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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Privado de inteligencia
Benjamín Garcimarrero
9 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
Gabriel Quadri, candidato presidencial del partido Nueva Alianza, se manifestó a favor de la privatización de las cárceles del país, con excepción de las que son ocupadas por reos de mayor peligrosidad.

La idea, explicó es que la iniciativa privada maneje las prisiones y sean operadas ex profeso por especialistas. Que se entregue mediante licitaciones a las mejores empresas.

Hubiera sido más inteligente sugerir la desaparición del sistema carcelario que, dicho sea de paso, es uno de los suplicios que sobreviven a la etapa medieval, establecida y auspiciada por la Iglesia, violadora sistemática de los derechos humanos, entre otras cosas.


El propósito original de las prisiones se ha cambiado a través de la historia. Pasó de ser un medio de retención para quien esperaba una condena, a ser una condena en sí misma.

La reclusión obedecía a diversas intenciones, la primera de ellas era proteger a la sociedad de los elementos peligrosos, digamos separar la fruta podrida de la fruta buena.

Otra intención fue disuadir al mal intencionado de cometer actos contrarios al interés social, circunstancia que me parece nunca ha tenido resultado, pues quien quebranta la ley, por lo general ni siquiera sabe que esa ley existe; primero por que es mas ignorante que un diputado, porque no compra la gaceta oficial, pues prefiera gastar en tacos, y porque cuando el hambre aprieta, lo mas rápido es saciarse aunque sea con lo mal habido. Hasta un voto se compra con un pollo.


La finalidad de recluir a un delincuente para re-educarlo, es también un mito aunque no deja de ser una buena intención, pues las cárceles hasta ahora son universidades del vicio en donde el Ejecutivo, de quien dependen, no se preocupa ni se molesta para saber como funcionan ni como se rehabilita a un sentenciado.

El encarcelamiento para acallar a los opositores políticos, hace tiempo que se acabaron, en Veracruz ese último reducto fue San Juan de Ulúa; por ahora no se sabe si hay otros porque los medios de publicidad no reciben embute al respecto. El silencio es mejor.

Otra finalidad que es que el presunto delincuente no huya o se sustraiga de la acción preventiva del Estado, es la que más o menos justifica el encarcelamiento, especialmente cuando se trata de delitos calificados como graves. A pesar de ello, lo peor es tenerle que decir a un inocente: “Usted perdone por los dos años que lo tuvimos encerrado, pero ya vimos que usted no fue”, esto se me hace mas grave que dejar libre a un culpable.


El uso de la prisión como pena en sí, inicia a principios del siglo XIX, cuando la moral tradicional exige la exclusión o amputación del reo de una sociedad que se siente ofendida; así fueron motivo de encarcelamiento indiscriminado los locos, los enfermos, los vagabundos, las prostitutas, etc. Por cierto la palabra “amputar” o sea cortar de la sociedad, valió la acuñación del término “puta” “puto” como una apócope de amputado o segregado del ámbito social.

Actualmente, la revisión de los “Derechos Humanos”, tardíamente porque desde 1789 se planteó en la Declaración Universal de los derechos humanos; pone nuevamente en entredicho la facultad del estado para atentar contra uno de los más sagrados y valiosos que es la libertad.

Se ha manejado, gracias a los eruditos y expertos, la posibilidad de substituir la pena de reclusión por otras como el servicio a la comunidad, multa, reparación del daño cuando es cuantificable, aplazamiento de sanción, confiscación de bienes y hasta uso de brazalete de localización; todos esos medios substitutivos de la privación de libertad.


Sin embargo a pocos se les ha ocurrido esa garrafal propuesta de cederle la facultad del Estado a la iniciativa privada. Habría que preguntarse, ¿Qué se van a convertir en hoteles de cinco estrellas?, ¿van a tener servicio al cuarto?; ¿Cuánto se le va a cobrar a cada reo por el hospedaje?

Seguramente que los del PANAL y la I.P. le van a aplaudir, pero si a esas vamos, también que hagan concesiones para la confección de moneda, producción de electricidad, portación de armas defensivas, legalización de la marihuana y cuantas cosas mas que ahora son exclusivas del Estado.

Si antes no había candidato a cual irle, ahora menos.