Realmente no sé quién dijo o de dónde viene eso de “Ayúdate que yo te ayudaré”, que luego ha pasado a la tan repetida “Ayúdate que Dios te ayudará”. Pero lejos de enfrascarnos en elucubraciones de cualquier tipo, esta expresión creo que en nada ayuda a la Cruz Roja, porque por más que los integrantes de tan benéfica institución se ayuden y ayuden a los demás, ellos necesitan de nuestra ayuda. Así de simple.

Recordemos que el novelista español Mateo Alemán señaló que el socorro en la necesidad, aunque sea poco, ayuda mucho. Y, dijera el escritor británico Oliver Goldsmith, el mayor espectáculo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad; pero hay otro aún más grande: ver a otro hombre lanzarse en su ayuda.

Eso es lo que ahora, como cada año, la Cruz Roja nos solicita, tan sólo lo que podamos cooperar. “Tú eres la Cruz Roja. Por eso con tus acciones, seguimos creciendo”, es el lema de este año. Cierto: todos somos la Cruz Roja, en cualquier momento, no nada más en los momentos de desgracia.


Bien lo dijo José Martí, que ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad. Vaya, el refrán reza: “Un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero”. ¿O no?

El próximo domingo 15 de abril concluye la colecta de la Cruz Roja, no seamos gachos y cooperemos. No seamos como el señor ese que era bastante tacaño, que iba viajando en un avión y de pronto, el avión se estrella en la mitad de la selva. Entonces un socorrista toca la puerta del avión y dice:

-Señor, abra, somos de la Cruz Roja.


El señor responde:

-Gracias. Ya hice una donación la semana pasada.

Cooperemos cada vez que podamos, aunque se un pesito, de esos que pos así solito pensamos que ni nos sirve y lo dejamos en cualquier parte, pero a ellos mucho les ayuda.


Incluso, no les cortemos la vuelta ni los bateemos. Porque estaremos como el chiste ese que dice que están dos judíos perdidos en medio del mar en un bote de remos.

Llevan una semana sin comer ni tomar agua, cuando de pronto ven una lancha de rescate de la Cruz Roja. Inmediatamente empiezan a remar desesperados, pero en sentido contrario. Finalmente, la lancha los alcanza y los médicos de la Cruz Roja les preguntan: -¿Qué les pasa...? ¿Por qué huyen...? -Es que nosotros ya colaboramos...
Así que mejor a mocharse… Y ojalá nunca la necesitemos.

De cinismo y anexas


¿Tendrá razón David Brooks, en su artículo “Insomnio”, cuando dice que “hasta los multimillonarios más honestos confiesan que algo está muy mal entre lo que debería ser y lo que existe en este país [Estados Unidos]?”.

Brooks nos refiere que el financiero George Soros recientemente alertó, en entrevista con Newsweek, que “estamos enfrentando un tiempo extremadamente difícil, comparable en muchas maneras a los treintas, la gran depresión”, y que con ello pueden surgir “mayores conflictos de clase, disturbios en las calles y, con ello, mayor represión estatal, mucho en torno a la desigualdad económica”.

Y en México, ¿qué ondón? Ahí se ven.


Hasta la próxima
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