderado tricolor no levanta ni va a levantar), sino porque los candidatos del tricolor-verde son malos o no idóneos. Aunque tampoco se puede desdeñar el trabajo de activistas políticos panistas en algunos distritos como en el de Martínez de la Torre, donde Alba Leonila Méndez Herrera de todos modos hace imprevisible un resultado favorable para la nueva candidata de la alianza tricolor Verónica Carreón, pues tiene ya la plaza muy trabajada para la causa blanquiazul.

Pero hay que dejar que los números hablen de nuevo. En más de 90 días pero en menos de 100 estaremos dando el reporte. Mientras tanto, ¡ay nanitas!, a partir de esta media noche, que Dios nos agarre confesados ante el inmisericorde bombardeo publicitario y propagandístico al que estaremos sometidos.