El 23 de febrero pasado, el presidente Felipe Calderón, que actúa abiertamente también como presidente del PAN olvidándose de su condición de jefe de Estado, mostró una gráfica frente a 800 consejeros de Banamex, que tenía como fuente la Presidencia de la República, donde mostraba que Josefina Vázquez Mota, la candidata presidencial de su partido, se encontraba a solo cuatro puntos de Enrique Peña Nieto. La información causó revuelo además de que se le consideró fuera de lugar y de momento, cuando estaba vigente la llamada veda electoral. De acuerdo con las versiones que se dieron, porque la reunión tuvo carácter de privada y la prensa no tuvo acceso, Calderón no lo mencionó por su nombre pero ubicó en el gráfico el nombre de Peña Nieto, de quien señaló que iba arriba pero se había aplanado y estaba a la baja; luego señaló el de Vázquez Mota, de quien expresó que estaba abajo e iba subiendo y se colocaba ya a solo cuatro puntos del puntero. Esa diferencia porcentual equivalía prácticamente a un empate técnico. Quien reveló la información, el consejero Eustaquio de Nicolás, aseguró que el Presidente “nos dijo que están muy parejos, que va a ser una elección muy reñida”. La respuesta de Peña Nieto entonces fue que Calderón cambiara de encuestadora.

 

Lo que entonces causó molestia tanto entre priistas como en perredistas por el aviloneo electoral de Calderón, hoy es un buen punto de referencia para ilustrar la drástica caída de la candidata y de su partido, lo que en parte es resultado del desastroso gobierno panista, del reposicionamiento muy en firme del candidato priista pero, sobre todo, del crecimiento real que viene teniendo el candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador. Porque poco más de un mes y medio después de aquel señalamiento del panista, Peña Nieto le sacaba ayer 24 puntos porcentuales de ventaja a Vázquez Mota –52% contra 28%– pero en cambio El Peje se acerca a la panista –28% contra 19%–, de quien está a solo 9 puntos porcentuales de diferencia. De acuerdo al traking (seguimiento) diario que realiza el periódico Milenio para medir las preferencias electorales, el 30 de marzo, cuando se acabó la intercampaña o veda electoral e iniciaron formalmente las campañas, el copetudo mexiquense arrancó con 34%, o sea que en pocos días se fue arriba con 18% más. Por su parte, el tabasqueño estaba el 31 de marzo en 11.8% y también en muy pocos días se fue arriba en 8%, lo que se puede tomar como un indicio de que está convenciendo a parte de los indecisos. Si las cosas continúan igual, no será nada raro que el panismo caiga hasta el tercer lugar en esta contienda.

 

Si el anterior es un panorama general nacional, en Veracruz les puede ir peor a los blanquiazules luego del desastroso y desaseado proceso electivo-selectivo de sus candidatos al Senado, que los ha mostrado como antidemocráticos, convenencieros, atracadores electorales, con los peores vicios, que dejan al PRI como una blanca paloma, con una candidata presidencial que va de tropiezo en tropiezo y a la baja, con candidatos a diputados federales poco competitivos y con una total falta de liderazgo, como bien apuntó Mauricio Duck Nuñez el pasado fin de semana: “Nos dieron tanta soga de democracia que esa misma soga nos acabó ahorcando, principalmente por la falta de liderazgos estatales y nacionales para poner un orden en el tema de la fórmula al Senado”.

 

Si señalé que en el PRI a Erick Lagos Hernández, el presidente del Comité Directivo Estatal, le falta dar un manotazo, dos, tres, para poner orden en algunos casos –en breve charla telefónica, me decía que eso no está en ningún manual ni lo maneja ningún teórico de la política; que eso ya no se usa; que ahora todo se resuelve con marketing político y con estrategia mediática, como si los asuntos prácticos, reales, de conflicto, se resolvieran en las páginas de los diarios o en las columnas periodísticas, como si en política no hubiera y seguirá habiendo reglas no escritas–, en el PAN estatal su dirigencia está muerta: ni antes, ni durante ni después su presidente Enrique Cambranis Torres ha salido a fijar su posición ante el conflicto interno, nunca ha salido a defender la legalidad beneficie a quien beneficie ni a reprobar ni a descalificar el cochinero electoral interno, nunca ha salido a reclamar ni a recriminar la injerencia de la cúpula nacional panista en una decisión que toca resolver solo a los blanquiazules veracruzanos, nunca ha dado la cara ante los medios para hacer sentir su presencia, nunca ha dado ni siquiera unos golpecitos con los dedos en el escritorio para que vean su autoridad, ha mostrado una total falta de combatividad (ya me imagino el PAN estatal en manos de Miguel Ángel Yunes Linares) y una grisura lastimosa, dando muestras de que no tiene carácter, opinión propia, que es un blandengue acomodaticio que solo busca conservar el hueso y estar en la nómina, indigno de presidir un partido con presencia nacional.

 

Si en Veracruz el PAN va a obtener algunos resultados será solo a punta de billetazos, total que el dinero no es suyo sino de los contribuyentes, pero el presidente Felipe Calderón lo mal utiliza impunemente. A los operadores políticos de los candidatos a diputados federales del PRI los tratan de comprar para que se pasen a operar para sus grises abanderados. Les ofrecen 20 mil pesos mensuales, verdaderamente tentadores al grado que algunos están a punto de sucumbir y no se duda que algunos lo harán. En algunos lugares, a los taxistas que no se dejen poner propaganda priista, pegatinas, les están ofreciendo cuatro llantas nuevas y un vale de gasolina. Van a tratar de comprar votos. En contiendas pasadas han llegado a pagar hasta 500 pesos por cada sufragio. Un mundo de dinero. Pero el ciudadano está cansado de los dos malos gobiernos panistas que llegaron, en mala hora, a la Presidencia de la República. No van a ganar.