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Columnas y artículos de opinión
Critica ampulosa
Angel Lara Platas
3 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
Hoy la conocemos como Universidad Nacional Autónoma de México, pero su antecedente fue la Real y Pontificia Universidad de México, fundada en 1551 por Cédula Real, organizada con un formato similar al de la Universidad de Salamanca. Entonces solo habían las carreras de: Teología, Cánones, Leyes y Medicina; y Artes y Cátedras como carreras “menores”.

Esta institución fue la primera en ofrecer cátedras en el continente americano. En ella se formaron los propios doctores que conformarían el claustro universitario, así como los profesionales del periodo virreinal -clérigos, abogados, administradores y médicos-.

En septiembre de 1910 la educación media superior y superior mexicana se reorganizan y vigorizan con la inauguración de la Universidad Nacional de México, que reunió a escuelas nacionales fundadas a lo largo del siglo XIX -Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes- y a la recién creada Escuela de Altos Estudios.


En julio de 1929 la Universidad se convierte en autónoma con el nombre de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente es la más grande e importante de México e Iberoamérica.

La UNAM tiene como propósito primordial trabajar al servicio del país y de la humanidad, formar profesionistas útiles a la sociedad, organizar y realizar investigaciones, principalmente acerca de las condiciones y problemas nacionales, y extender, con la mayor amplitud posible, los beneficios de la cultura y la ciencia. Es la universidad con mayor reconocimiento académico en Hispanoamérica, así como también una de las más grandes y activas en materia artística. Se le considera parte indisoluble del proyecto de nación.

La UNAM está pagada con dinero de todos los mexicanos y sus principios básicos son la libertad de cátedra y de investigación. Está inspirada en todas las corrientes del pensamiento.


En 2007 fue declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, y en 2009 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Además es considerada como la mejor universidad de habla hispana y la quinta universidad más atractiva al turismo cultural en el mundo.

En sus aulas estudiaron tres mexicanos laureados con el Premio Nobel: Octavio Paz (de Literatura), Alfonso García Robles (de la Paz) y Mario Molina (de Química).
La Sala Netzahualcóyotl, en el Centro Cultural Universitario, es considerada una de las mejores del mundo por su belleza e ingeniería acústica.

El proyecto de creación de la Universidad fue propuesto por Justo Sierra en 1881, a fin de corresponder a la imagen de progreso y civilización que del país se quería forjar, con la intención de contrarrestar el problema educativo.


La UNAM es una de las instituciones más representativas de la nación mexicana. Es el proyecto educativo, científico, cultural y social más importante de México, y uno de los más significativos para la América Latina y el mundo iberoamericano en su conjunto.

La UNAM ha sido, en los últimos cien años, el modelo académico de muchas generaciones de estudiantes de diversos países y ha nutrido el ámbito Iberoamericano de los más influyentes científicos, humanistas, artistas, escritores, filósofos, políticos, y deportistas de México.

Solo algunos ejemplos: el poeta Juan Sabines, el futbolista Hugo Sánchez, el potentado Carlos Slim, el mejor periodista en la historia de México Jacobo Zabludovsky, los ex presidentes Carlos Salinas, Miguel Alemán y Miguel de la Madrid; Verónica Castro, Carmen Aristegui, Germán Dehesa, Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas, Julio Scherer, Carlos Monsivais, Carlos Fuentes, Javier Solórzano, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Federico Reyes Heroles; y millones más que han abrevado cultura y conocimientos del Ama máter.


Sorprende que sin el menor esfuerzo de investigación, el mundo de la enseñanza y el saber hayan huido entre los ojos y los dedos de doña Josefina, cuando en su Tesina escribe que la función de la UNAM era (pretérito) educar, pero “poco a poco fue convirtiéndose en una institución política, en un monstruo que alberga más de medio millón de estudiantes que lamentablemente no tienen (presente) ningún interés en su preparación profesional”.

La neta (coloquial), solo los rechazados podrían compartir esa ampulosa crítica.

Incongruente que a la misma silla en la Secretaría de Educación Pública, que ocuparon grandes pensadores mexicanos como Justo Sierra, José Vasconcelos, Plutarco Elías Calles, Jaime Torres Bodet, o el Veracruzano Jesús Reyes Heroles, se haya sentado alguien que ha abrigado la idea de privatizar la educación pública. Y peor aún: que el mismo asiento ahora lo ocupe (premio de consolación) quien recientemente reprobara como candidato panista al gobierno de Guanajuato (médico, por cierto).


¿Qué ánimo campeará el 1 de julio -en la soledad de la mampara-, de los que llevan tatuado el emblema de la UNAM, que consideren esa crítica como una afrenta?
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