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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
Educadores comprometidos con el cambio
Jorge E. Lara de la Fraga
11 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
“Luchemos para que nadie sea indiferente a un mejor devenir…”

Cuando estudiaba en la centenaria y Benemérita Escuela Normal Veracruzana me expresaban mis catedráticos que tanto el profesor como el sacerdote tenían una gran influencia en la comunidad, en el lugar donde les tocaba desempeñar su humanística tarea. Hace poco y con respecto al presente asunto, un amigo mío me reclamaba que ya los docentes no asumíamos nuestro papel transformador, que nos habíamos alejado de nuestra labor concientizadora en el entorno donde nos desenvolvemos, sin efectuar un análisis puntual de la realidad, ni señalar rumbos a tono con las circunstancias. Mucho menos proceder como elementos sensibles para solidarizarnos con los núcleos sociales desprotegidos, que en medio de sus angustias buscan afanosamente las soluciones para dignificar sus existencias. Lo anterior me hizo reflexionar en la gran tarea que como educadores nos corresponde en el ámbito social, terreno que hemos cedido en la mayoría de los casos y en donde se han aprovechado individuos sin escrúpulos para medrar con la tragedia humana.

 Los controles sindicales y la lamentable situación económica que prevalece en el país ha provocado en buena medida que el formador de las nuevas generaciones se enfrasque a superar su propia problemática y poco se identifique con los miembros de la comunidad para hallar soluciones a los requerimientos que demanda el pueblo mexicano. Independientemente de ello, los lazos de definición personal se estrechan y en este candente 2012, donde se acercan unos comicios históricos para la patria, todos los educadores conscientes y preocupados por el futuro debemos propiciar, en nuestra respectiva área de acción, un estado permanente de análisis entre la población civil para que como efecto de ello una ciudadanía vigorosa se vuelque en las urnas el próximo primero de julio. Los educadores debemos ser sensibles al cambio social que requiere nuestro país; entender que México tiene sus fortalezas, pero que tal riqueza está mal administrada y distribuida.


 Ameritan asimilar todos los maestros de las comunidades que urge un nuevo pacto social que propicie disminuir paulatinamente la desigualdad y que se demanda un liderazgo genuino que se atreva a poner en vigencia medidas audaces y urgentes contra los monopolios, la evasión fiscal y el enriquecimiento insultante de unos cuantos.

En esta primera década del tercer milenio resulta lamentable constatar que prevalecen prácticas corporativas en el sector educativo y que un buen número de docentes se subordinan a las disposiciones arbitrarias de los cacicazgos regionales y nacionales. Sobre el particular, provoca náuseas y pena que “pseudo formadores de conciencias” realizan tareas turbias durante los procesos electorales, que otros sean acarreados a reuniones para ofrecer su voto al o a los candidatos predeterminados por sus jefes. Ya es hora de romper con esas cadenas ignominiosas de sumisión; ya llegó el momento de la liberación de las personas subyugadas. Son momentos de decisión y de dignidad. Hagamos de México algo distinto, pero empecemos a cambiar desde cada uno de nosotros.

 A lo mejor estoy soñando un poco, pero aspiro a que en este 2012 el golpeado pueblo de México entienda de una buena vez que urgen transformaciones a fondo, que se ameritan políticas valientes para reencauzar el rumbo de la Nación. Que los connacionales no escuchen el canto de las sirenas televisivas ni vendan su conciencia al mejor postor. Atisbo en mi mente calenturienta a un magisterio vertical que guía a la gente hacia un Movimiento Progresista que se traducirá en el futuro inmediato en mejores condiciones de existencia para todos. Vamos todos con enjundia y con visión hacia una democracia participativa y a luchar con inteligencia contra la inseguridad, la corrupción y contra la impunidad.