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Columnas y artículos de opinión
Las elecciones y el sistema
Uriel Flores Aguayo
30 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
Las elecciones en México son caras y muy limitadas en sus fines de la participación ciudadana y la representación popular, se basan en la partidocracia, legislación a modo e instituciones que se han convertidos en verdaderos elefantes blancos. Ese es el contexto que explica porque cuenta más el dinero y la mercadotecnia que el perfil de los candidatos; alguien con muchos méritos y honorabilidad, hasta un santo, puede perder y hacer el ridículo ante cualquier malandrín. Por supuesto que cuenta la capacidad y la trayectoria de los candidatos pero, lamentablemente, no es el factor más determinante.

La política a la mexicana, igual a la veracruzana, tiene rasgos muy definidos y curiosos: es frívola y mediocre, es cuestión de compadrazgos y mentiras casi sin excepciones. Pero hay políticos que están dentro y otros que están fuera del “sistema”, por decirlo de alguna manera; hay políticos tradicionales, de los demagogos y uniformados con trajecitos de moda, y políticos renovadores, lamentablemente los menos.

Hay que responder al cuestionamiento sobre qué es el “sistema”, digamos los modos, las costumbres y los mecanismos en que se sostiene la actividad política. El “sistema” son los recursos públicos o de origen dudoso, el clientelismo, el uso electoral y faccioso de las obras y servicios públicos, el corporativismo, el intercambio de programas sociales por votos, la mezcla de chaquetas partidistas y de funcionarios, la desinformación y, cuando se ofrece, la guerra sucia. Basta con observar las poses triunfalistas y prepotentes de lidercillos de medio pelo, dinos o bebe saurios, para entender que atrás de su sonrisita está la protección del sistema. Lamentablemente muchas de esas prácticas están arraigadas y se han generalizado en todos los partidos políticos y en la clase política en general.


Ese tipo de elecciones, huecas y de regalos, y ese tipo de políticos, huecos y de regalos, pervierten dichas actividades, desnaturalizan a la democracia y anulan al ciudadano; lo vuelven masa amorfa y anónima, cliente agradecido, borrego e individuos despegados de la colectividad y del interés público. Salirse de esos esquemas y niveles de involución cívica y democrática es una tarea gigantesca, combativa y heroica, pero es la única ruta para hacer de nuestra vida pública un espacio útil, sano y decente.

Ganarle al sistema unas elecciones no es un asunto fácil, de cualquier día o un paseo en el campo. Los partidos o candidatos del “sistema” parten de un voto cautivo que, muchas veces, por sí solo ya les garantiza la mayoría de sufragios, aunque no hagan gran cosa, aunque sean impresentables. Sólo cuando se logra aumentan en 15 o 20 puntos porcentuales la participación ciudadana se crean las condiciones para ganarles; es la experiencia que hemos vivido en el país y en muchos lugares, entre ellos Xalapa. A mayor votación más posibilidades de que se rompan las cadenas y los marcos del voto controlado.

Igual que en la revolución de 1910 pero obligados por un sistema político atrofiado y en profunda descomposición la consigna es: “sufragio efectivo”. Nada más que, ahora, hay que hacer hasta lo imposible para convencer a la gente del valor social de su voto, porque no acepten el comercio de los sufragios, por que sepa que los regalos que le dan salen del presupuesto público, por que entienda que los funcionarios están obligados a realizar las obras publicas y que los programas sociales no deben condicionarse electoralmente. Si la gente más pobre entiende que la despensa que le dan por su voto, cuya duración es de unos días, significa poder y millones de pesos por varios años para esos personajes fantoches que se vuelven sus representantes. La consigna es: voto libre y secreto.


Recadito: este viernes 30 iniciamos en Xalapa la campaña del amor, la paz y dignidad.

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Xalapa Enríquez., Ver a 29 de Marzo del 2012